CAPITULO SEIS

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— Creí que tenía poco aguante. — dice Celeste intentando hacer que Izan vomite en el balde de basura. — Pero ya me di cuenta de que acabo de coexistir con alguien que aguanta menos.

— ¿Me estas insultando?

— No, solo te estoy diciendo la verdad. ¿Qué opinas Freya?

Levanto la mirada de mis hojas donde escribía el ensayo de expresión creativa que Erick nos había dejado como tarea. Los sábados solo teníamos clases de deporte o torneos de videojuegos. Y sigo al pendiente de mi solicitud de ingreso a algún club extra. Ya que se saturaron y estaban en proceso de conseguir más profesores.

— Opinó que si no te vas a arreglar ahora tal vez se te hará tarde. — articulo volviendo la mirada a los documentos. Celeste mira su celular y después avienta el bote de basura y deja la cabeza (con el cuerpo) se Izan sobre la isla de la cocina. Se levanta de un salto y corre escaleras arriba.

Decido que el ensayo ha quedado relativamente aceptado y lo dejo de lado. Camino en dirección al pelinegro y le doy palmaditas en la espalda.

— ¿Y bien? ¿Cómo sigues?

— Quiero que me atropelle un camión de bonais y me dejé como sticker pegado al suelo, después de eso me apetece una cerveza bien fría que se lleve todos los recuerdos de mi maldito corazón roto. Y una pizza, en definitiva, necesito una pizza con cátsup para ponerle un bote entero y dejar que duela para que sane. — se lamenta y atrae a su pecho el bote de basura. Se toma unos segundos y después me mira directamente. — ¿Alguna vez te has enamorado? — me pregunta con cautela, entornando esos ojos verdes brillantes en el contorno redondo de mi cara.

Asiento con lentitud. — Dos veces.

— No creo.

Elevó ambas cejas, ¿está dudando de mi capacidad de sentir? No voy a mentir que mis relacionan anteriores no se sintieron como relaciones, nunca hubo una explosión de sensaciones, pero ¿Cree que soy un monstruo? La pinta la tengo, tal vez...

— No me lo tomes a mal, pero cuando una persona se enamora y ama de verdad. La mirada que emite es... — hace una pausa buscando en su diccionario de la mente una definición correcta. — diferente. El amor duele, Freya y sé que tú no te has enamorado porque no lo has sentido.

— ¿El amor duele? — trato de comprender a qué se refiere. El amor no debe de doler, por eso es amor. Que ridiculez.

— Duele más de lo que te imaginas. Y casi creo atinar a que no duele como lo piensas. — Izan se pone de un salto. — Debo de adelantar un par de tareas, de seguro eso me mantendrá ocupado. Pero te veré en la tarde, traeré mi corazón roto a un baile, la música y el alcohol prometen hacer estragos en mi cabeza... espero que los suficientes para hacerme olvidar de todo por lo menos un rato. — asiente dubitativo y se marcha a paso apresurado. Si lo vez en la calle, solo piensas que es un inadaptado a los que suelen llamar "Friki" pero en realidad es como un oso de felpa que le atraen los mismos chicos.

Increíble. Izan es un enigma.

— ¿Negro o dorado? — pregunta Celeste escaleras arriba y me saca de mi ensoñación. — ¡Freya!, necesito tu ayuda. — exige mi rubia compañera de cabaña.

— ¡Ya subo! — me dejo guiar por el sonido de su voz y me paro en el umbral de la puerta para ver cómo vuelan zapatos y vestidos del armario de madera improvisando que tienen todos los cuartos de habitación.

— El negro me hace perderme con la oscuridad y el dorado me hace parecer arbolito de navidad con las luces a punto de explotar, ¡No tengo nada que ponerme! — se tira dramáticamente a la cama y comienza a sollozar.

Conocerte En Primavera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora