Capitulo 10

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Jisung observaba al mayor con una mezcla de tristeza y odio, sus ojos no podían ocultar el efecto de tenerlo en frente, entonces comenzó a removerse para conseguir libertad.

— Jisung, escúchame, estoy bajo control, no voy a hacerte daño — aseguro Minho notando la desesperación del menor — voy a soltarte y no quiero que grites.

Jisung rodó los ojos con irritación y confirmo su silencio antes de que esté retirara la mano de su boca y colocará los brazos a los lados de su cabeza.

— ¿Por qué estás aquí? — preguntó con frialdad, desviando despistadamente la vista hacia los brazos marcados del mayor.

— Escuché que has cambiado demasiado, así que quise asegurarme por mí mismo si era verdad

— Ya lo hiciste, ahora lárgate — exigió.

Minho elevo una ceja con algo de desconcierto, transformándose en una media sonrisa cuando encontró cierta fascinación en la rebeldía del menor.

— Está bien — confirmó — no me extrañes pequeño — susurro cerca de su oido antes de desvanecerse en el aire.

Jisung liberó todo el aire retenido en sus pulmones y una sensación de inquietud comenzó a crecer en su pecho.
Quizás aún no había logrado superar a Minho.

(...)

Changbin encontraba entretenimiento en una película de comedia mientras degustaba de comida chatarra durante la noche.

Es entonces cuando escucha un ligero suspiro cerca de su oido. Sus sentidos reaccionan de inmediato, saltando de forma escandalosa sobre el sillón antes de girar bruscamente encontrándose con la inexistente presencia que estaba seguro haber escuchado.

— ¿Quién está ahí? — pregunto con temor, sosteniendo una de sus pantuflas como herramienta de defensa poco práctica.

Tras el prolongado silencio en la habitación, decidió dejar la paranoia por esa noche y descansar sus horas habituales junto a la almohada.

Durante la mañana, su presencia invadió la honorable morada del agente Seungmin, quien lo recibió en la puerta con la frase de "te lo advertí" antes de regresar juntos al lugar donde comenzaron los acontecimientos paranormales.

— ¿Tienes pesadillas en la noche? — pregunto con atención.

— Si, creí que se debían al estrés — explico Changbin.

— Dices que has escuchado voces en tu habitación — se asomo con curiosidad por la vivienda.

— Por las noches siento que alguien me observa — Seungmin analizó con estima las respuestas del hombre y una expresión de confusión se presento en su rostro al no obtener ningún rastro de alguna entidad en la casa.

— No lo entiendo, aqui no hay nada — reviso nuevamente, encontrando su reflejo en un espejo gigante dentro del dormitorio — ¿Donde está la página que urtaste? — pregunto con seriedad.

— ¿L-la página?.

— Se que le sacaste una página al libro antes de que te lo quitará, ¿Dónde está?.

— N-no lo sé — admitió.

— ¡¿Cómo que no lo sabes?!

— La tenía en mi escritorio y desapareció — aseguro con desesperación.
Seungmin paso una mano por su frente con frustración, convencido de la idiotez de aquel hombre.

(...)

Jisung regresaba de la escuela nuevamente sin compañía. Felix, ahora pasaba clases extras de literatura debido a sus bajas notas en el trimestre, por lo que su ausencia hacia evidencia en cada uno de sus viajes a casa.

Sus pies frenaron en su destino, la parada de autobuses más cercana de la escuela. Algunos estudiantes se encontraban junto a el con el mismo propósito, abordar un bus.

Es entonces cuando una persona de traje oscuro y un gorro bastante familiar se para frente a el, su imponente sombra captura la atención de todos los presentes en el sitio, incluso algunos suspiros.

— ¿Qué haces aquí? — le recrimina Jisung con notoria molestia.

— Vine a llevarte a casa — aseguro Minho con una mediana sonrisa que Jisung no puede evitar observar atontado. Eran escasas las ocasiones en las que Minho sonreía; sin embargo, cada que lo hacía, producía un revoltijo de emociones en su estómago.

— P-puedo ir solo — afirmó con seguridad, ignorando las sensaciones que su cuerpo presentaba en ese instante.

La linea del bus llegó finalmente, interrumpiendo el extraño ambiente en el que Jisung se encontraba.

Sin meditarlo, el menor corrió a las puertas del bus y busco un asiento solitario en el fondo del pasillo, sus ojos rápidamente buscaron la presencia de Minho desde la ventana.
De manera extraña, la parada estaba vacía, por lo que, esperanzado, creyó que finalmente había decidido dejarlo en paz.

— ¿Me estabas buscando? — murmuro una voz a su lado, provocandole un susto que lo llevo a soltar un grito ahogado.

— ¡Cielos!, ¡Detesto esa costumbre tuya! — reclamó con indignación — ¡Te dije que volvería solo!

Minho ignoro los reclamos del menor, desviando su atención al atuendo tan desabrigado de este en un día tan frío.

— ¿Por qué no llevas un suéter? — protestó.

Jisung, ligeramente intimidado, respondió con un poco de inseguridad.

— L-lo olvidé en el salón — recordó.

— Realmente eres un despistado — reprimió con un tono más tranquilo mientras se retiraba el saco que traía — Ponte esto.

— No lo necesito — alardeó cruzando sus brazos.

Minho cambio su expresión relajada ante la rebeldía de Jisung y sin ser cuidadoso, sujeto a Jisung por los hombros, arrastrándolo hasta su cuerpo, para así, finalmente cubrirlos a ambos con el saco de cuero.

— ¡Ya te dije que no lo necesito! — se quejo el menor, avergonzado por las miradas de los demás pasajeros.

— ¡Escúchame Jisung! — elevó la voz ante las quejas del castaño —estuviste al borde de la hipotermia, por lo que eres más sensible a un resfriado incluso con este clima tan templado, ¿Lo entiendes? — advirtió con seriedad, consiguiendo intimidar nuevamente al menor.

— ¿Y tu cómo sabes todo eso? — se giro para preguntar, con un sonrojó creciente, cuando cayó en cuenta de la cercanía de sus rostros y el hecho de encontrarse sobre las piernas del mayor.

— No es difícil obtener esa información siendo un Demonio — presumió con altanería, sus ojos se encontraron instantáneamente, iniciando un ambiente de tensión entre ambos que Minho estaba dispuesto a romper con un beso apasionado de no ser por la interrupción de Jisung.

— M-me pondré el abrigo — aseguro sonrojado — ya puedes soltarme.

— Puedes colocartelo al bajar — Insistió Minho, acercándose nuevamente hacia el rostro del menor con un deseo gradual e incontenible.

— N-no — freno Jisung de vuelta, está vez colocando una mano sobre el pecho de Minho — No quiero — afirmó con falsa seguridad, pues su otra mano sostenía la nuca de Minho con vehemencia.

— ¿Cómo estás tan seguro? — pregunto el mayor con algo de gracia.

— La gente está viendo — señaló avergonzado.

Minho ignoro las contradicciones del menor y se acercó sorpresivamente para dejarle y corto beso en la mejilla.

— Voy a conformarme con esto por ahora — finalmente soltó al castaño, quien ahora poseia un sonrojó demasiado evidente.






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EL PRAKLOO 2 (Segunda Temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora