Shoto-san, maestro del origami

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—Eso es... un... ¿koala?

—Es un oso.

—Un oso, claro.

Momo mira el origami que Eri estaba haciendo.

—Los míos quedan muy feos...

—Todo es práctica, Eri-chan.

—¿Lo es?

—Claro que sí, nadie empezó siendo bueno.

—Entiendo. Práctica.

Eri asiente y estira sus pies por debajo de la mesa.

Estaban sentadas en el suelo en una pequeña mesa baja que había en la habitación que ambas compartían.

—Shoto-san está tardando.

—Quizás haya pasado por algo para comer.

—¿Él lo haría?

—Creo que sí.

—Mm...

Eri se recuesta en el suelo y suspira.

Toc, toc, toc.

—Pasa.

A la voz de Momo, la puerta se abre y un albino-rojizo entra por la puerta con una pequeña caja en sus manos.

—Perdón, pasé para traer algo de comer.

—Oh, Shoto-san.

Eri se pone de pie y corre a él.

—¿Qué es?

Ella recibe lo que Shoto traía y lo sigue camino a la mesa donde Momo estaba sentada.

—Soba.

—Eh. ¿Soba?

Eri mira sorprendida la cajita en sus manos.

—Soba fría.

—El almuerzo estará pronto, Todoroki-san...

Shoto abre sus ojos, sorprendido.

—Es verdad.

El de ojos bicolor mira a Eri.

—Eso...

La pequeña albina deja la caja con soba fría a su lado.

—Shoto-san, Shoto-san ¿has hecho origami antes?

El único hombre en la habitación camina desanimado hacia su puesto en la mesa, abre la caja de soba propia y empieza a comer. Niega con su cabeza al notar la mirada de Eri.

—¿Quieres intentarlo?

Shoto alza su mano.

—Déjalo acabar.

Momo ríe mientras mira a Shoto comer.

—S-, Se hace... así y-, y... así...

Eri empieza a explicar a su modo cómo se hacen los osos de origami.

Shoto termina de comer y toma una hoja.

—...

Eri frunce el ceño.

—Eres bueno con los dedos, Todoroki-san.

Momo, sorprendida, comenta al verlo desenvolverse fácilmente al hacer origami.

—Una vez Mina me puso a entrelazar los listones para decorar la clase.

—¿Listones?

—Fueron 40 metros de listones entrelazados.

—No recuerdo haber visto listones entrelazados...

Los ojos de Momo caen en Shoto, quien hacía una mala mueca.

—Al final dijo que no era necesario.

—Ah.

—Hagakure-san y Mina-san tienen buenos gustos estéticos.

Shoto y Momo miran a Eri.

La pequeña tenía lagrimas escurriendo por sus mejillas y tenía junto a ella su caja de soba fría y enfrente la de Shoto, que había dejado a medias. Una acabada y la otra en proceso de acabar.

—Momo-san, solo me toca practicar más ¿verdad?

—¡Eri-chan!

Su boca estaba sucia y demostraba claramente una adicción a la soba fría, el causante fue una baja emocional causada por Shoto Todoroki y su excelencia en manualidades.

El oso de origami de Shoto tenía raza, género y hasta nombre propio. Según pensamientos de Eri.

Esa tarde Eri no almorzó.

¿Cuidar a quién? | TodoMomo & EriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora