"Quería darle alas. Aunque fueran alas de un demonio, quería que volara. La realidad, es que solo me engañaba."
Seúl. Brillante, ruidosa y ajetreada. Igual que muchas otras ciudades cosmopolitas del mundo, mantenía un estilo de vida moderno, con publicidades y canciones del momento que resonaban en los locales para atraer a sus clientes.
Y aún así, se sentía diferente.
No tenía el aire bohemio e irreverente de New York, como tampoco el encanto antiguo y romántico de Paris. Ni que decir de esa mezcla exótica que predominaba en Estambul, una de las últimas ciudades que había visitado. Rica en colores, cultura y gente interesante, pero que no había evitado que partiera en una nueva búsqueda que lo llevó finalmente ahí, a Seúl.
Cierto era que WooYoung llevaba un buen tiempo ahí, tal vez más de lo que había estado en cualquier otro lugar. Y como decía, no era porque se destacara precisamente por algo. Seúl tenía puntos focales bellos, como el río Han y sus palacios reales, pero no era por eso que seguía ahí. Tampoco por su gente.
Era simplemente porque, cuando WooYoung bajó del avión y pisó tierra firme, algo vibró en su pecho. Una sensación desconcertante; que había hallado por fin el lugar en el que debía estar.
El lugar que había buscado por tanto tiempo.
Era un conocimiento efímero, volátil, sin forma y certeza. Sin sentido ni razón, más que él sabía que ese era el sitio indicado. No había forma de definirlo mejor.
¿Por qué?, tampoco lo sabía.
O mejor dicho, no lo sabía hasta que lo vio a él. El desconocido íncubo que iba del brazo de HwaSa y que se negó a decirle su nombre. No le ofendía su actitud ni tampoco le extrañaba. Si era sincero, muchas veces en el pasado él mismo había obviado decir su nombre a otros íncubos, simplemente porque no le interesaban o no quería relacionarse con ellos. No le veía sentido.
Sin embargo, presentía que este no era el caso.
Aunque el íncubo intentó mostrar indiferencia, su cambio de actitud al verlo fue obvio; WooYoung percibiendo también el cambio en sí mismo. Por alguna razón que desconocía, ese íncubo le era familiar, nostálgico. Traía un sentimiento que activó todas sus alarmas y enfocó su atención completamente en él.
Quería saber quién era. Sobre todo, por qué generaba esa sensación de reconocimiento, la actitud reacia del íncubo, sin amedrentarlo.
No cuando, por fin, después de tanto tiempo en esa ciudad común, sentía en su interior que había dado con la primera pista. Esa que lo acercaba a comprender lo que le sucedía. De hallar lo que tanto buscaba.
Su instinto se lo decía.
Por eso, lo primero que debía hacer era conocer más a su objetivo. Su primera pista; el íncubo arisco.
Y quien mejor para comenzar su investigación que con la exuberante HwaSa.
En un inicio, la súcubo se vio reacia de entregarle lo que deseaba. Haciendo uso de su carisma y sus sonrisas, WooYoung fue doblegando su voluntad. Había sido un duelo entre dos sagaces demonios, donde las palabras bailaban a su alrededor, al igual que las miradas cargadas de misterio y erotismo, de seducción para hacer al otro caer. Al final, WooYoung no obtuvo el nombre del íncubo en cuestión, HwaSa era un hueso duro de roer, al igual que su lealtad. Sin embargo, si le dio información de otros lugares que frecuentaba con regularidad y que podía encontrarlo si lo que quería era hablar con él.
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Guilty Love [WooSan| +18]
FanfictionEl amor es estúpido, según WooYoung. El amor es todo, según San. Cuando WooYoung deja su existencia de humano para transformarse en íncubo, solo sabe dos cosas: sexo y que desea destruir a San. Y hará de todo para lograr su cometido. "Haré que gimas...