III

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Catra's Pov

Corrí en círculos por todo el lugar. No había traído mi teléfono, por lo que no sabía qué hora era.

Terminé en los alrededores de la piscina, creyendo que nadie estaría allí tan temprano, pero me equivoqué.

Ya había alguien nadando despreocupadamente por ahí, con certeza sabía que la poseedora de aquella cabellera azul turquesa pensaba lo mismo.

Decidí mirarla nadar desde lejos, parecía una sirena desde cualquier ángulo que la viera. No me dí cuenta cuándo llegué al borde de la piscina.

—Ughhh, ¿Qué no puedo nadar en paz por sólo cinco segundos?—Hizo una pregunta retórica para luego salir, aún mojada por el agua.—¿Qué es lo que quieres?

—Quiero que me enseñes a gruñir como tú, lo haces increíblemente bien—Respondí con sarcasmo, a lo que ella río.

—Lo sé.—Se secó con una toalla que no sabía que estaba ahí hasta que la vi. Salió caminando del lugar, y yo, al no tener nada bueno que hacer, la seguí.

Un rato después de caminar en círculos, finalmente paró y se volteó.

—¿Por qué me estás siguiendo?

—Ahm...—Antes de que pudiera formular una respuesta coherente, una voz masculina aguda nos interrumpió.

— Oh Mermista~ ¿Dónde estás, mi dulce princesa?—Esa voz era fácil de reconocer.

—Con que Sea Hawk, ¿eh?—Me burlé levantando una ceja. La tal Mermista se sonrojó visiblemente.

—Es sólo un conductor, ¿ok?, Sólo mi conductor—Respondió avergonzada, a lo que tuve el impulso de reir.

—¡Te he escuchado, querida! ¡Ahora voy!

—¡Mierda!—Dijo bajo, para luego salir corriendo, llevándome con ella.

—¿Pero qué caraj-

—¡Cállate y sígueme la corriente!

—¿Eh?—Iba a continuar hablando hasta que me tomó por el hombro en un abrazo un poco extraño.

—Mermista~

—¡Hey!, ¡Qué sorpresa verte! Sabes, no tengo mucho tiempo para hablar porque iba a salir con...—Hizo una pequeña pausa para que yo la ayudara. Afortunadamente reaccioné a tiempo

—Catra—Dije con una sonrisa falsa.

—¡Catra! Sí, eso. Así que lo siento, no podré ir contigo al lago—Hizo un puchero muy exagerado, pero el pobre hombre se lo creyó.

—Pero... tú lo prometiste—Hizo ojos de cachorro y casi siento lástima por él. Casi

—Sí, pero le prometí a Catra que iría...

—Uh... al muelle que está como a 40 minutos de aquí, como hace tres semanas de antelación—Me golpeé mentalmente por aquella estupidez; al menos sí había un muelle a 40 minutos.

—¿Se conocen desde antes?—Preguntó con una mueca de desconfianza.

—¡Si! Quiero decir, estuve en uno de sus viajes escolares y desde ahí nos llevamos bien, ¿Cierto, Catra?

—Totalmente—Hice mi mejor esfuerzo para sonar convincente.

—Así que si me disculpas, iré a llevar a Catra al muelle.

—¿Así vestida?—Sólo con esa pregunta noté que aún estaba en pijama y ella con traje de baño.

—Nope, por la tarde estaremos ahí—Me pareció razonable para que el hombre de bigote creyera nuestra mentira.

—¡Genial! ¡Iba a estar en el muelle por la tarde con el admiral Scurvy! ¡Nos vemos ahí entonces!

Mermista se golpeó la frente con la palma de su mano.

—Ughhhhhh—Su gruñido duró al menos 3 minutos, un tiempo muy largo para mí, empezaba a tomar en serio la propuesta de que me enseñara a gruñir así. Suspiró antes de hablar— Supongo que lo siento por arrastrarte a esto conmigo, pero si quiero que me deje en paz, tendrás que ir.

—Lo que sea.

—¿Lo que sea?—Preguntó levantando una ceja

—Sí, lo que sea mientras esté fuera del campo de visión de esa rubia idiota.—Para que no volviera a cuestionarme, decidí que yo sería quien la cuestione.—De cualquier modo, ¿Por qué huyes de Sea Hawk?

—Porque es tan molesto—Respondió, otra vez, en medio de un gruñido. ¿Cómo hacía eso? No continuó, y yo no insistí. Sabía que, aunque era cierto, ella lo evitaba por otras razones, y su situación me parecía algo familiar.

Nos sentamos en el césped porque al parecer, ninguna de las dos tenía nada más importante que hacer, y surgió una conversación bastante normal entre nosotras- sin tocar el tema de Adora o Sea Hawk, por supuesto.

Cuando vi la hora me percaté de que era demasiado tarde y que me había perdido la hora del desayuno, Mermista pareció notar mi preocupación y decidió hablar para calmarme.

—Puedes desayunar conmigo, después de todo, yo también perdí mi hora de desayuno con el personal—Aunque a veces parecía ser molesta, Mermista era en realidad una increíble persona—que gustaba de un pirómano—Pero igual lo era.

—Ahm, gracias.¿No te molesta?

—Nah, me ahorro el almuerzo de esa forma—Respondió encogiéndose de hombros. En fin, deberías irte a cambiar y nos vemos en la salida después. Comeremos en un buen lugar fuera de aquí.

—... Ok, gracias, y lo siento de nuevo.—Me fui no queriendo hacerlo, pidiendo internamente a quién sabe quién que no me encuentre a Adora, o peor, a su fastidiosa amiga brillos.

Adora's Pov

Ya había pasado mucho tiempo desde que Catra había huido sin escucharme. Me sentía más idiota con cada segundo que pasaba, y no sabía si sería mejor buscarla o dejarla en paz.

Después del desayuno—En el que Catra no estuvo—Apareció Glimmer, sofocandome con cada cosa que hacía, me llevó tomada de la mano por todos lados. Como mi mente estaba en otra parte, no me di cuenta de una silueta parecida a la de Cara en el césped, junto con otra más. Y era precisamente en ella en quien estaba pensando.

Vi que la silueta se levantó, mostrando que iba a irse, así que, confiando en mi instinto, me solté de Glimmer bruscamente y corrí en dirección a los dormitorios.

Llegué antes, y efectivamente Catra no tardó en aparecer, visiblemente menos cansada que yo. No notó mi presencia (o fingió no hacerlo), porque ya estaba tomando su ropa y dirigiéndose a las duchas.

—Ehem—Carraspeé tratando de llamar su atención, gruñó por lo bajo y se volteó.

—Lo que sea que quieras hacer, no lo hagas—Dijo seca para intentar salir de mi vista, pero yo fui más rápida y la tomé del brazo con firmeza, pero no de una manera que pudiera lastimarla.

—No haré nada—Sus ojos se ampliaron, pero mantuvo su expresión seria.—Sólo quería hablar contigo, necesito hacerlo porque no me parece justo que me odies sin saber bien que es lo que pasa por mi cabeza—Abrió y cerró la boca varias veces, no encontrando nada que decir. Finalmente, suspiró.

—Está bien, no es como si me importara. Pero será después, me tengo que ir—Se soltó y desapareció por la puerta del baño. Sonreí y di un pequeño salto de victoria.

Después de calmarme, me di cuenta de algo.

No sabía qué decirle.


A Summer Love StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora