Capitulo 9

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Seungmin observaba con atención las noticias en la pantalla. Hace tan solo unos minutos había recibido la visita de Chan, cuyo propósito fue alertarle sobre las posibles consecuencias que un Demonio receloso podría traer a la humanidad, tomando como ejemplo el caso de aquel chico en las noticias, cuyo contacto con Jisung había sido malicioso y ahora pagaba las consecuencias.

Seungmin conocía el destino de aquel joven, pues había sido marcado y ahora solo lo esperaba la muerte y oscuridad del otro lado. No obstante, su deber era asesorar a Minho, ese ser afligido por un control desorganizado.
La incógnita persistía: ¿Dónde se encontraba Minho?

(...)

— ¡¿Qué Minho qué?! — pregunto alterado.

— Fue hace bastante tiempo Jisung, estoy seguro de que ya no me quiere muerto — aseguro Felix.

— El jamás me habló sobre eso — reclamó.

— Lo se, yo lo descubrí hace poco, de no ser por Chan, jamás me habría enterado que fue el.

La confusión y la molestia se entrelazaban en la expresión de Jisung, confrontado con las omisiones de Minho, secretos que no serían fáciles de perdonar. Ahora que la situación de su agresor se agravaba, y las posibilidades de que Minho este implicado en ese caso eran altas, no sabía que pensar.

— ¿Te parece si preparo unas palomitas? — ofreció el rubio de pecas con entusiasmo, dispuesto a limpiar el extraño ambiente de tensión en la habitación.

— Está bien — acepto Jisung.

Felix se retiró de la habitación con calma, pero mientras se ocupaba de las palomitas, un descuido lo llevó a sujetar la sartén caliente sin protección, un grito de dolor escapándose de sus labios al sentir el ardor en su piel.

Jisung corrió al rescate de su amigo, deseando poner su extraña habilidad de curación al servicio del herido. Sin embargo, ante su asombro, sus esfuerzos resultaron en vano, su toque sanador no surtió efecto alguno.

Confundidos y preocupados, ambos amigos buscaron la orientación de Seungmin, la única fuente que podría arrojar luz sobre aquel misterio.

(...)

— Parece que has dormido tus dones  —explicó el agente, escrutando minuciosamente las manos de Jisung—. Creo que esto ha estado sucediendo durante un buen tiempo —añadió, comenzando a analizar meticulosamente algunos detalles.

— ¿Eso es malo? —preguntó el castaño.

— Si tiene relación con lo que estoy pensando... sería bastante preocupante —advirtió, sembrando inquietud entre los presentes.

— Jisung ha estado relacionándose con un chico en la escuela, aunque nunca lo he visto, podría estar involucrado —comentó Chan, comprendiendo la gravedad del asunto.

— Jisung —llamó—, necesito que me presentes a tus amigos de la escuela.

— ¿Mis amigos? —preguntó con timidez—. Solo conozco a uno, se llama Yeosang.

— Pídele que venga a verte —exigió el agente.

Jisung tomó el celular con cautela y envió un breve mensaje con una ubicación al rubio, recibiendo una respuesta inmediata.

— ¿Cuánto tiempo llevas conociéndolo? —preguntó el agente.

— Hace cuatro meses —explicó—. Nos encontramos en una tienda, pero fue solo un encuentro. Luego no supe nada de él hasta que regresamos a la escuela.

— Cuatro meses... Minho se fue hace cuatro meses...

— Sí... él nunca ha mantenido contacto con Minho —añadió Jisung—. No está involucrado en eso.

— Claro... —musitó el agente con escepticismo.

Una hora después, Yeosang tocó la puerta y fue recibido por Jisung y Felix, este último no muy contento con su presencia.

— Sang, lamento si interrumpí tu tarde.

— No te preocupes —sonrió—. En realidad, no estaba haciendo nada interesante.

— Realmente necesitaba tu ayuda, Sang. No soy muy bueno en matemáticas y no sabía a quién acudir —explicó Jisung.

— No te preocupes, estoy aquí para ayudar —respondió Yeosang, mostrando su estuche de lentes con entusiasmo antes de ser invitado a entrar.

En el interior, Seungmin aguardaba con expectación, sus miradas se cruzaron por un instante, llenando la habitación con una energía indescriptible.

— Él es Seungmin, un primo lejano de Felix, que ha venido a visitarlo —explicó Jisung rápidamente.

— Sí, así es —confirmó Felix, ligeramente nervioso.

— Un placer, Seungmin —saludó Yeosang con cortesía, mientras el mencionado hacía una pequeña reverencia sin apartar la mirada del hombre en ningún momento.

La mesa del comedor se despejó y se llenó de libros y papeles mientras los estudiantes se concentraban en resolver problemas matemáticos.

— Parece ser un simple humano —aseguró Chan.

— Lo sé...

(...)

— ¿Has oído hablar de la muerte de Jay? —preguntó el rubio mientras todos terminaban de ordenar los cuadernos sobre la mesa.

— ¡¿Jay está muerto?! —exclamó Jisung, sorprendido.

— Me enteré hace poco —confirmó—. Escuché que saltó desde la ventana del hospital. Dijo que veía una sombra extraña que le pedía que lo hiciera.

Jisung comenzó a temblar en su sitio, el relato resonaba con lo que le había sucedido a Felix hace algún tiempo.

— ¿Estás bien, Jisungie? —se preocupó el rubio.

— Jisung, será mejor que vayas a descansar un poco. Yo terminaré de recoger las cosas y despedir a Yeosang, ¿de acuerdo? —reconfortó Felix, comprendiendo lo que acababa de ocurrir.

Jisung obedeció a su amigo y se retiró de la sala para relajarse en la habitación de huéspedes.

— ¡Jisung! —llamó Seungmin antes de que cerrara la puerta—. Quiero que lleves esto puesto de ahora en adelante —colocó una pulsera de cuero en sus manos—. Es una protección. Quizás no sea muy útil, pero espero que pueda ayudarte un poco.

Jisung asintió agradecido y finalmente se encerró en la habitación para reflexionar sobre lo que acababa de ocurrir. Sin darse cuenta, se sumergió en un profundo sueño revitalizante.

Durante la noche, Jisung sintió un peso extra en su abdomen, lo que lo obligó a abrir los ojos y encontrarse con el gato oscuro que había perdido de vista hace un día. Sin pensarlo mucho, comenzó a acariciar al animal, sintiendo su suave pelaje vibrar con el ronroneo.

Minutos después, sus ojos volvieron a pesarle y los cerró, permitiéndose otra siesta, pero el peso en su abdomen se duplicó. Jisung abrió los ojos confundido, pero el felino continuó recostado sobre él con total normalidad.

Con esa inquietud presente, Jisung volvió a cerrar los ojos y su cuerpo se sumió en una profunda oscuridad, sintiéndose flotar sobre la cama como si cayera hacia un abismo sin fin.

De repente, el peso en su abdomen aumentó repetidamente hasta convertirse en una incomodidad creciente. Sus ojos se abrieron con sorpresa y se encontraron con la mirada felina de ojos verdes que conocía demasiado bien.

— ¡Min... —sus palabras fueron interrumpidas bruscamente por las manos frías del hombre que cubrieron su boca sin delicadeza.

— Será mejor que nadie más que tú sepa que he regresado —advirtió.





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¡Por fin volvió el man!
Nueva actualización por qué si 😌.
¡Que tengan una buena noche!

EL PRAKLOO 2 (Segunda Temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora