The Little Sakamaki

19- Princesa Desertada

Instintivamente la mirada cansada de la morena se dirigió a la puerta de su habitación, entrecerrando los ojos al verla cerrada, sintiendo cómo su espalda se ponía rígida cómo un poste al vislumbrar una sombra desconocida en la pared situada frente al gran ventanal de su habitación.

Lentamente viró su cuerpo para encarar al intruso con los labios apretados y el ceño ligeramente fruncido, dispuesta a gritar para que sus hermanos, si no estaban demasiado ocupados con la nueva inquilina de la mansión, acudiesen en su ayuda. Pero la voz se le quedó atascada en la garganta al encontrarse con el aquel chico de aspecto sereno y mirada dura.

- Tú eres...

- Recoge todo lo que puedas meter en la bolsa, ya - ordenó sin siquiera dignarse a presentarse, haciendo que la reticencia de Sayumi a obedecer a un completo desconocido aumentara, apretando sus labios en una leve mueca.

Mantener su paradero ocultó hasta que sepamos que no corre ningún riesgo.

Shu... pensó la moreno bajando la mirada a la mochila de deporte que el moreno había dejado caer sobre los pies de su cama, asintiendo levemente con la cabeza y el ceño fruncido antes de patear las sábanas para dirigirse a su armario, tratando de no hacer demasiado ruido y alertar al resto de la casa.

- ¿No preguntarás? - preguntó con cierta sorpresa el Mukami, cruzándose de brazos sin apartar la mirada de la esbelta espalda de la chica.

- Confío en Shu...si no ha aparecido ante tu llegada, es que sabe que estás aquí - contestó está con una afable sonrisa, devolviéndole la mirada antes de cerrar la bolsa, que rápidamente es tomada en un brazo por el moreno, enganchando la muñeca de Sayumi en su camino hacía la terraza.

- Entonces, confía - murmuró el moreno antes de tomarla de la cintura y saltar desde el borde de la terraza, haciendo que la morena enganchará sus manos en su cuello y cerrará los ojos con fuerza para evitar esa adrenalina provocada por el vértigo.

En pocos segundos se encontraban en mitad del jardín, dónde por fin pudo apoyar los pies desnudos sobre la tierra, girando el rostro hacía la fachada de la casa, asustada en parte de que sus hermanos se alertarán de la situación, pero ninguno se encontraba a la vista, salvo una cabellera rubia que abrió uno de los grandes ventanales, observando casi cauteloso, a la pareja. Sayumi no pudo más que asentir con decisión sin apartarle la mirada, antes de sentir cómo aquel nuevo vampiro, tiraba de su mano para echar a correr hasta la puerta exterior de la mansión.

Lo cierto es que era un sentimiento extraño, desolador, estaba abandonando el único hogar que había conocido, abandonaba a sus hermanos, ya no podría decirles lo mucho que los apreciaba, que sentía celos, ni ver la sonrisa victoriosa de Laito, o sentir las suaves regañinas de Subaru o Reiji restandole importancia al sentimiento. Tal vez...Aika me sustituirá tan bien...que tarden en darse cuenta de que mi cuarto está vacío...pensó la morena viendo pasar las calles desde el asiento de copiloto, dónde el moreno la había sentado.

Pero al mismo tiempo y casi sin poder explicarlo, un sentimiento de euforia casi mezclado con culpa le inflaba el pecho. No sabía a dónde iba, no sabía a quién se encontraría, ni en que condiciones la iba a tener aquel moreno desconocido. Pero de alguna manera, había empezado una nueva aventura que le provocaba una nerviosa sonrisa en los labios.

- Ruki -dijo de pronto el chico consiguiendo que Sayumi alzará la mirada rápidamente hacía él - mi nombre es Ruki, y...tengo la orden de no hacerte nada, ni permitir que mis hermanos te hagan nada - murmuró casi cómo si tratará de convencerse a si mismo, girando hacía el interior de un terreno privado.

-¿Tus...hermanos...? - murmuró notando de pronto cómo algún circuito hacía conexión de golpe, poniendo la espalda tensa y la mirada clavada al frente con las mejillas algo sonrosadas.