Xiao Zhan es un inseguro chef de comienzo que sólo busca una salida a la mala vida que lleva. Sin embargo, en esa búsqueda se encuentra con Wang Yibo, el chico con el cual aprenderá que el corazón puede volver a ser reparado para amar.
Wang Yibo es...
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Los meses transcurrieron con normalidad desde el punto de vista de Dilraba, quién, por alguna razón había estado tan absorta en pensamientos ajenos al trabajo, que no se dió cuenta que cuando caminaba, otra joven, evidentemente de menor edad que ella se le estaba acercando.
Su vista se posaba en la carpeta que cargaba, sin leerla realmente. No fue hasta que se sintió ser empujada que alzó la mirada, topándose con la expresión de mofo de Wang ZiXuan. —¿Qué desea?— Preguntó, fingiendo ser amable, porque la otra mujer no era mucho de su agrado.
Wang ZiXuan sonrió con levencia y burla a la vez. —¿Dónde está Yi? Fuí a su oficina pero él no estaba ahí.
—Es su día de descanso, es lógico que no haya nadie.— Mintió, realmente no era su día libre, sólo que el turno de su DiDi aún no comenzaba.
Soltó una casi imperceptible risa al momento en que vió el extraño gesto en el rostro de ZiXuan, la cual la miró con molestia. —¿Por qué te ríes?
Dilmurat dió unos cuantos pasos hacia una barra del lugar, poniendo ahí lo que cargaba, aún con su vista ahora albureadora sobre estas. —Me parece gracioso, y me sorprende que siendo la gran acosadora de mi hermano no se sepa sus turnos. Vamos, srta. Wang, déjelo en paz pronto.
La chica menor frunció el ceño por aquel esbozo de la doctora. —¿Por qué debería hacerte caso?
Sin mirarla, pronunció, encogiendo sus hombros. —Siempre la ha rechazado, incluso desde antes de haberle gustado alguien ¿Qué le hace pensar que ahora va a hacerlo? Además, a mi pequeño DiDi no le interesan las personas descaradas e insinuantes.— Volteó a ver finalmente a ZiXuan, sin esperarse para nada que esta, en cuanto hiciera su acción, le lanzara una gran abofetada que hizo que su rostro se inclinara hacia un costado por la fuerza ejercida. —¿Qué le pasa?
—¿Quién eres para dar por hecho lo que Yibo siente? ¡No puedes hacerlo! Pon los pies en la tierra
—Esa debería ser usted. Sea realista, tenga amor propio y deje de provocar peleas por alguien que, al final, no va a corresponderla.— ZiXuan alzó la mano en disposición a volver a hacer algo en su contra, pero ahora fue ella quien no se esperó que Dilraba finalmente olvidara su compostura, tomándole con fuerza la muñeca, arrojándola de vuelta. —Éste no es lugar para pelear por asuntos sin importancia. Váyase o llamaré a seguridad.
ZiXuan era de por sí alguien explosiva y escenérica, por lo que, sin importarle para nada lo que Dilmurat le había mencionado, se arrojó prácticamente a ella con intenciones de dañarla. Cosa que, al final no pudo hacer, puesto que la superior, aunque no hizo nada en su contra, fue quítada de ahí por el personal, y ella por otro hombre que aún no había visto correctamente.
Por órdenes del mismo Hospital, tanto la propia como el hombre fueron sacados con urgencia.
Cuando la femina se libró del agarre del contrario una vez estando fuera del lugar, y se volteó, frunció el ceño. —Xiang Tian ¿Por qué estás aquí? Te prohibieron hacerlo.
