-7.-

18 0 0
                                    

¿Fácil? ¿Dónde?

Observo mi reflejo en el espejo mientras me cepillo los dientes.

-Doy miedo- termino de limpiarme y me ducho rápidamente antes de que Gail se despierte. Tiene ya dos semanas viviendo conmigo y no han sido fáciles, me ha costado adaptarme a ella y a sus cuidados. Lo único que me consuela es que se cómo atenderla, y lo más difícil han sido sus horarios de comida, por ello esta semana he aplicado el colocarle un chupete; me ha ayudado mucho ya que trabajo desde mi casa. Pero hoy me surgió una reunión de emergencia y necesitan que este allá, por lo que me toca llevármela.

María ha venido todos los días, pero hoy justo le toco doble turno todo el día. No he salido de mi casa, solo una vez que fui a colocarle los zarcillos a Gail y me acompaño mi hermano.

Me visto con lo de siempre, una camisa y pantalón negro y me peino logrando recuperar un poco mi belleza natural pero las ojeras son algo que no se puede ocultar tanto. Procedo a prepararle la pañalera a Gail, ya el termo con el biberón de tres tomas está listo, por lo que tomo uno de sus bolsos pequeños, meto dos cambios de ropa, diez pañales, las toallas, una manta y el agua.

Luego procedo a vestirla con sumo cuidado porque está dormida. Le coloco un enterizo negro de corazones con un gorro a juego y su manta de estrellas. Esta más cachetona y más grande desde que llegó. Agradezco a Dios que no se despertó. Bajo corriendo y preparo mi sándwich y subo a comérmelo a su lado. Luego le engancho el chupete a su ropa y me coloco el canguro donde la meto a ella, tomo el bolso de ella, mi maletín y salgo lo más rápido que puedo porque voy retrasado.

La subo a la silla de auto, agradezco que tiene el sueño muy pesado y le cuesta para despertarse a no ser de que tenga hambre o sea su hora.

Mientras conduzco al trabajo, recibo una llamada que respondo y suena por todo el auto.

-"Si?

-Tom ¿Dónde estás? Ya va a comenzar la reunión, no podemos iniciar sin ti- veo la hora.

-Llego en diez minutos.-"cuelgo, mi secretario es algo exigente con los horarios porque yo acostumbro a ser muy impuntual.

Imagino que la mayoría sabe que tengo una hija por las fotos que hay en las redes y mi ausencia física estos días a la empresa, espero que no se escandalicen tanto al verme con Gail lo que menos quiero son dramas.

-Buenos días señor Reings- saluda el vigilante del estacionamiento.

-Buen día.- arranco a mi lugar y cuando estaciono me debato entre dejar a Gail en la silla o llevarla en el canguro. Es bastante tranquila, pero lo es más cuando la tengo en mis brazos, digamos que la he acostumbrado a mí. Así que me coloco el canguro y allí la meto.

Llevo la silla de auto con ambos bolsos y por si la llego a necesitar. Me voy al ascensor y me encuentro a algunas personas en el que no disimulan tanto su asombro al verme.

-Buen día- digo al subirme.

-Buen día- dicen al unísono.

-¿Es su hija?- pregunta una de las encargadas de la publicidad, no recuerdo su nombre.

-SI, si lo es.- se acerca un poco y logra ver a penas un lado del rostro de mi princesa durmiente.

-Felicidades, es muy parecida a usted.- sonrío asintiendo.

-Gracias.- la observo por unos segundos y noto que no la logro intimidar ¿He perdido mi don de intimidar? Oh Gail me estas llevando a la perdición.

Bajo del ascensor en el piso ocho dejando a la mayoría allí, y voy lo más rápido que puedo a la sala de juntas. Saludo a quienes se atraviesan en mi camino recibiendo un "Buen día", "bienvenido", "felicidades" e incluso un "lo extrañábamos". Abro la puerta y la mirada de todos los presentes recae en mí.

Gail (Novela #6 de la saga "Cigüeñas")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora