CAPITULO DOS

35 25 0
                                    



— No les pido mucho. — nos decía la maestra de fotografía mientras mordía el bolígrafo y nos analizaba uno a uno. — Solo quiero bonitas fotos como proyecto final.

— Pero es que es un curso recreativo, no una materia obligatoria de la escuela. — se lamenta una chica mientras se desparrama sobre el pupitre.

— Precisamente porque tienen tiempo libre es que les pido eso. — reafirma la maestra con paciencia. — Pueden tomar fotos hoy, con sus conocimientos básicos y al final del curso tomaran fotos bonitas porque será lo que yo les he inculcado. — deja el bolígrafo en el escritorio y checa su reloj de mano. — Es todo por hoy, pueden retirarse.

Todos nos levantamos y salimos del salón uno por uno, saco disimuladamente mi papel y veo que la siguiente clase es arte. Resoplo con fuerza y desciendo las escaleras porque el salón estaba en el primer edificio en el segundo piso.

Apenas llego al lugar, Celeste alza una mano para captar mi atención e indicarme que me siente a su lado, obedezco sin preocupaciones y ocupo el lugar continuo a ella.

— ¿Qué tal nuestras compañeras? — cuestiono con una sonrisa de medio lado. Mientras dejo mi bolso en el suelo.

— Bastante buenas, no me quejo de ninguna. Ya quiero que las conozcas. — me regala una sonrisa ladina.

La maestra llega unos segundos después y manda a todos a sentar. Y así el día transcurre en completa normalidad. Hasta la última clase obligatoria.

Estoy hablando con la Alemana cuando el profesor entra y pide que guardemos silencio, todos obedecemos a regañadientes y comienza su clase contándonos sobre la nueva película de acción entre dos "titanes" como él había dicho...

— ¿Qué team eres? — señala con su dedo a un chico rubio el cual eleva una ceja y se revuelve el cabello antes de responder.

— La lagartija gigante. — se encoje de hombros con una sonrisa triunfante. El profesor le devuelve la sonrisa y después busca nuevas víctimas con su dedo manchado de cátchup. Y adivinen, ese dedo chorreante cae sobre mí.

— ¿Qué team eres? — pregunta entrecerrando los ojos.

Supongo que, con la experiencia de respuesta de mi anterior compañero. Debería de ser lo suficientemente madura como para responder correctamente.

— El chango gigante. — sonrió mostrando los dientes y el profesor debe sujetarse al improvisado y pequeño escritorio para no caerse.

— ¿Cómo por? — exclama con ojos saltones.

Me encojo de hombros restándole importancia, es que me gustaba llevarle la contraria a las personas.

— ¡Reprobada! — escandaliza con cierta exageración.

— ¡No puede reprobarme! — vocifero de regreso y todos parecen perplejos ante mi reacción.

— Ah, ¿Me estas retando? — vuelve a entrecerrar los ojos y estoy por agregar algo más cuando Celeste se pone de pie señalando su reloj.

— Es hora de marcharnos. — exclama apresuradamente y todos se levantan como un rayo.

Aprovecho ese momento para levantarme y perderme entre la multitud –de diez personas- hacia la salida. El profesor, Erick parece no estar pasándola bien así que solo me limito a ignorar la mirada frívola que me dedica. Y todo por preferir a un estúpido mono.

— Sí que tienes agallas. — se ríe a mi lado Celeste una vez que salimos del pequeño edificio. Correspondo a su sonrisa y me encojo de hombros. — ¿Quieres ir por algo a la cafetería?

Conocerte En Primavera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora