Nara Vasilakis, tiene 17 años y vive una vida pacífica en la ciudad de Woodsboro. Todo va muy bien: tiene padre cariñosos, amigos, un novio que le ama y no puede quejarse de sus calificaciones en la escuela.
Con todo, la vida le trata bien.
Sin emba...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Una fina capa de nubes enmascaraba la luna llena, llenando su dormitorio con una tenue luz azul.
Sentías como si hubieran pasado horas desde que comenzaste a mirar al techo por encima de ti. Y probablemente lo había sido. Te acostaste en tu cama, cansada pero no lo suficientemente cansada como para quedarte dormida.
Suspiró y dejó que sus pies la empujaran fuera del suave colchón.
Al encender el interruptor de la luz, vio su reflejo en el espejo de cuerpo entero mientras escuchaba el viento afuera levantando y haciendo bailar las ramas de los árboles.
Una chica con círculos oscuros debajo de los ojos te devolvió la mirada.
Las dos cicatrices gemelas en tu hombro izquierdo hicieron que tus pensamientos deprimentes volvieran al recuerdo todavía dolorosamente fresco de cómo los recibiste.
"¿Todavía estás despierta?"
Volteaste todo tu cuerpo para ver la ventana de tu habitación ahora abierta.
"Billy" Presionaste tu mano plana sobre tu pecho para calmar los latidos de tu corazón. Era solo él, su hermoso rostro sobresalía mientras la parte superior de su cuerpo estaba apoyada en el alféizar por los codos. "¿Qué estás haciendo aquí tan tarde?"
Levantó los hombros y empezó a tocar el marco de madera. "Salí a dar un paseo y vi tu luz encendida."
Con un asentimiento, se dio la vuelta y comenzó a mirar en el espejo una vez más.
Si alguien te hubiera dicho que te pareces a Regan de El exorcista, no discutirías. "Bueno, tienes novia para estas cosas."
Después de una larga pausa en su final, dio un paso atrás y vio su reflejo arrastrándose a través de la ventana y ponerse de pie en toda su estatura al mismo tiempo que su pequeña sonrisa decaía.
Tu frente se arrugó. "¿Qué pasa?"
Billy hizo un gesto con la cabeza hacia un lado para apartar los mechones de cabello de los ojos.
"Nada." Sin más preámbulos, Billy estudió su habitación, asimilando cada pequeño detalle. Entonces, sus ojos se posaron en ti.
Miraste con cautela cuando Billy dio un paso en tu dirección para pararse a apenas un metro de ti, su mano tocando la piel desnuda de tu antebrazo, haciéndote saltar.
Sus charcos oscuros se encontraron con los tuyos brevemente antes de volver a caer. Resististe el impulso de retroceder cuando sus dedos se acercaron más al área de tu muñeca.
Por primera vez en mucho tiempo, sintió mariposas aleteando salvajemente en su estómago. Lo levantó para mirarlo más de cerca.
