Prólogo.

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—Adiós, Marcus Vladek —susurré a la vez que arrojaba ambos anillos al profundo lago que se encontraba frente a mí, diciéndole de esa manera adiós a lo que Marcus y yo fuimos

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—Adiós, Marcus Vladek —susurré a la vez que arrojaba ambos anillos al profundo lago que se encontraba frente a mí, diciéndole de esa manera adiós a lo que Marcus y yo fuimos.

—¿Por qué hiciste eso? —Su voz sonaba dolida. Me volví a mirarlo.

Cada facción de su rostro rezumaba tristeza, toda ella por lo que yo acababa de hacer.

—Porque he decidido olvidarte, cada día que pasa te amo un poco menos dije —dije esbozando una sonrisa triunfante, pero con las lágrimas aflorando en mis ojos.

Estaba sufriendo mucho por la situación en la que todo esto nos dejó. Nada fue fácil, todo lo que fuimos se destruía y al parecer no habría forma de repararlo. Al final de cuentas, quizá no estábamos destinados.

—No —dijo. Llevó su mano al pecho, justo encima de su muerto corazón—, tú no puedes dejarme de amar.

—Siéntate y observa como lo hago —aseveré.

Él, siendo rápido, redujo la distancia que lo separaba de mí y sujetó mi rostro con fuerza, obligándome a que le sostuviera la mirada.

—No, no, no puedes —repitió frenéticamente.

—¿Podrías ser más egoísta? —increpé sollozante.

Al mencionar aquello, me soltó, dándose cuenta de lo que estaba haciendo; sus ojos grises comenzaron a oscurecerse por las lágrimas contenidas. El asombro fue parte de mí.

—Me duele, Luciana, me duele y no entiendo por qué —susurró confundido.

—Nunca lo sabrás, porque el amor que sentias por mí, no volverá —afirmé aquella verdad que me rompía el corazón.

—¿Hay alguna forma para que yo pueda recordar? —Indagó desesperado, sonreí triste.

—El perecer de una rosa traerá consigo el florecer de recuerdos arrebatados —susurré. Frunció el ceño, sin comprender.

—¿Que has dicho? —Suspiré profundamente.

—Tengo que morir, solo así recordarás todo —simplifiqué, él negó deprisa.

—Deja las cosas como están, tal vez algún día cuando me canse de esta vida y me deje morir, tú podrás recordar. Entonces será tu turno de sufrir y llorar por mí.

No esperé a que respondiera y corrí alejándome lo más posible de él.

Aquel día todo para nosotros acabó, Marcus Vladek había salido de mi corazón.

No entiendo cómo o por qué le gusta tanto esta novela jajaja es tan simple y bueno, solo porque la pidieron, se las subiré también. Solo iré más lento que esta si es más larga en algunos capítulos.

Recuérdame ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora