"Poco a poco, irás cediendo. No te darás cuenta y cuando lo hagas, ya será demasiado tarde"
Había aceptado. Había hecho un trato con WooYoung. El íncubo.
- ¿Qué está mal en mí? - preguntó San mirando al cielo, el ángel ya conociendo la respuesta desde antes.
Todo. Todo estaba mal en él.
Lo peor, es que en ese punto no estaba seguro si se estaba sacrificando al hacer ese trato para proteger a SeongHwa o realmente lo hacía por esa insidiosa lujuria en su interior que lo había empujado a los brazos de WooYoung y ceder ante todo lo que le ofrecía. Cosas prohibidas que él, como ángel, no tenía derecho a experimentar.
Con esto solo estaba corrompiendo aún más su alma pura. Lo sabía. Lo sentía.
Aunque no tan fuerte como en un inicio, la división aún estaba en su interior, el bien y el mal luchando, esa sensación atormentándolo de vez en cuando. Era una pequeña bomba de tiempo a punto de explotar, San preguntándose si esa sensación desaparecería a medida que estuviera más con WooYoung o solo aumentaría.
Aumentaría la lujuria en su interior hasta bajarlo totalmente del Cielo.
San tembló con solo pensarlo. Se sentía solo, presa de sus decisiones y profundamente perdido entre lo que estaba correcto, lo que sentía y provocaba WooYoung. Solo esperaba haber tomado la decisión correcta.
La menos dañina y perjudicial.
Una donde, tanto WooYoung como SeongHwa, salieran ilesos. Ese era su cometido, sin importar lo que le pasara a él. Debía lograrlo.
Con ese lánguido pensamiento, miró las puntas de sus dedos, esas que se habían ennegrecidos en los últimos años de lucha. Vestigios también de su propia oscuridad.
- ¿Por qué tan pensativo? ¿No te estás arrepintiendo de nuestro trato, o sí?
Cerrando los dedos en un puño, San volteó a verlo. Nuevamente se encontraban en ese tejado desde el cual tenía vista directa a la casa de SeongHwa. San había salido para despejarse, la oscuridad de la noche y el efímero brillo de la luna siendo buenos compañeros para sus pensamientos. Para darse un tiempo de reflexionar, la brisa entregándole un momento de paz, antes de hundirse en su miseria.
Todo calmo, hasta que WooYoung apareció, su oscuridad confundiéndose con la de la noche.
Tratando de calmar el retorcijón en su interior y no verse alterado completamente por su presencia, San se puso de pie.
- ¿Vienes por mí? – fue su contestación desentendiéndose de lo otro, WooYoung medio sonriendo.
A San no le gustaba esa sonrisa. No era sincera. O no del todo.
- Si, vengo a recogerte. ¿Listo? – consultó insidioso, su mano extendiéndose casi como una burla, San sabiendo que el demonio solo mostraba su usual carácter.
Aceptando sus decisiones, San tomó la mano contraria. Solo vio una fugaz sonrisa con rastros de sincera satisfacción, antes de verse envuelto en densas nubes negras que lo absorbieron igual que un agujero negro. Sintió su abdomen estrujarse ante la sensación, la oscuridad ahogándolo, asfixiándolo.
Cuando volvieron a materializarse, San cayó al piso de una, estremecido. Sus piernas temblaban y su boca se abrió para tomar una gran bocanada de aire.
WooYoung lo miró extrañado y algo similar a la preocupación atenazó su pecho por unos segundos al ver al ángel tirado contra esa suave alfombra de la elegante habitación, a la cual lo había transportado. Sin embargo, tan pronto el ceño de preocupación se formó en su rostro, tan pronto lo eliminó.
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Guilty Love [WooSan| +18]
FanfictionEl amor es estúpido, según WooYoung. El amor es todo, según San. Cuando WooYoung deja su existencia de humano para transformarse en íncubo, solo sabe dos cosas: sexo y que desea destruir a San. Y hará de todo para lograr su cometido. "Haré que gimas...