𝘓𝘰𝘷𝘦 𝘣𝘦𝘺𝘰𝘯𝘥 𝘵𝘩𝘦 𝘺𝘦𝘢𝘳𝘴 | 𝘞𝘢𝘬𝘢𝘴𝘢 𝘐𝘮𝘢𝘶𝘴𝘩𝘪

𝘌𝘱𝘪𝘭𝘰𝘨𝘰

Me encontraba en la cocina de nuestro hogar preparando la cena, disfrutando de la calma y la satisfacción de un día bien vivido. Mientras picaba verduras y sazonaba los platos, podía escuchar el sonido de la consola en la sala, donde al parecer mi esposo y nuestros hijos estaban inmersos en una partida de PlayStation.

Suspiré con una sonrisa, sintiendo una oleada de gratitud y amor. Miré mi teléfono, donde se mostraba una foto mía junto a mi pareja y nuestros dos hijos. La imagen capturaba un momento lleno de felicidad y complicidad, reflejando el fruto de nuestro amor y los años compartidos.

El sonido de las risas y los gritos de emoción de mi niño llegaban desde la sala y el balbuceo de mi pequeña Evangeline lo podía escuchar sutilmente, creando una banda sonora alegre para mi tarea en la cocina. Me sentí agradecida por la familia que habíamos construido juntos y por cada pequeño momento que hacíamos especial en nuestro hogar.

—¡La cena estará lista pronto! —Grité hacia la sala, sintiendo la calidez de la vida familiar que habíamos creado.

Michael, con sus siete años llenos de energía, y Evangeline, nuestra pequeña de un año, eran la luz de nuestras vidas. Los nombres los eligió la madre de Waka, inspirada por un guapo futbolista que había visto en la televisión. Me reí al recordar cómo nos había contado esa anécdota con tanto entusiasmo.

Escuché el timbre de nuestra vivienda y grité hacia la sala para que mi esposo recibiera a las visitas. Sin embargo, al no escuchar ningún movimiento, decidí ir yo misma. Michael era extremadamente competitivo con su padre, y cuando hacían apuestas o desafíos, era imposible que él se levantara porque no quería perder frente a su "mini copia."

Me dirigí hacia la puerta y la abrí, encontrándome con Shin, Ran, Rindou, Izana, Mikey, Emma y Leah. La alegría de ver a nuestros amigos se reflejaba en mi rostro.

—¡Vinimos a secuestrar a Michael! —dijo sonriente Rindou mientras me daba un abrazo.

—Está jugando Play con su padre, pasen, me da gusto verlos.

Todos me dieron un abrazo y entramos a la sala. Allí, Waka estaba siendo jalado del cabello por nuestro hijo, mientras Evangeline se reía desde el sofá.

—¡Mamá! ¡Papá hizo trampa! —exclamó Michael con indignación, su ceño fruncido reflejando su descontento.

—¿De verdad, Waka? —pregunté, tratando de mantener una expresión seria aunque una sonrisa se asomaba en mis labios.

Waka levantó las manos en un gesto de rendición, sonriendo de manera culpable.

—Lo siento, campeón, me dejé llevar.

Todos en la sala rieron ante la escena, y el ambiente se llenó de calidez. Nuestros amigos se unieron a la diversión, mientras yo regresaba a la cocina para ultimar los detalles de la cena.

La casa estaba llena de risas y conversaciones animadas, y me sentí agradecida por tener a estas personas tan especiales en nuestras vidas. El sonido de la consola fue reemplazado por el bullicio de las voces.