EL PRAKLOO 2 (Segunda Temporada)

Capitulo 3

Jisung abrió los ojos con pesadez, encontrando su habitación extrañamente oscura, pues las ventanas se mostraban cubiertas por sus cortinas de una manera inusual.

Desorientado, buscó su teléfono para cerciorarse de la hora, pero este no se encontraba en el mueble donde normalmente solía estar.

— Despertaste — escuchó la voz de Minho, y sus ojos lo buscaron hasta verlo situado en una orilla de la habitación.

— ¿Qué hora es? — preguntó Jisung, sentándose sobre la cama con el cabello despeinado.

— Dormiste bastante — fue lo único que respondió Minho, con una expresión serena en su rostro.

Jisung se mostró confundido y salió de la cama para buscar su celular.

— Está averiado, anoche golpeaste la mesa y se cayo — explicó el Demonio con calma.

— ¿Qué? ¡Estaba casi nuevo! — reclamó el menor con frustración. Minho, aparentemente indiferente a su reacción, salió de la habitación.

Jisung, siguiendo el ejemplo del mayor, imitó sus acciones una vez que cambió su pijama. En la espaciosa sala, se encontró con una exquisita bandeja de frutas recién cortadas, junto a un tazón de cereal, lo cual le tomó por sorpresa.

Sentándose en el sofá, encendió la televisión y, finalmente, descubrió que solo quedaban escasos minutos para el final de la mañana.

— ¡Las 11! — se exalto — ¿por qué no me despertaste? — reclamó a Minho, y este inesperadamente tomó el tazón de cereal y se lo entregó en las manos.

— No has comido nada.

— No tengo hambre — afirmo Jisung, sin esperar la reacción del mayor.

— Entonces lo comere yo — anunció su intención antes de tomar el plato y consumir grandes bocados del cereal a una velocidad impresionante, lo que dejó a Jisung asombrado y preocupado.

— Minho — Llamo, pero este continuo ignorandolo — Minho, vas a ahogarte — advirtió. El demonio literalmente había tomado el plato con las manos — ¡Minho!.

Finalmente, Minho se detuvo, con la mirada perdida en el vacío. Su postura volvió gradualmente a la normalidad y, de repente, dejó caer el plato al suelo, causando un gran estruendo.

Jisung se sobresalto por la acción del mayor, y con la confusión inundandolo tomo una servilleta y se acercó a Minho.

— ¿Te encuentras bien? — pregunto con preocupación.

La expresión de Minho reflejaba una seriedad aterradora, dejando en claro que algo no estaba bien en su mente

— Minho, mírame — exigió al mayor, pues que este aún le continuará ignorando lo ponía más angustiado — Minho... — volvió a llamar con más calma.

El mencionado finalmente giró su rostro en su dirección, y Jisung se sobresaltó al descubrir el inusual color rojizo en los ojos de Minho. Una pizca de temor e inseguridad lo invadió de forma inevitable.

— Tus ojos... — advirtió preocupado.

El demonio tomó una de sus manos sin previo aviso y, de forma brusca, estiró de ella hasta acercar por completo el cuerpo de Jisung al suyo. La cercanía le hizo sentir una mezcla de nerviosismo y pánico, mientras la respiración cálida de Minho rozaba su cuello. Un rastro de angustia creció en su mente al percatarse del fuerte agarre en su otro brazo.

— Minho, espera, no estás bien — advirtió el menor, pero el Demonio continuó deslizando sus labios sobre la piel de Jisung, como si estuviese buscando una zona en específico.