Nara Vasilakis, tiene 17 años y vive una vida pacífica en la ciudad de Woodsboro. Todo va muy bien: tiene padre cariñosos, amigos, un novio que le ama y no puede quejarse de sus calificaciones en la escuela.
Con todo, la vida le trata bien.
Sin emba...
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Los estudiantes estaban sentados alrededor de las mesas al aire libre almorzando.
Estabas con tu pandilla habitual formada por Sidney, Billy, Tatum y Stu.
Al otro lado de la mesa estaba la quinta rueda, Randy. Era un bromista ingenioso que elevaba al friki a la frialdad.
Eras cercana a Randy. Trabajaba en la tienda Blockbuster a unas cuadras más abajo y siempre ibas a alquilar una película. Tu amor por ellas lo convirtió instantáneamente en un gran admirador de ti.
"¿Cazar?" Tatum cuestionó. "¿Por qué preguntarían si te gusta cazar?"
Stu tiró de sus hombros hacia arriba descuidadamente, sacando algunos mechones de cabello al azar de su rostro. "No sé. Simplemente lo hicieron."
"Porque sus cuerpos fueron destripados", respondió Randy con una pequeña sonrisa exagerada, el conocimiento dado hizo que tus ojos se entrelazaran con el resto de tu comida.
Ahí se fue tu apetito.
"No me preguntaron si me gusta cazar", se entrometió Sidney. Pasaste la lengua por el interior de tu mejilla pensativamente. Tampoco te preguntaron eso.
Stu soltó una risita audible con una mueca devoradora de mierda. "Porque no hay forma de que una chica los haya matado".
"Eso es tan sexista. El asesino fácilmente podría ser una mujer. Instinto básico..."
"Eso fue un picahielos", señaló Randy hábilmente. "No es exactamente lo mismo."
"Sí", reflexionó Stu, mirando a Tatum. "Casey y Steve estaban totalmente vacíos. ¡Se necesita un hombre para hacer algo así!"
Echó un vistazo a su sándwich casi intacto y pronunció en voz baja, casi para sí misma. "¿Cómo destripas... a alguien?"
Todos los ojos se volvieron hacia ti y se instaló un silencio serio.
"Coges un cuchillo y cortas desde la ingle hasta el esternón", respondió Stu, aturdido, sacando la lengua de la manera típica de Stu mientras hacía un movimiento dolorosamente obvio con las manos que hizo que tu estómago cayera directamente al suelo.
Realmente no necesitaba tanta información.
Toda la mesa puso los ojos en blanco. "¿Qué? Ella preguntó... ¡Oye!" Tatum golpeó su costado.
Apenas te diste cuenta de que Billy había dejado su lugar en la mesa para sentarse a tu lado y serpentear con su brazo alrededor de tu cintura para tirarte con fuerza a su lado.
"Se llama tacto, idiota," siseó Billy, acariciando tu brazo con dulzura. Sacó algo del bolsillo de sus jeans y te lo tendió. "¿Chicle?"
Lo miró por debajo de las pestañas, arqueando la ceja ante la extraña oferta. "Claro."
Sacó un trozo del paquete, lo desenvolvió y lo deslizó en su lengua mientras lo metía en su boca.
Practicar qué tan grandes podrías hacer burbujas pareció distraerte lo suficiente como para apartar el comentario de tu mente por ahora.
