Capítulo 18: Recuerdos

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Megan

¿Que... Donde estoy?

-¿Megan? ¿Megan donde estas?- canturreo dulcemente esa voz tan familiar. Me gire a ella, era mamá en mi pieza donde vivía antes. Se acerco a la cama y levanto las sabanas que caían tocando el suelo y ahí estaba una versión chiquita de mi misma

- ¡Ahí estas! ¿Que haces bajo la cama?- estiro su mano y temerosa la tome

-¡El cielo esta enojado mami!- chille- ¡No me gusta los ruidos que hace! ¡Y esta todo oscuro!- se acostó en la cama junto a mi. Me tapo hasta dejar mis brazos fuera de las sabanas. Un relámpago se vio desde mi ventana y cuando el trueno llego oculte mi cara bajo la tela que me cubría

-Así que mi pequeño ángel le tiene miedo a la tormenta y a la oscuridad- sonrió. Saque la cabeza a la superficie otra vez y ella empezó a acariciar mi pelo

-¿Te vas a quedar hasta que la tormenta pase?- pregunte

-Si...- acaricio mi rostro

-¿Lo prometes?- insistí

-Lo prometo, me voy a quedar hasta que la tormenta pase y ya no tengas miedo y voy a dejar esa luz prendida- señalo el velador a mi lado- Para que alumbre en la oscuridad y ya no temas- me dio un beso en la frente. La abrace fuerte sintiéndome a salvo 

Liam

- ¡Dame respuestas Tara!- exigí desesperado. De por si la paciencia no era mucho de lo mio, pero cuando se trataba de Megan sentía que estaba al borde de la cordura y la locura

-¡Se metieron en su mente Liam no es fácil deshacer eso!- Nicole había dibujado un circulo con sal  alrededor de Megan. Tara se acerco a mi mate al igual que su hija y unieron sus manos. Cerraron los ojos y Tara empezó a murmurar rápidamente el hechizo

Desesperación... Era lo único que podía sentir en ese momento

Megan

Seguía viendo fragmentos de recuerdos cada que volteaba a algún lado. Solo sabia que estaba en alguna oscuridad y cada que intentaba pararme del suelo un recuerdo me golpeaba

-Soy Megan- me señale- Ella es Cris- señale a una versión diminuta de Crista

-Soy Katia- sonrio- Vamos a ser buenas amigas- nos miramos con Crista y volvimos la vista a la pequeña pelirroja

-Okey- dijimos  a la vez

-Necesitamos apodos- llevo un dedo a su mentón simulando pensar- ¡Ya se!- señalo a Crista- vas a ser Cri y vos- me miro de arriba a bajo con los ojos entrecerrados- ¡Dios que difícil es ponerte un apodo con ese nombre! Pero ya se como voy a llamarte- sonrió- ¡Rory!- aplaudió feliz

-¿Rory? ¿Que es?- borro su sonrisa y volteo los ojos

-No lo se, creo que lo escuche por ahí- volvió a sonreír- Yo voy a ser Tita, porque bueno Kat es gato en ingles ¡Y yo no soy un gato!- tomo nuestros brazos y fuimos a jugar al pateo.

Dios con tan solo tres años Katia era tan... Imponente como su versión adolescente. Cerre los ojos con fuerza y cuando los abrí estaba en la primaria a la que asistí

-¡Mira Katia!- susurre- hay un chico nuevo- señale a un nene chiquito, rubio de ojos celestes. Su pelo estaba pegado en la parte de atrás y también estaba enredado

-¡Dios! ¿Que te paso?- pregunto Katia con completo descaro. El pequeño Will levanto la vista y con los ojos llorosos nos miro

-Unos chicos pegaron un chicle en mi pelo- sollozo y mi corazón se encogió

•••Mi Gran Secreto•••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora