CAPITULO 1

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~Hace 16 años atrás~

-¡A-Cheng! ¡A-Cheng! ¡Mira!-Agarró a su hermano y lo jaló a un puesto de pequeñas figuras de jade.

Dos pequeños conejitos yacían uno en frente del otro, llamando la atención del joven de túnicas negras y rojas.

-¡Wei Wuxian! Recuerda que tenemos que comportarnos y no dejar mal a nuestra secta.- exclamaba un joven de túnicas moradas, quién frunció el ceño al ver que su hermano del corazón no le prestaba atención.

Iban de camino a una posada en la ciudad de Caiyi a descansar antes de ir a Gusu Lan a las clases las cuales les habían hecho llegar una invitación con anticipación.
Los jóvenes junto a su joven ama de Yunmeng estaban llegando cuando el dueño de la posada se les acercó.

-Lo siento jóvenes maestros, no pueden instalarse aquí, una secta ya alquiló el local y no hay más habitaciones- decía muy nervioso aquel hombre, pues sabía que secta estaba en ese momento pero no podía hacer nada.

-¿Eh?- los jóvenes se miraron entre sí, el ojo gris tomó la palabra.

-Disculpe pero nosotros llegamos primero y no veo a ninguna otra secta aquí- pronunció amablemente

-De verdad lo siento mucho-Se inclinaba el señor una y otra vez pidiendo disculpas.

-A-Xian, A-Cheng, no hay problema. Podemos ir ahora a Gusu, si salimos en este momento tal vez lleguemos a tiempo y-

La señorita no pudo concluir puesto que un joven de túnicas amarillas con otros discípulos hacían presencia en ese momento.

La joven ama y el joven maestro Jin, Jin Zixuan, cruzaron miradas en ese mismo instante, el segundo viendo sorprendido a la primera.

-Jiang guniang- hizo una reverencia hacia ella.

-Jin gonzi- mencionó la joven devolviendo el saludo.

Se quedaron mirando unos minutos, todo esto a la vista de los discípulos Jiang y Jin.

Jin Zixuan luego de unos minutos desvío la mirada y preguntó qué ocurría, se enteró de la situación así que tomó la decisión de que los cultivadores Jiang se queden.

Acordaron que la primera mitad de las habitaciones sería para la secta de Lanling Jin y la otra mitad para Yunmeng Jiang.

Descansando así en paz y por lo consiguiente por la mañana amarillo y morado salían todos juntos rumbo a su destino.

En ciertos escalones, vestimentas amarillas y moradas se veían en lo alto de las montañas abarcando a Gusu, en la entrada, cada secta entregaba su invitación respectivamente. Justo cuando iban a entrar se escucharon pasos detrás, por lo que voltearon rápidamente observando la llegada de una persona de túnicas blancas, su cinta con bordados de nubes te decía que aquel joven de piel tan blanca que parecía tallada en jade, pertenecía a la familia principal del clan Lan.

Tenía unos ojos dorados intensos, el cabello color negro bien arreglado sin ningún pelo rebelde, su rostro estoico, su espalda recta y su caminar elegante. Todo en el gritaba perfección

-Segundo Joven maestro Lan- saludaron con una reverencia los discípulos que estaban de guardia en la entrada.

-Mhm, ¿Qué ocurre aquí?- preguntaba el joven Lan Wangji.

-Los discípulos de Yunmeng Jiang y Lanling Jin acaban de llegar y estaban a punto de entrar- respondió uno de los guardias.

El chico al escuchar esto se giró para reconocer lo anteriormente dicho, pasaba y examinaba cada rostro. Cuando llegó a la delegación de Yunmeng Jiang, se topó con cierto par de ojos grisáceos y traviesos del joven al que conocía perfectamente bien.

Oro y plata se encontraron, quedándose hipnotizados por el otro. Teniendo una lucha de miradas entre ambos jóvenes, lucha que terminó una vez que el menor de los Jiang evitó seguir en esa pelea.

Si vieron una pequeña pizca de nervios en el rostro del segundo heredero Lan, no mencionaron nada. Había un silencio incómodo que se desvaneció cuando el heredero de Yunmeng decidió hablar.

-Lan er-gonzi, un gusto volver a verlo- inclinándose tal y como sus padres le habían enseñado de como un heredero debía hacerlo.

-Mhm- Respondió el cultivador de túnicas blancas dando un último vistazo a los Jiang, se marchó de ahí sin decir más.

El joven Jiang veía con un poco de enojo como el prometido de su hermano desaparecía a lo lejos, había decidido intervenir, pues el compromiso de su didi y ese cubo de hielo era un tema delicado ya que había sido concretado por sus padres y el tío del segundo mencionado unos pocos años después de la llegada de Wei Wuxian.

Era consciente de que a A-xian le gustaba Lan Wangji desde que lo conoció, en cambio el de túnicas blancas no se daba el tiempo de conocer lo grandioso que podría llegar a ser su pequeño hermano y simplemente se dedicaba a ignorarlo, ¿quién en su vida se atrevería a ignorar a un ángel como lo es Wei Ying? Tss, quien se creía ese.

Volteó a ver a su hermano y vió que el anteriormente mencionado solo tenía la cabeza agachada, su sonrisa se había ido, como detestaba a Lan Wangji por hacerle esto a su hermano.

-A-xian esta- iba a preguntarle si estaba bien, pero fue interrumpido con la sonrisa de su didi, esa..maldita sonrisa.

-Estoy bien A-Cheng, ¿entremos si?- me decía mientras me daba unas palmaditas en la cabeza.

Cada vez que me da cariños o me da palmaditas, sabía que él siempre estaría aquí para mi y yo estaría para él, siempre.

Lo amaba y ni siquiera un cubo de hielo podría quitárselo, jamás.

Te amo y más Donde viven las historias. Descúbrelo ahora