Nara Vasilakis, tiene 17 años y vive una vida pacífica en la ciudad de Woodsboro. Todo va muy bien: tiene padre cariñosos, amigos, un novio que le ama y no puede quejarse de sus calificaciones en la escuela.
Con todo, la vida le trata bien.
Sin emba...
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"¿Estás segura de que puedo quedarme? Mis padres no volverán hasta el domingo".
El sol se hundía hacia el horizonte, creando una bonita mezcla de colores naranjas en el cielo. Era pasada la tarde y estabas hablando por teléfono con tu amiga Tatum.
"No hay problema. Te recogeré después de la práctica", la voz de Tatum llegó al otro lado del teléfono. "Estaré allí a las siete."
"Nos vemos, Tate."
Colgó, tomando asiento frente a su ordenador para encenderlo. Te sentabas frente a él solo mirando la pantalla azul, tu propio reflejo mirándote fijamente.
Algún tiempo después descendiste las escaleras, tus brazos cargando una muda de ropa, maquillaje, cepillo de dientes y otras cosas.
Querías quedarte en casa de Tatum porque... Bueno... Con los asesinatos recientes, no querías quedarte sola en la casa.
Infantil, ¿verdad?
Tus padres estuvieron de acuerdo de inmediato. Parecieron aliviados cuando les contó sus planes.
Abre el armario del pasillo y saca una pequeña bolsa de viaje del estante superior. Pasando a la espaciosa sala de estar, lo cargó, antes de dejarse caer en el sofá y presionar el control remoto del televisor, la cara de un reportero de noticias se desvaneció de inmediato.
'Toda la nación se sorprendió por los asesinatos de adolescentes en Carolina del Norte que sucedieron ayer...'
Pulsaste un botón, cambiando de canal.
'La Oficina de Investigaciones del Estado ha unido fuerzas con las autoridades locales para ayudar a atrapar lo que el gobernador ha llamado el más atroz...'
Apagaste la televisión y dejaste caer la cabeza sobre el cojín. Quizás podrías ver una película de Terror.
Claro, era una decisión completamente extraña considerando que te ibas a casa de Tatum porque estabas asustada, pero bueno, mantendría tu mente ocupada hasta que ella llegara.
Tus ojos se dirigieron al reloj de la mesa auxiliar. 5:45 p. M. Suspiró y se levantó para buscar una cinta aleatoria para reproducir y ponerla, encendiendo de nuevo el televisor.
Debes haberte quedado dormida en algún momento durante la película porque cuando volviste a abrir los ojos, el reloj marcaba las 7:20 p.m.
Como si fuera una señal, sonó el teléfono a tu lado. Saltaste y lo agarraste, la voz de Tatum resonando una vez más.
"La práctica terminó tarde. Estoy en camino."
"Son más de las siete", señaló sin rodeos.
"No te preocupes. Casey y Steve no murieron hasta pasadas las diez."
Pusiste los ojos en blanco. "¡No estoy preocupada, idiota!"
"Lo que digas, Nara. Adiós". Colgó el teléfono y tenías la intención de volver a colocarlo, pero inmediatamente volvió a sonar mientras aún estaba en tu mano.
