Capítulo 3: Subteniente Mark

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Martes 9 de marzo de 2021
131 días antes de...

N O V A

Siempre he tenido claro todo en mi vida. Desde el inicio. No hubo momento en el cual titubeara a la hora de elegir mi camino y mucho menos a la hora de saber cuál era mi destino. Claro estaba, siempre lo estuvo.

Todo momento estuvo planeado en mi mente, como un boceto que debía pintar a cada paso que daba. Jamás llegó el día en el cual me cuestionara a mí misma por mis acciones, todas aquellas siempre se regían por mi moral y ética personales.

Decidida, siempre luché entre cada obstáculo que me ponían en frente. Los "no podrás" "eres mujer" "las mujeres no están hechas para esto" "mejor quédate en casa y estudia algo más" nunca me frenaron.

Aquellos que miraban mi determinación como un juego de niños siempre terminaron de la misma manera: mirándome desde abajo, viendo como yo subía y ellos descendían. Jamás di un paso atrás, nunca dejé que aquellas palabras vacías, carente de sentido y lógica, y llenas de prejuicios sociales afectaran mi destino.

No dejo hilo sin atar, no dejo boca sin callar, no dejo gente sin pisar y juicio sin ganar.

Porque la vida de las mujeres es así, es una lucha constante contra todo aquello impuesto sobre nosotras. Y, a mi parecer, no hay nada más placentero que romper con todas las normas sociales y pisar con mis tacones las injusticias.

—Abogada Lloyd, ¿tiene algo más que decir antes de que la sesión termine? —el juez alza la voz, desde su estrado, haciendo que todos en la corte guarden silencio al instante. Siento la mirada de todos los presentes en mí.

Me levanto de mi asiento girando un poco la cabeza hacia mi clienta, la cual me mira esperanzada. Sus ojos, que cargan un gran miedo, me gritan que los ayude. Su dolor se siente en mi cuerpo como si fuera el mío.

"Nunca debes conectar con tus clientes, Lloyd. Ellos van a ti por ayuda, no por amistad o compasión. Debes defenderlos porque es tu trabajo. A la mayoría de los abogados nos dicen eso en la escuela de leyes. No involucrar los sentimientos personales con el caso que estés defendiendo. Dejar de lado la humanidad es la mejor arma para un abogado."

Jamás le hice caso a ese profesor.

Mi mejor arma es involucrarme en ellos. Sentirlos, conectar y apoyar. Si no conectara con una clienta, ¿cómo carajos podría defender su caso? Para mí no es un caso pasajero, no es dinero para mi bolsillo y no es el estatus de ganadora. Para mi cada clienta es una persona, no un papeleo.

—Tranquila —digo, tratando de calmar los nervios y miedo que mi clienta transmite.

Vuelvo a mi papel, camino midiendo cada uno de mis pasos. Miro al abogado de la "víctima" y le giñó el ojo. Me paro frente al juez, alzo mi mentón, y uso mi voz como un arma letal.

—Sí, señoría. Tengo algo más que agregar al caso antes de que todos los presentes aquí tomen su decisión —me doy la media vuelta y miro al público en la sala—. Como todos ya han escuchado este caso deberán saber muy bien que el señor Bratt demanda a su ex esposa para quitarle la custodia de sus hijos por "maltrato" y pide que esta se encarcelada por lo mismo. ¿Es así? —mi voz es dura, segura y recta. Todos en la sala se miran confundidos ante mi pregunta.

Veo de reojo como el abogado contrario se levanta de su asiento y predigo lo que por su boca saldrá.

—¡Señor, no tiene ningún sentido lo que la abogada Lloyd está hablando! ¡No está agregando nada más al caso! —grita.

—¡No sea impaciente abogado John! —alzo la voz, sin moverme un milímetro de mi lugar. Giro mi cabeza y miro fijamente a pestilente abogado y la mierda de hombre que tiene al lado—. Justo a ese punto iba a llegar.

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