CAPITULO VEINTIDOS

1 0 0
                                    




Hasta que media hora después, cuando el Sol está a punto de extinguirse y la noche amanezca con caer soltando una brisa fresca, un poco más de lo usual para ser primavera... vemos a nuestro salvador. Un tráiler lleno de pollos se frena cuando Az y Lev se ponen delante para arrastrar a Benito fuera de la carretera.

—    ¿Qué hay? — se acerca pacíficamente uno de los chicos cuyo nombre desconozco. — ¿Puedes llevarnos al centro de la ciudad? Te daremos...— hace una pausa porque no contamos con mucho efectivo, solo el necesario para la entrada y unas bebidas. — No tenemos nada que ofrecerte. — se voltea apenado.

—    No pensaba cobrarles. Ya es tarde y pronto saldrá la joven del lago, no es buena idea que permanezcan en la intemperie. ¿puedo preguntar que hacen aquí?

—    Con gusto le responderemos todas sus inquietudes. — el chico pelinegro abre la puerta y se sube de copiloto, ¡Buena estrategia!

—    ¿Señora del lago? — me atrevo a preguntar.

—    Oh, si ya saben...la leyenda. Había una joven que se enamoró perdidamente de un joven apuesto que emanaba ese aire enigmático y peligroso que atrapa a todas las mujeres, la joven pensaba que los sentimientos eran genuinos y que podrían empezar una relación amorosa...hasta que el joven apuesto la mato para consumir su alma y seguir siendo joven y bello. Sin embargo, la joven nunca se percató de que estaba muerta y cada día regresa al mismo lago a cortar flores y esperar a su amado. — no había terminado de contar su relato cuando la mitad de mis compañeros ya estaban abordando el camión con pollos.

—    Será mejor que subamos. — Archie me toma del brazo.

—    ¿Podría bajarnos en la Interestelar 55?

El señor canoso de mediana edad y dientes amarillos asiente dedicándome una sonrisa, se coloca su gorra hacia atrás y espera con paciencia a que Archie, Az, Celeste y yo abordemos la camioneta llena de... estos no son pollos.

—    Al parecer están a punto de dormir, solo no hagan ruido si no quieren terminar como...—un moreno, cuyo nombre tampoco conozco señala con la cabeza a Benito quien esta acostado hacia arriba como una estrella de mar dejando que las gallinas y gallos le picoteen todo el cuerpo, tiene cerrado los ojos y balbucea cosas inentendibles.

—    Debemos ayudarle. — le susurro a Archie y este niega.

—    No voy a meter las manos para sacar a Benito de una manada de gallos, son grandotes y mortíferos. ¡Pueden comerme! — susurra/grita y me muerdo el labio para no comenzar a reír.

—    Oh vamos, sobreviviste a una ardilla ¿Qué pueden hacerte las gallinas? — e inmediatamente que comente eso el karma vino a mí. El camión se puso en marcha y las gallinas pusieron todos sus sentidos alerta. Comenzaron a analizar su espacio y todos (excepto el chico que se fue de copiloto y Benito) nos hicimos bolita en una esquina, atemorizados por las feroces creaturas que hacían guardia para comernos ante el más mínimo descuido que presentáramos.

Nuestra respiración se volvía irregular, teníamos que mantenernos agarrados los unos a los otros porque el camión se tambaleaba debido a los baches que pasaba. Permanecíamos en silencio y casi parecía que lograríamos salir ilesos cuando el celular de alguien –y por alguien me refirieron al chico pelinegro que tiene una fijación por los audífonos – comenzó a sonar con la canción de Songbird de Oasis una melodía bastante agradable que te hacia mover el esqueleto, claro te exceptúa si eres una gallina o un gallo. Y es ilógico por el nombre de la canción, pero bueno, en fin.

Un gallo nos puso en la mira y se acercó a nosotros. Celeste chillaba mientras intentaba subirse a la espalda de Az y este le ponía manotazos certeros para que no se subiera en él, a los demás no podía analizar porque estaban a mis espaldas.  El gallo giro su cabeza y nos analizó. Parecía pensar y juzgar ¿Merecíamos vivir o no?

Conocerte En Primavera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora