Capítulo 5

29.5K 2.4K 499
                                    


Por la mañana desperté muy temprano, aunque la verdad no fue así, sinceramente no había dormido nada, mis ojos estaban hinchados de tanto llorar y me sentía como una zombi. A mi cuerpo lo atravesaba una especie de vértigo que no iba, quizá producto físico de lo que sentía en mi interior luego de lo sucedido la noche anterior.

Sin detenerme a pensar mucho en ello, por ahora, me preparé un café; al parecer estaba sola, Anna no llegó a dormir y lo agradecía, de esa manera podía sentir lastima por mí misma tranquilamente. Tomé asiento en el taburete y dejé escapar un suspiro, la taza de café en mis manos y la mirada perdida; las palabras de Marcus seguían frescas en mi cabeza y siendo franca, dolía más que haber vivido sin él por más doscientos años. Sin embargo, debí esperarlo, no podía hacerme ilusiones, menos cuando Marcus ya tenía su vida hecha. Probablemente si él llegara a mi puerta a decirme lo que yo le dije, tampoco cambiaría mi opinión, ni mi vida ya formada. Aunque me doliera, lo mejor sería resignarme, después de todo, él ya era feliz.

De pronto, escuché la puerta abrirse y Anna apareció, venía con una gran sonrisa en su rostro, producto de una buena noche, pero al verme la sonrisa se borró de golpe y la seriedad surcó sus rasgos.

—No me digas —puso las llaves sobre la encimera—, Marcus.

—Anoche estuvo aquí —expliqué, tomando un poco de mi café.

—¿Y qué sucedió? Aunque por tu cara no deben ser buenas noticias —puntualizó. Efectué una mueca y saboreé el sabor en mis labios antes de hablar.

—Le conté todo... toda nuestra corta vida de casados.

—¿Te creyó?

—Sí, pero él está enamorado de esa humana —mascullé con cierto resentimiento, a pesar de que la chica no tenía la culpa.

—¿Te lo dijo? —Preguntó sorprendida.

—Me lo reafirmó varias veces, y no sabes cómo me dolió escucharlo decir que la ama — confesé, conteniendo el llanto. Estaba cansada de llorar.

—Luciana, lo siento tanto, cariño.

—Yo más, él dijo que lo olvidara y siguiera con mi vida.

—¿Por qué no le tomas la palabra? No hablo solo de salir con un hombre, sino también de enfocarte en tu vida más allá de las relaciones amorosas —aconsejó.

Mordí mi labio inferior mientras sopesaba su consejo. Había cientos de cosas por hacer y descubrir, mi trabajo en la empresa iba de maravilla, estaba cómoda ahí; podía enfocarme en otros proyectos, hacer algo de arte, algo que no me dejara tiempo libre para pensar en Marcus. Quizá también la posibilidad de salir con alguien más, ¿por qué no?

—¿Crees que sea buena idea? Tal vez también podría salir con alguien para darle celos a Marcus —comenté. Anna negó.

—Luciana, has pasado siglos pensando en él, es tiempo de que pienses en ti, hacer las cosas por ti, no por Marcus. Él ya tomó la decisión.

—Lo amo, Anna —me defendí pobremente. Yo sabía que ella tenía razón, pero cuando estamos enamorados, esta nos abandona.

—Bien —suspiró—, Marcus siempre ha sido un hombre celoso, tal vez si te ve saliendo con alguien, reaccione un poco —agregó.

—¿Crees que funcione?

—No lo sé, pero nada pierdes con intentar.

—De acuerdo —acepté un poco más animada, aunque Anna no se encontraba igual y la comprendía, estaba preocupada por mí.

Recuérdame ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora