𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 15

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A la mañana siguiente, me desperté con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas. Me estiré y me levanté con cuidado, tratando de no despertar a los chicos. Salí de la habitación y bajé las escaleras, encontrándome con mi tío y Leah desayunando.

— ¡Buenos días! – saludé con una sonrisa.

— Buenos días, querida – respondió mi tío, levantando la vista de su taza de café.

—¿Dónde está mi tía? – pregunté, notando su ausencia.

—Salió, la llamaron muy temprano de su trabajo, pero dejó el desayuno listo – explicó.

—Oh, entiendo. ¿Te irás ya a trabajar? —miré su reloj y suspiró.

—Sí, cariño, Leah saldrá en un rato más, solo para que estés enterada.

—Está bien. Subiré por los chicos.

Le di un beso en la cabeza a los dos y me fui rumbo a mi habitación.

—¡Es hora de desayunar! —llamé suavemente al ver la puerta entreabierta.

—¡Ahora bajamos! Estamos recogiendo – respondieron desde adentro.

—¿Les ayudo? – ofrecí.

—No, déjalo así, dile a Izana que baje – dijeron.

Como no sabía cuál era la habitación de mi hermano, grité.

—¡Izana! ¡El desayuno está listo!

Lo vi salir de la habitación del fondo, despeinado y con un camisón blanco y pantalones rojo con negro. Bajé las escaleras con los chicos tras de mí, entramos a la cocina y les serví el desayuno.

—Nena, saldré en un rato – anunció izana.

—Oh, está bien, me quedaré con los chicos porque Leah también saldrá– respondí.

Mientras comíamos, escuchaba a los chicos hablar sobre los planes del día, mientras que Izana revisaba su teléfono.

—Terminé, subiré a arreglarme y me marcho – dijo Leah.

— Con cuidado, Leah – le advertí.

—Sí, primita– ella salió de la cocina dejándome con los chicos.

—¿Iremos al local más tarde? – pregunté a Shinichiro.

—Así es, Izana, ¿tú a dónde irás? – inquirió Shinichiro.

—Iré con unos amigos, Shinichiro.

Al terminar de desayunar, recogí la mesa y me encontraba lavando los utensilios que estaban sucios hasta que sentí que me dieron un beso en la mejilla.

—Me voy. Vuelvo más tarde —dijo Leah.

—Ve con cuidado, Leah, llámame si necesitas algo.

—Claro, ¡chao, chao! – ella se giró encontrándose con Izana sentado en la isla de la cocina.

—¡Chao, chao, Izana! – ella se acercó a él y lo abrazó.

—¿Quieres que vaya por ti? – preguntó Izana.

—No, no hará falta, no te preocupes —respondió Leah.

—De acuerdo, enana número dos, ve con cuidado – le dijo Izana, y Leah salió dando saltitos.

—Tiene unos meses así de feliz – comentó Izana –Creo que está saliendo con un muchacho – se encogió de hombros.

—¿Mi tía lo sabe? – pregunté.

𝘓𝘰𝘷𝘦 𝘣𝘦𝘺𝘰𝘯𝘥 𝘵𝘩𝘦 𝘺𝘦𝘢𝘳𝘴 | 𝘞𝘢𝘬𝘢𝘴𝘢 𝘐𝘮𝘢𝘶𝘴𝘩𝘪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora