Extra III - Lo que pasó

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Tanjiro iba a empezar a estudiar en el instituto Kimetsu esa semana.

Si bien no era algo que apeteciera, ya que fácilmente obtendría un cartón haciendo algunas pruebas y pagando un poco, su madre estaba totalmente en contra.

—No.

—Pero mamá, estudiar es-

—¡Necesario!

—Puedo ir a la uni-

—¡No! Jigoro.

El mayor que estaba al marguen, esperando una orden para irse, se para recto y enfrenta a la mujer.

—Irás a Tokio con Tanjiro. Inscríbelo al Instituto Kimetsu.

—¿Entiendo que esto también hace referencia a Himejima Gyomei?

—Sí.

—Sí señora.

Jigoro hace una reverencia y abandona rápidamente la habitación.

Tanjiro traga saliva.

—Pero-

—Si tienes algún problema, en la sede Tokio se encuentran los Uzui.

—Tengen y sus esposas ¿no?

—Muzan-kun también puede ayudarte, aunque no creo que necesites su ayuda.

—Kibutsuji-san da algo de miedo...

En ese momento no pudo evitar suspirar. Pero estaba acostumbrado a que su madre fuera tan obstinada, razón por la cual simplemente asintió y agachó la cabeza.

—Sí señora.

Luego de abandonar la sala, Tanjiro se dirigió de inmediato a su habitación.

«Zenitsu e Inosuke estudian en Kimetsu, no será una mala experiencia de primera mano» pensó mientras caminaba a paso aletargado hacia su cama «Pero... ¿y si alguien vuelve a amarme?».

Su gran vicio en no tener asistentes femeninas había repercutido en casi todas las decisiones que había tomado.

Desde negociar únicamente con hombres, hasta dejar vacante el puesto de ser secretario directo suyo. Tenía a Jigoro Agatsuma como su ayudante, pero él no ostentaba tal puesto.

«Realmente no pude olvidar a esa... persona» suspiró justo cuando clavaba su cara en la suave almohada de su cama.

Aún podía recordar esas manos tocando su cara y acariciando su espalda. El simple hecho de hacerlo le generaba nauseas y le quitaba el apetito.

Hacía varios años una niña se había acercado a él bajo el pretexto de ser su amiga.

Eso sucedió cuando estaba en primaria, a la cual asistió por obligación de su padre. Él, tan amable e inocente como fue en ese tiempo, aceptó pasar tiempo junto a esa niña.

Ella era dos años mayor a él, pero compartieron tiempo como si esa barrera de edad no existiera.

El motivo por el que estaba tan atrasada de curso nunca lo supo, pero conocía bien que ella tenía ciertos problemas con su familia.

Entonces, cierto día que ella no entró a clases, él fue a buscarla.

El abuso que sufrió lo dejó más que traumado con las mujeres desde ese día.

Ella no paró cuando le dijo basta, siguió insistiendo en que si tenían un hijo, los problemas de su familia se solucionarían.

Dejó de verla y pasar tiempo juntos, pero ella no dejaba de seguirlo y gritarle «Te amo», casi como una maldición.

Cuando sintió acidez en su boca, supo que era suficiente de pensar en ello.

Suspiró y se dio la vuelta.

—Espero que estar con ellos valga la pena...

[ • • • ]

—Esa bruja estúpida me volvió a ganar.

Inosuke espectó con gran molestia.

—Aoi-san es increíble ¿creerías si te digo que lo agarró del pelo y lo estrelló contra los casilleros de zapatos?

Zenitsu le comentó el chisme mientras se atragantaban con tanta comida como sus jovenes estógamos pudieran soportar.

—Aoi-san... ¿es esta?

Tanjiro le mostró su teléfono a Zenitsu, quien lo revisó y asintió en respuesta.

—Kanzaki Aoi-san, a su lado está Kocho Kanao-san.

—Kocho Kanao... —susurró para sí.

Algo en su nombre sonaba... confortante. Por algún motivo ver su cara le traía cierta tranquilidad, cosa que de cierta manera le generó confusión.

—¿Cómo es ella?

—Callada normalemente, pero parece tener una personalidad como sus hermanas, algo extrovertida y fácil de leer, es bastante normal.

—Entiendo...

Ante la sinceridad de Zenitsu, el pelirrojo simplemente podía elogiar su alto grado de preparación.

Tiempo después cuando le preguntó sobre por qué sabía tanto de ella, su respuesta fue «Creí que podrías preguntar por ella, así que investigué». Él lo conocía bastante bien.

Desde ese momento él tomó nota de esa persona.

Mayor fue su consternación que dos días después, mientras iba hacia una reunión con Kibutsuji Muzan, él se encontraría con esa chica mirando los anuncios de trabajo.

Mandó a parar el auto, pensando en alguna manera de llamar su atención y pedirle que trabajara para él.

Y entonces cayó en cuenta de lo raro que era ese pensamiento.

El afán de hablar con ella pocas veces lo había sentido, y con la urgencia que lo hacía le resultaba incómodo.

Dudó en acercarse, pero cuando vio a un hombre gordo y calvo poner sus manos sobre sus pequeños hombros, la paciencia se acabó y tomó cartas en el asunto.

—Lo siento, pero necesito a esta chica.

Si bien su lengua se soltó un momento, en un extraño impulso por exhibir lo mejor de sí, se arrepintió casi de inmediato cuando notó la mirada asustada de la joven de ojos púrpura.

Y entendiendo perfectamente la necesidad de su joven empleador, Jigoro le extendió una mano y se encargó él mismo del problema.

Eso fue lo que pasó, lo que unió rápidamente a Tanjiro a la joven de pelo negro que casi de la nada, le robó el corazón.

[ F I N: EXTRA III ]
































—Ha... ¿qué se supone que haga?

Tanjiro suspiró por quinta vez en lo que llevaban de reunión, por lo que el hombre de ojos rojos sentado frente a él lo miro mal.

—Ya me irritaste con tus suspiritos, dime lo que te molesta y resolvámoslo juntos.

—No te daré un mejor trato por hacerlo... —respondió de mala gana, pero le comentó su problema.

Cuando terminó de hablar, Muzan miró con interés al joven.

—Con que es así... ese abuelo seguro y lo logra, pero deberías dejarle en claro quién manda —dice para luego poner sus codos sobre su escritorio.

—¿Quien manda? —preguntó Tanjiro con duda.

—Haz un contrato que diga que tus órdenes son absolutas, así recibe una advertencia. Ella se negará y entonces le ofreces uno en el que pague menos, pero sin esa claúsula.

Sonrió con su típica sonrisa de mal agüero, pero que Tanjiro sabía él pondría siempre que tenía una gran idea de negocio.

—Yo... lo tendré en cuenta...

Y lo tuvo en cuenta.

Service - TanjiKanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora