15- Nuevas Caras

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-Sayumi -dijo una voz en el fondo de la mente de la morena - ¡Sayumi! - gritó la misma voz haciendo saltar a la nombrada, que dejó caer su sándwich mixto sobre su obento.

-¿Ah? - preguntó la morena llevando su mirada a Kanato, que la había "secuestrado" para que comiese con él.

-Me estas ignorando -masculló con el ceño fruncido y la vista fija en el suelo.

-Go-gomenasai Kanato-kun...estoy un poco cansada por el cambio de rutina - murmuró la morena con una pequeña sonrisa, sabiendo que si le decía al pelimorado que llevaba rato sin prestarle atención, solo conseguiría un berrinche de magnitudes inimaginables.

-Si quieres puedes quedarte en casa, conmigo - dijo con una sonrisa, apretando el peluche que le hizo Sayumi entre sus brazos.

-N-no hace falta, solo debo acostumbrarme - dijo la morena con una risa nerviosa, mientras cerraba su obento, suspirando con suavidad y apoyando su cabeza en el hombro de Kanato, el cual dijo las palabras que iba a decir en la garganta, para observar de reojo a la chica con una agradable calidez en el pecho - Arigato...Onii-chan - murmuró Sayumi con una pequeña sonrisa.

-Sayumi...tu no...me abandonaras...¿verdad? - preguntó el chico con los ojos entrecerrados, apoyando su mejilla sobre la cabeza de la morena.

-¿Ah?¿Y eso? - preguntó la morena mientras se alzaba para observar al Sakamaki, que puso una mano sobre su sonrosada mejilla.

-Soy bueno contigo...y no te he mordido...por mucho que desee clavar mis colmillos en tú pálida piel hasta ver una expresión de dolor en tu grácil rostro...-murmuró con una sádica sonrisa mientras juntaba con delicadeza su frente con la de la morena, que tragó con los labios ligeramente apretados.

-Kanato-kun...tu no...me harías daño...¿cierto? - preguntó Sayumi notando como los dedos del pelimorado apretaban con cierta fuerza su antebrazo, hasta hacerla soltar un pequeño quejido.

-Hasta romperte - musitó con una sonrisa, provocando que un sudor frío se deslizase lentamente por la nuca de Sayumi.

-Tú, déjala - masculló una voz dura, que hizo alzar la mirada al pelimorado, que fulminó con la mirada a aquel intruso en la situación, provocando que la morena también alzase, mientras mantenía una mano sobre los fuertes dedos de Kanato, observando cómo un alto, desgarbado y castaño fulminaba al chico con la mirada arrogante.

-Largó de aquí - siseó el Sakamaki con los dientes apretados, casi similar a un animal que defiende su presa de otro carroñero.

-Como no la sueltes, tendrán que amputarle el brazo - dijo el castaño cruzándose de brazos con el ceño fruncido y un chasquido de lengua.

Probablemente si otra Sayumi se pusiese sobre mí conseguiría igualarlo pensó la morena pestañeando un par de veces, ignorando el ambiente entre ambos chicos.

En pocos segundos aquel mutante de dos metros, tenía en sus brazos a la morena, dirigiéndose al edificio mientras Kanato fritaba con cierta histeria, llamando la atención de los que también se encontraban en los jardines. Ahora que lo pienso...es uno de los chicos que estaban con él...pensó la morena mirando desde abajo al castaño, el cual ni la miraba, ni la prestaba atención.

-Etto...¿Podrías decirme porqué...? - preguntó Sayumi con los labios ligeramente apretados y con las mejillas sonrojadas al notar la mirada de algunos alumnos que habían en los pasillos sobre ellos.

-¿Preferirías quedarte con él y con un brazo roto? - preguntó irónico con una ligera sonrisa que mostró dos filosos colmillos, antes de girar en uno de los pasillos - además me lo pidió un amigo - murmuró casi para si mismo llamando por completo la atención de la morena.

The Little SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora