章节 二十九

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Dos meses después

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Dos meses después.

En el último lapso de tiempo, cada asunto mejoró notablemente. Todo, de hecho.

Xiao Zhan, aunque en ocasiones llegaba a sentirse inseguro, Wang Yibo siempre lo calmaba. Habían vuelto a vivir juntos, tal como antes. No obstante, lo único que frustraba al castaño actualmente era que en pocas veces sentía tensión en su relación, y que su temblar en las manos al querer llevar a cabo una operación seguía presente.

Por el primer asunto no se preocupaba demasiado. Sin embargo, al momento en que leyó las notas de ZhuoCheng, toda su preocupación volvió —. ¿Qué? ¿Quieres que haga todo esto?

ZhuoCheng lo miró de mala manera, metiendo entre sus manos casi a la fuerza los post-it —.Tan apático, sólo házlo, ¿no dijiste que querías volver a ganarte el amor de Zhan? No sé para que quieres ésto, pero allá tú.

Wang Yibo abrió al azar el artefacto, leyendo la nota escrita ahí con voz exagerada —"Demuestra toda tu pasión para con él", "muéstrale tu fuerza aunque él también tenga", "haz que se sienta protegido", "ignóralo de vez en cuando para que sienta tu ausencia"—. Alzó la mirada a Cheng, quien se encogió de hombros. —Eso es grosero.

—Omite lo que creas necesario—. Indicó, girándose para irse al punto de encuentro que tendría pronto con HaiKuan. De hecho, era la oficina.

En cuanto llegó, un mohín adornó sus labios al no encontrar a nadie, pero no le molestó. Fue al sofá del lugar, sentándose con cuidado de no moverse demasiado por su herida en el estómago, dado que aún llegaba a sentir un ligero dolor si hacía algo brusco.

Más, a los pocos minutos de haberse acómodado, algunas fotografías enmarcadas en el escritorio lo hicieron ir en su dirección. Agarró una en específico, siendo ellos dos quienes eran reflejados en la misma, unos días antes de que fuera hallado por su madre en aquel entonces. Dejó ese recuerdo de lado, concentrándose en la foto, y sonrió con bobeza.

Dicha cosa fue cortada con drastidad cuando una pequeña palmada en su cabeza lo hizo voltear a su costado, viendo a su persona esperada. Lo siguió con la vista hasta que este se sentó frente a él, manteniendo su sonrisa en su rostro, la cuál aumentó más al instante en que Liu empujó hacia él una mediana caja, que fácilmente pudo reconocer como las envolturas de los pasteles.

La curva de sus labios se convirtió en algo incómodo al recordar la indicación por Dilraba —.Si sabes que no puedo comer esto, ¿verdad?

Liu HaiKuan golpeó su frente con su mano, maldiciendo entre dientes —. Oh, Dios, soy tan inútil. Olvídalo, lo haré de otra manera más adelante—. Se calló rápido, percatándose de que había hablado de más y el azabache lo miraba con duda.

Hello, Little Happiness.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora