Nara Vasilakis, tiene 17 años y vive una vida pacífica en la ciudad de Woodsboro. Todo va muy bien: tiene padre cariñosos, amigos, un novio que le ama y no puede quejarse de sus calificaciones en la escuela.
Con todo, la vida le trata bien.
Sin emba...
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Estabas apoyada contra la encimera, girando tus anillos alrededor de tu dedo, esperando a que tu desayuno estuviera listo.
El aroma de los granos de café en preparación llenó la cocina donde estaba parada sola.
Miraste el reloj que estaba colgando justo encima de tu cabeza. Eran las 7:15, por lo que todavía tenía más de una hora para llegar al campus de la escuela.
No tenías ninguna intención de saltarte clases. Tenías buenas notas y querías mantenerlo así. No se puede decir lo mismo de algunos de tus compañeros.
Actualmente llevabas una camiseta roja que se pegaba muy bien a tu figura. Tus jeans bootcut acentuaban tus piernas y usaste algunos accesorios simples para completar tu atuendo del día. Sencillo, pero sexy.
Apagando la estufa, tomó los huevos fritos y los puso sobre la mesa de la cocina antes de caminar hacia la máquina de café y verter un poco en su taza que tenía impresa una imagen aterradora de Michael Myers.
Eras un nerd de las películas de terror de principio a fin, amando cada parte de lo que tenían para ofrecer.
Estabas sola en la casa como de costumbre. Tus padres eran personas ocupadas, pero te amaban y siempre estaban ahí para ti cuando los necesitabas.
Después de terminar tus huevos y café, pones la taza y el plato en el fregadero y te diriges al vestíbulo donde tu bolso estaba listo, esperándote.
Lo levantó y se lo echó al hombro, abriendo la puerta y cerrándola detrás de ella nuevamente para bloquearla y poner la llave debajo de la alfombra.
Era un hermoso día. No hacía demasiado calor, pero tampoco mucho frío y el cielo estaba despejado, el sol brillaba sobre ella mientras comenzaba su caminata hacia Woodsboro High.
La escuela estaba a unos diez minutos a pie de tu casa, por lo que estabas agradecida. Era una escuela de pueblo pequeña perfecta, antigua y encantadora, con estudiantes yendo y viniendo, moviéndose.
Hoy, nada parecía inusual, a excepción de los seis coches de policía, cuatro camionetas nuevas, cámaras con destellos y multitudes de personas. Apenas se podía ver el edificio debido a la conmoción.
Frunció el ceño, dándose cuenta de que algo grande debió haber sucedido. Cuatro reporteros diferentes se pararon frente a cuatro cámaras diferentes, todos dando informes de noticias diferentes.
Pasaste por delante de un policía de guardia. Con su interés en su punto máximo, se detuvo ante el primer reportero que vio; la única Gale Weathers.
Su rostro inteligente se vio ensombrecido por una sonrisa llamativa y una melena masiva de cabello mejorado químicamente.
Verla te hizo encogerte internamente y te abriste camino entre la multitud para encontrar a tu grupo habitual de amigos que estaban en el mismo lugar de siempre, holgazaneando en una de las muchas fuentes de piedra esparcidas por el campus.
