A Summer Love Story

VIII

Adora's Pov

No pude entrar a la oficina de la señorita Weaver a ver qué es lo que sucedió con lo de Catra y Glimmer.

Cuando salieron, Catra fue directo hacia mí.

—Hey, Adora—Saludó, haciéndome olvidar por un momento lo que iba a decir.

—¿Qué fue lo que decidieron?—Pregunté, pareciendo más nerviosa que ella.

—Después de una larga discusión entre Sparkles y su madre, su madre entre Weaver y luego mi tía hablando pacíficamente decidieron que para no dar mala reputación a la gente que trabaja aquí... decidieron que la niña brillosa se quedaría fuera de nuestro grupo y que si se acercaba a mí a menos de un kilómetro la enviarían a su casa con su madre. La pobre señora parecía harta y casi le rogó que no me toque.—Contó riendo.

—Parece que ahora estamos solas—Dije levantando mis cejas seductoramente, ella desvió la mirada y me dio un pequeño empujón.

—Idiota.—Murmuró por lo bajo, sacándome una sonrisa.

(...)

Cuando llegamos al árbol bautizado como nuestro lo único que hicimos fue sentarnos en la rama de siempre.

No sabía cómo romper el silencio. No era incómodo, pero parecía que no había nada más que decir.

—¿Qué le dice una foca a su madre?—Pregunté, tratando de aligerar el ambiente. Ella me miró con una expresión extraña mientras negaba con su cabeza.

—No lo hagas, Adora—Pidió casi en un ruego. Bufé.

—Está bien, pero no te quejes cuando no te cuente nada.

—Oh, créeme, eso no pasará.—Respondió con una sonrisa burlona. La miré con algo de molestia, pero se fue inmediatamente al mirar sus ojos bicolor.

Hipnotizada.

Si había una palabra que podría describir como me sentía en ese momento, sin dudas era esa.

Y por fin entendí por qué quería protegerla.

Estaba enamorada de Catra.

Cuando ese pensamiento pasó por mi cabeza me puse nerviosa, estaba segura de que parecía un tomate maduro, podía sentir mis mejillas ardiendo, como si hubiera estado expuesta a mucho sol durante horas.

Desvié mi mirada inmediatamente, ella me miró con un poco de confusión y luego burla.

—¿Qué? ¿Te comió la lengua el gato?—Se burló.

—Si el gato fueras tú, me gustaría que lo hicieras—Respondí sin pensar mucho. Catra abrió los ojos con sorpresa, y vi como sus morenas mejillas se coloreaban con un rojo suave. Sonreí.

Con el valor que ni siquiera sabía que tenía, me acerqué un poco a ella, colocando mi brazo alrededor de su cintura, atrayéndola más hacia mí. Catra no se opuso, más bien apoyó su cabeza en mi hombro, con una tímida sonrisa.

Suspiré con felicidad. Unos momentos después me aventuré a tomar su mentón, haciéndola mirarme. En sus ojos notaba el nerviosismo que sus facciones relajadas ocultaban.

El acercamiento en nuestros rostros se hizo presente, y el deseo de besarla que hace un tiempo rondaba por mi cabeza se intensificó, a tal punto de que casi no lograba pensar más.

Ella cerró sus ojos, esperando el momento en que nuestros labios se tocaran. Cuando estaban a punto de rozarse, un grito arruinó el casi perfecto ambiente que nos rodeaba.