Dan Baker
Mierda. Se estaba tardando demasiado, y yo no tenía demasiada paciencia que digamos. Me ponía nervioso saber que en cualquier momento llegaría alguien y nos sorprendería en la escena del crimen. Estaríamos acabados.
Aunque sabía que Iker era bueno entreteniendo a las personas, y convenciendolas, porque sí, aceptaba que ese niño tenía un don para que todo lo que saliera de su boca sonará tan sincero, sin realmente serlo; eso no evitaba que sintiera que nos sorprenderían en cualquier momento.
Empezó a caminar dando pasos en círculos. En espera de que Izan encontrará la maldita caja y bajará antes de que sea muy tarde.
Debí quedarme en Corea, allá al menos sabía que no estaría arriesgando mi vida cada que salga a la calle, al menos no sentiría incertidumbre al pensar si mañana estaré bien. Vaya que me sentía paranoico desde que los chicos se dignado a contarme.
Pero claro, solo a mi se me ocurre visitarlos aún cuando sabía que nada bueno podía venir de los Backer en modo desaparecidos.
Quería continuar maldiciendo secretamente a mis primos, pero el sonido de unas risas siendo soltadas al otro lado del porche de la casa donde Izan se había metido por la ventana, me hicieron detenerme. Me paralizó por unos segundos, sin saber qué hacer, hasta que se me ocurre la brillante idea de realizar el papel del pequeño Baker, y distraer a quien sea que se encuentre a punto de arruinar nuestro plan.
Una chica. Una chica pelicastaña tirando a rubio, se encontraba parada justo al frente de la casa.
¿Será a caso la chica que había mencionado Izan?, ¿Su vecina?, no tenia ni idea, pero de lo que estaba seguro, es que necesitaba entretenerla antes de que se adentrará a la casa, o si no, Izan iba a matarme.
—Hola, oye linda, nunca había visto a algo tan perfecto como tú.–su expresión después de ese comentario pasó de asombro a confusión.
—No soy un "algo", por si no te habías dado cuenta. Y claro que soy perfecta, mi espejo me lo recuerda todos los días, pero gracias, supongo.–dice con un ápice de ironía adornando su voz.
—Vaya, eres... interesante. Me agradas.
—Es una lastima no poder decir lo mismo.–no negaré que eso hirió mi ego. Finjo ver una mosca pasar por mi lado, ignorando completamente su comentario.
Me aclaro la garganta en busca de desaparecer la incomodidad que su despreció me causa.—¿Es tu casa?–cambio rápidamente de tema, antes de que decida irse. Ella dirige su mirada hacia la fachada de la casa en donde mi primo tenía su misión, lo cual me recuerda que se supone la estoy entreteniendo.
—Aunque lo fuera, no suelo darle ese tipo de información a extraños que aparecen de la nada.–me doy un golpe mentalmente al percatarme de que tiene toda la razón.
—Lo lamento. Soy Dan, primo de los Baker. No sé si los conozcas.–ella abre sorpresivamente los ojos, llevándose ambas manos para marcar aun más su asombro.
—¿Bromeas?, claro que los conozco–asiente sonriendo. Desde que empecé a hablar con ella, no había visto una sonrisa real ser puesta en su lindo rostro, lo cual me confundía aún más sabiendo que la razón no soy yo, sino, más bien, mis primos.—Eso lo explica.
—¿Explica qué?–pregunto confundido. Ella se pone nerviosa derrepente y empieza a negar.
—Nada, nada. Bueno, nos vemos.–dice antes de pasar de mi y empezar a caminar directo a la entrada de la casa, lo cual, no puedo permitir. Tomando un valor sobrehumano, me cruzo en su camino, extendiendo los brazos abiertos ambos lados.
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Los hermanos Baker
RomanceLo aburrido y monótono ha sido mi día a día desde que tengo memoria. Es decir, nunca he necesitado algo más. El peligro y la adrenalina no iban conmigo, soy la persona más "normal" que puede existir. Siento que si mi vida fuera un libro o una pelícu...