𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 29

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El sol empezaba a ponerse, tiñendo el cielo con tonos naranjas y rosados mientras nos preparábamos para nuestra rutina durante el medio tiempo del partido de fútbol. Los espectadores llenaban las gradas, sus gritos y aplausos creando una atmósfera electrizante. Nos alineamos en el borde del campo, listas para llevar un toque de magia al juego.

La música comenzó, una melodía instrumental que se elevaba suavemente en el aire. Dimos nuestros primeros pasos, deslizándonos hacia el centro del campo como si flotáramos. Las cintas de colores atadas a nuestras manos se movían con gracia, formando patrones en el aire mientras danzábamos. Los movimientos eran suaves y fluidos, cada paso sincronizado perfectamente con la música y entre nosotras.

Formamos una estrella en el centro del campo, las cintas extendiéndose hacia afuera como rayos de luz. Nuestras voladoras subieron a los hombros de las bases y, con un giro elegante, saltaron en el aire, realizando saltos mortales y giros que hicieron que la multitud contuviera la respiración.

La música subió de intensidad, y comenzamos a movernos en círculos concéntricos alrededor de la estrella central. Las cintas volaban a nuestro alrededor, creando un efecto hipnotizante. Mientras girábamos y saltábamos, los espectadores seguían cada movimiento con fascinación, sus ojos brillando con la magia que estábamos creando.

Nos acercamos al clímax de la rutina, formando una pirámide elevada. Las voladoras se posicionaron en la cima, sosteniendo las cintas que ahora ondeaban libremente en el aire. Las luces del estadio se reflejaban en las cintas, creando un efecto deslumbrante. El sonido de la música alcanzó su punto más alto, y todas nos congelamos en una pose final, las cintas colgando a nuestro alrededor como un halo de colores.

Mientras nos retirábamos del campo después de nuestra rutina mágica, la emoción en el estadio era palpable. Los aficionados estaban animados, y la atmósfera estaba cargada de energía. El partido había estado reñido, pero ahora el marcador mostraba una ventaja para nuestro equipo.

Las luces del estadio brillaban intensamente, y el rugido de la multitud era casi ensordecedor. Todos los ojos estaban fijos en el campo, donde los jugadores se movían con determinación y coraje. La tensión era palpable, y cada pase y cada tiro parecía intensificar la expectación.

El estadio estalló en un estallido de júbilo. Los espectadores se pusieron de pie, gritando y aplaudiendo con entusiasmo. Los jugadores en el campo se abrazaron y celebraron el gol, mientras nosotros, las porristas, corríamos hacia el borde del campo para unirnos a la celebración.

El silbato final sonó, marcando el final del partido. La multitud enloqueció, y nuestros jugadores se lanzaron al suelo en un mar de abrazos y gritos de victoria.

Senju corrió en mi dirección y se lanzó a mis brazos con una sonrisa radiante.

—¡Yo creo que se pusieron bien porque animamos muy bonito! —dijo, su entusiasmo y alegría evidentes en cada palabra.

Reí y le di un fuerte abrazo, compartiendo su emoción. La sensación de haber contribuido a la victoria del equipo y de haber hecho un buen trabajo animando era increíble.

—¡Sí, creo que contagiamos al equipo! —respondí riendo.

De repente, uno de los chicos del equipo de fútbol, que estaba todavía con el rostro enrojecido por el esfuerzo y la emoción, gritó desde el campo:

—¡Y porque son bonitas!

La declaración nos hizo reír a ambas, y Senju soltó una risita mientras me miraba con complicidad.

—¡Gracias! —grité de vuelta, moviendo los brazos en señal de agradecimiento.

Senju comenzó a reírse, y de repente, me hizo girar con un movimiento juguetón. Me encontré cara a cara con Wakasa, que se acercaba tranquilamente hacia nosotras con un hermoso ramo de gerberas en la mano. La visión me sorprendió, y no pude evitar correr hacia él con una sonrisa de sorpresa y alegría.

𝘓𝘰𝘷𝘦 𝘣𝘦𝘺𝘰𝘯𝘥 𝘵𝘩𝘦 𝘺𝘦𝘢𝘳𝘴 | 𝘞𝘢𝘬𝘢𝘴𝘢 𝘐𝘮𝘢𝘶𝘴𝘩𝘪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora