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El diario el Profeta,11 de febrero de 2000

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El diario el Profeta,11 de febrero de 2000

-Es absurdo, dice Edina Fawley, respetada miembro del Wizengamot. ¿Que el Ministro gaste tantas investigaciones de los Aurores en una visita social a Hogwarts, cuando los tiempos son tan difíciles? Esos aurores que lo protegen en su visita -al lugar más seguro de Gran Bretaña, debo añadir- habrían sido de mejor utilidad si hubieran trabajado en atrapar a los mortífagos. Yo mismo voy a plantear la cuestión de sus gastos extravagantes en la próxima reunión. Debemos poner fin a esto.

Con más que un poco de inquietud, Hermione se dio cuenta de que Minerva tenía razón

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Con más que un poco de inquietud, Hermione se dio cuenta de que Minerva tenía razón. No debería haber sacado conclusiones precipitadas, eso era una ciencia chapucera. Y eso no era algo que Hermione Granger hiciera. Investigar cuidadosamente, verificar los hechos, así era como ella operaba.

Sin embargo, la idea de preguntarle directamente a Severus Snape si era adúltero no le producía más que náuseas. Temía tanto saber que lo era como su inmediata y furiosa reacción, independientemente de que fuera cierto o no.

Al acercarse a la puerta de su despacho, con el frío de las mazmorras a su alrededor, sus pasos se hicieron más lentos y su estómago se hundió. El sudor se acumulaba en sus axilas y el corazón le latía en el pecho. Se detuvo fuera, levantando lentamente la mano para llamar a la puerta, pero sin decidirse a hacerlo. No seas tan cobarde, se dijo a sí misma, sé una Gryffindor.

Unos pasos rápidos resonaron en el pasillo, y ella se giró, viéndolo venir hacia la puerta, con la túnica ondeando como siempre detrás de él. Ella tragó saliva, cuando él redujo la velocidad, y él arqueó una ceja mientras preguntaba con sorpresa en su voz: "¿Me buscabas a... mí, Granger?"

"Sí", dijo ella con determinación, sacando a relucir su valor una vez más. "Y es Hermione, ya lo sabes".

Ante eso, él pareció sorprendido, levantando una ceja: "Muy bien. Pasa, Hermione".

De alguna manera, ella percibió el nerviosismo de él. La animó un poco saber que él también sentía aprensión por la conversación que estaba por venir.

 𝕹𝖚𝖓𝖈𝖆 𝖊𝖓 𝖈𝖔𝖓𝖉𝖎𝖈𝖎𝖔𝖓𝖊𝖘 𝖉𝖊 𝖎𝖌𝖚𝖆𝖑𝖉𝖆𝖉 | 𝕟𝖊𝖛𝖒𝖎𝖔𝖓𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora