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Ya era de mañana, Sunoo estaba demasiado nervioso, se colocó su uniforme y espero a Ni-ki en el auto y finalmente partieron.

- Cuando terminemos ¿Te gustaría ir a mi casa? - volteó hacia el menor y lo vio muy nervioso y angustiado.

- He? digo... s- si, me gustaría ir.

- Oye, tranquilo - tomo su mano - Es muy difícil esto, por que yo también pase por eso, pero no te angusties, todo saldrá perfecto, además estaré ahí - dijo con voz suave.

- Tengo mucho miedo, que pasa si me equivoco en el discurso y me humillo frente a todos.

- Eso no pasara, te lo prometo - beso su mano y sonrió.

En menos de 10 minutos ya estaban parados frente al escenario, Sunoo se tuvo que ir para prepararse y Ni-ki tomo asiento entre los de adelante, mientras esperaba, se puso a leer un libro y las luces se apagaron, el telón se abrió, una luz se prendió y señalo a la directora, esta comenzó a decir algunas palabras y los alumnos comenzaron a llegar de uno en uno, recibiendo su diploma y un ramo de rosas cada uno, cada maestro dio un pequeño discurso y finalmente llegó el turno de Sunoo.

- el menor se paro y comenzó a recitar su discurso - Hoy será un día importante para nosotros, hoy daremos un gran paso en nuestras vidas, alcanzaremos nuestros sueños y metas... - se quedó en silencio y vio al rubio quién le hizo una seña para que continuara - Finalmente llegó la hora de comenzar nuestro futuro, de soñar en grande, pero sobre todo... de disfrutar. Agradezco a cada uno de ustedes, que con mucho esfuerzo logramos estar aquí, espero que sean felices - hizo una reverencia y todos le aplaudieron y felicitaron, se retiró y finalmente terminó la ceremonia, se fue a buscar al rubio y este lo esperaba en el auto con un ramo de rosas, un enorme peluche y muchos bocadillos, varias notas entre los bocadillos y una carta para él - Como te dio tiempo de hacer todo eso?

- Es un secreto, ahora eres todo un adulto, toma - entrego el ramo y el peluche - Lo hiciste muy bien, estoy orgulloso de ti cachorrito.

- Gracias Ni-ki, de verdad gracias - abrazo al más alto - Atesorare este recuerdo por siempre.

- Iré a todos los lugares en los que aparezcas tu.

- Am, Ni-ki ... - se separo del rubio y lo miro fijamente.

- Si?

- Todos estos meses que llevamos conociéndonos me han servido para darme cuenta de algo.

- A que lleva todo esto? - lo miró serio.

- Yo... yo te amo Ni-ki... te amo. El primer día que te vi, todo de ti me gusto, tu forma de ser y tu peculiar amor hacia el café me gustaron, quiero estar contigo.

- lo miró algo confundido y después suspiro - 

- Qué pasa? ... n- no te gusto?

- No es eso, nadie en mi vida se me a declarado, ni tampoco hizo que mi corazón se acelerara tanto como tu lo haces, ni mucho menos hacerme sentir esas mariposas en el estómago, o hacer que me aferre a el. Tu fuiste el único que logró hacerme sentir todo eso - Se arrodillo al menor y tomo sus manos - Me darías el privilegio de estar contigo?

- ¡Sí! claro que sí - el rubio sonrió y cargo al menor.

- Me haz hecho el hombre más feliz del mundo cachorrito, te prometo que te protegeré y amaré por siempre - bajo al menor y este lo jalo por la corbata, dándole un beso, a lo que este correspondió tomándolo por la cintura agachando un poco su cabeza para mejor comodidad del más bajo, se separaron y se miraron con amor - Uff, haz eso más seguido, ahora quiero proponerte algo.

- Qué cosa?

- Vente a vivir conmigo.

- Tan rápido.

- Cuanto más vamos a esperar, quiero estar contigo, por favor.

- Bueno, pero tendrás que ayudarme, anda que ya quiero estar ahí.

Los dos tan rápido como llegaron, comenzaron a empacar sus cosas, se fueron al auto y finalmente partieron, en  cuanto llegaron comenzaron a dejar las maletas en la sala, terminaron exhaustos pero felices.

- Esta es la última caja - el rubio la puso encima de otra y sintió un jalón en su camisa, llevándolo hacia el rostro de Sunoo.

- Cielos, tengo el novio más guapo y sexy del mundo. Me pregunto si lo puede demostrar - mordió su labio inferior y contrario lo puso sobre la pared, quedando el acorralado.

- Te lo puedo demostrar.

- Quiero verlo - lanzo una mirada retadora y el rubio no se resistió más y beso sus labios, el menor puso una pierna en la espalda del mayor y el contrario lo cargo sin separarse de aquellos labios esponjosos y suaves, se dirigió al cuello de este mientras lamía y daba uno que otro chupetón dejándole unas cuantas marcas de un tono rosado. Sunoo disfrutaba de aquella sensación y después comenzó a desabrochar los botones de su camisa, quito la corbata y luego la camisa, acarició sus pectorales y luego recorrió su abdomen bien marcado. No pasaron ni dos minutos, cuando ya se encontraban en la cama siguiendo con sus besos, haciendo llenar la habitación de gemidos y una que otra vez recitando sus nombres. Finalmente terminaron dormidos entre sábanas llenas de fluidos y sus cuerpos desnudos, abrazados el uno al otro. 

𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐬𝐨𝐦𝐛𝐫𝐚𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora