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-¡Tom eso es de Gail!- mi hermano habla entre risas, yo continuo bailando con mi hija en brazos.

-La vaca lola, la vaca loca, tiene cabeza y que más tiene Gail?- mi hija saca la lengua.- Exacto, tiene lengua pero cola también beba.

Mi hermano, mi cuñada y María lloran de la risa mientras estoy con un cintillo de Gail en mi cabeza, un micrófono y ella en mis manos.

Hoy decidimos pasar el día en "Familia" por lo que vine a visitar a mi hermano junto a mi hija. Estamos haciendo una batalla de padres pero ya saben quién gano.

-Y seguimos, la vaca lola la vaca lola tiene cuatro dientes y una cola- sigo cantando y Gail ríe y saca la lengua.

SI señores, hoy se despertó muy feliz y sonriente por primera vez la veo sonreír.

Se ve mucho la diferencia de crianza y de genes porque mi sobrino es más delgado y grande que ella que es pequeña pero bien para su edad y está comenzando a engordar. Ambos son muy tranquilos pero mi sobrino está acostumbrado a que lo tengan en brazos, Gail no, ella ama estar en su coche, cuna o silla.

-Tom no cambia ni siendo padre.- mi cuñada dice limpiando sus lágrimas.

-Para nada amor, es más loco aun- lo miro mal y apago la música.

-Conste que solo hice eso por ver reír a Gail, no por ser su payaso gratis ¿ok?- asienten.

-Y esta niña ama a su padre- mi cuñada la toma en sus brazos aprovechando que Tomas tiene a su hijo.

-Todos me aman, lo sé- arreglo un poco en cintillo en mi cabeza.

-No te lo creas tanto hermanito- lo miro mal.- Debemos capturar una foto de ambos para la memoria. Aprovechemos que Charlie está feliz también.- asiento.

-Voy a colocarle otra ropa a Gail ¿Trajiste algo Tom?- María toma a Gail de los brazos de mi cuñada.

-Si, en el bolso.- asiente y se va a cambiarla, me quedo junto a mi cuñada y hermano.

-¿Cómo te has sentido Tom?

-Bastante bien lila- le hablo a mi cuñada.

-¿No ves amor? Anda más feliz y serio.

-Es cierto lo primero, lo segundo no- ambos ríen y los miro mal.

-No me causa gracia.-Bebo de mi vino.

-¿No has pensado en levarle a los niños a nuestra familia?- niego.- Yo sí, pienso que es importante.

-No quiero saber nada de ellos Tomas- me mira con los ojos de perro llorón- No por ahora al menos.- asiente.

-Eso me deja una esperanza.- ruedo los ojos y me sumerjo en mi celular.

Tomas y yo tenemos una diferencia de tres años, en los que nos separan dos hermanos más (sí, mi madre fue una coneja dando a luz a cada rato). En fin, y según nuestros caracteres que son muy distintos en pocas ocasiones yo parezco el mayor (pocas).

En mi celular no veo nada interesante más que un par de fotos que me enviaron unas chicas que solicitan de mis servicios a las cuales ignoro y un mensaje de mi secretario que no parece descansar que me informa que esta semana inician a ensayar en el bar y todo eso. Dah.

Subo una foto a mi historia de mi princesa y guardo el celular.

-María se ha tardado.- Exclama mi hermano.

-SI, iré a ver- me levanto y voy. Paso a la habitación de Charlie y las encuentro a ambas durmiendo muy plácidamente en el sofá grande de mi sobrino.- Estas dos no tienen remedio.

Las cubro con una manta y salgo de la habitación riendo.

-¿Qué sucede?- mi hermanos e contagia de mi sonrisa.

-Están en los brazos de Morfeo, la foto quedara para otro día.- Tomas y Lila ríen, yo tomo a Charlie en mis brazos y voy al balcón.- Me siento extraño teniéndote en mis brazos todo vestido de azul. Tu prima me tiene acostumbrado a todo color rosa y morado.- ríe- La verdad me combina más el rosa. Sin ofender claro.- continua riendo- Tú fuiste uno de los que me alentó a tener a Gail campeón.- lo meso observando las calles.

Esta casa está ubicada en lo más alto de la cuidad, por lo que se ve perfectamente está brindando un paisaje hermoso a estas horas.

Momento.

¡Son las 6 pm!

Debo irme, Gail no puede aún estar tan expuesta a este frio que hace en estas épocas de otoño aquí.

Entro rápidamente a la casa, le entrego a Charlie a Tomas y voy por mi hija; saco una manta de su bolso de unicornio y la saco de los brazos de María que ni se inmuta (que cuidadosa). Mi hija se despierta cuando la tengo en mis brazos pero permanece tranquila. La meto en la silla de auto que saque, la aseguro y tomo el bolso para colocarlo en mis brazos.

-Fue un placer compartir este día con ustedes tortolos, nos vemos en otra ocasión.- ambos sonríen y se acercan para despedirse de Gail que les sonríe somnolienta.

-Cuídense mucho Tom- mi hermano me da palmadas en el hombro, lila me da un corto abrazo.

-Igual ustedes, me despiden de María.- sonríen y salgo rumbo a mi auto y luego rumbo a casa.

Ya en casa le preparo el biberón a Gail, se lo doy y como ha acostumbrado desde ayer queda inconforme por lo que le doy otro biberón más y es como queda tan llena que se queda dormida luego de sacarle los gases.

Me asomo en el balcón luego de acostarla, el ruido del bar y la discoteca se escucha muy llamativo, a veces extraño mi vida de antes, pero de no haber cambiado; no sé qué sería de mí.

Me preparo un trago de vino y me siento a tomármelo en el balcón disfrutando del aire frio de la noche, pensado en si de verdad podre con Gail. Sé que es por toda la vida similar a un matrimonio con la diferencia de que yo no me pienso divorciar de mi hija.

Termino de beber mi vino y me voy a dormir a un lado de mi princesa.


Gail (Novela #6 de la saga "Cigüeñas")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora