𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 28

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—W

Podría acostumbrarme a despertar a su lado. La noche anterior fue algo increíble. Estaba sobre mi cuerpo, sus respiraciones eran tranquilas y regulares. Una de mis manos descansaba en su muslo mientras la otra reposaba tranquilamente en su cintura descubierta.

Lo único que cubría su bonita anatomía era un pijama de satén de dos piezas color blanco. La suavidad de la tela contrastaba con el calor de su piel, y la luz suave del amanecer que entraba por la ventana hacía que su piel brillara con un resplandor cálido.

Observé su rostro relajado, sus labios entreabiertos y sus pestañas descansando sobre sus mejillas. Cada detalle de ella me parecía perfecto, y una sensación de paz me envolvió al saber que estaba allí, a mi lado.

Deslicé mis dedos suavemente por su muslo, disfrutando de la sensación de su piel bajo mis yemas, y me permití cerrar los ojos por un momento, disfrutando de la tranquilidad de tenerla tan cerca.

Tenerla en mis brazos, sentir su calidez y saber que era real, era todo lo que necesitaba.

La paz que me envolvía era tan profunda que casi podía tocarla.

Vi cómo ella abría lentamente sus ojos hasta que nuestras miradas se encontraron. Una sonrisa natural se formó en sus labios mientras me decía:

—Buenos días.

—Buen día. ¿Qué hora tienes?

—Son las siete.

—Oh... ¿por qué no me despertaste?

La miré mientras seguía moviendo mi mano sobre su muslo desnudo. La verdad era que no quería que se fuera a la escuela; el simple pensamiento de separarme de ella me resultaba doloroso. Quería tenerla conmigo el mayor tiempo posible.

—Te veías cansada —respondí, intentando ofrecerle una explicación convincente.

—Estoy bien —dijo, tratando de levantarse. Pero yo la sujeté con firmeza por la cintura y pellizqué su muslo. Ella soltó un chillido, seguido de un suspiro de sorpresa.

—¿Es en serio? —preguntó, mirándome con una mezcla de sorpresa y diversión.

—Sí, ¿por qué no nos dormimos de nuevo? Puedo llamar a la directora y decirle que no irás.

Ella me miró, evaluando la propuesta, y finalmente cedió, escondiendo su rostro en mi cuello con un gesto de ternura. Me sentí aliviado y feliz al tenerla así, cerca de mí.

Tomé el teléfono y llamé a la directora para informar sobre su ausencia. Mientras lo hacía, me concentré en mantener el tono profesional y tranquilo, a pesar de que mi mente estaba en otro lugar, disfrutando de la calidez de su presencia a mi lado.

Sentí cómo ella dejaba pequeños besos en mi cuello, y cuando colgué la llamada, pude soltar el suspiro que había retenido. Ella se detuvo, me miró y dijo con un tono decidido:

—Wakasa, pero si quiero ir a la escuela.

Suspiré cansado, sabiendo que no había mucho que pudiera hacer. Finalmente, la solté, y ella se separó un poco de mi cuerpo. Antes de bajarse de la cama, me dio un beso suave, y luego se dirigió al baño.

Me arropé entre las sábanas, disfrutando de un breve momento de calma. Pero unos segundos después, la puerta se abrió de golpe y vi a Leah mirándome con la boca bien abierta. Su sorpresa fue evidente, y escuché cómo gritaba el nombre de Izana y el de sus padres antes de empezar a correr.

En ese instante, __ salió del baño enredada en una toalla, mirándome fijamente y señalándome. Intenté tranquilizarme y me levanté de la cama, levantando las manos en señal de rendición.

𝘓𝘰𝘷𝘦 𝘣𝘦𝘺𝘰𝘯𝘥 𝘵𝘩𝘦 𝘺𝘦𝘢𝘳𝘴 | 𝘞𝘢𝘬𝘢𝘴𝘢 𝘐𝘮𝘢𝘶𝘴𝘩𝘪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora