IX

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Las palabras escritas en cursiva están escritas en español.

Adora's Pov

La había besado.

Sus labios eran magia pura, cómo un algodón de azúcar que se deshacía al contacto con mi boca

Tan dulce, tan...perfecta.

Todo de ella era digno de admirar para mí, era como si dependiera de ella para funcionar.

Era curioso, porque a la vez me ponía el mundo de cabeza, hacía que olvidara cómo respirar.

Estaba muy enamorada. Y también asustada, porque todo lo que había sentido antes no se comparaba con lo que sentía por Catra.

¿Hay otra forma de llamar a este sentimiento?

Seguramente la haya, pero no quiero hacerme ilusiones sobre algo que puede que esté solo en mi cabeza.

Cuando nos separamos, ella me miró intensamente, en sus ojos había una ventana hacia su alma, y si me dejara entrar, la analizaría con mucha dedicación.

Un par de segundos después su cara se volvió en tonos rosas y rojizos, bajó su cabeza en un intento de ocultar su avergonzado pero tierno rostro mientras sus manos se movían nerviosamente.

Como yo aún estaba en trance, no pude procesar lo que acababa de suceder entre nosotras, pero luego mi cerebro hizo 'clic' y comencé a entrar en pánico.

¿Qué tal si me gritaba? ¿Y si dejaba de hablarme por el resto de mi vida? ¿Ella me odiará?

Siempre he sido muy paranoica. ¿Ya lo mencioné antes?

Aunque todas mis preocupaciones no tenían mucho fundamento, pues su mirada me indicaba todo lo contrario.

Tomé una de sus manos sintiéndome mucho más nerviosa de lo que debería, Catra me miró otra vez con esa hermosa sonrisa tierna que me encantaba. Perdí el equilibrio por ella, y aunque traté de recuperarlo fue muy tarde.

Caí en el suelo, aún sujetando a Catra, por lo que ella se cayó del árbol también.

Había escuchado que los gatos siempre caen parados, pero como ella no es un gato, cayó sobre mí.

Después de las quejas y el dolor temporal finalmente nos dimos cuenta de la posición en la que estábamos. Ambas nos sonrojamos a más no poder, y entramos en pánico.

No sabíamos qué hacer en esa situación, pero ninguna de las dos se apartó.

Y de nuevo, los gritos interrumpieron, esta vez haciendo que nuestras cabezas se golpearan.

Ignorando el dolor, tomé mi teléfono para ver la hora, pero este ya no funcionaba debido al impacto anterior. Estaba totalmente dañado, y no podría arreglarlo hasta después regresar a casa.

Pero no me importaba mucho.

—Probablemente nos estén buscando, deben ser casi las seis.—Dije levantándome del suelo y ayudando a Catra a hacerlo también.—¿Vamos?—Asintió mientras se sacudía el cuerpo. Una pequeña ramita estaba atorada en su corto pero igual de hermoso cabello, reí bajito y se la quité con delicadeza. Se sonrojó nuevamente, y apartó mi mano con un manotazo suave.

—Idiota—Murmuró antes de salir hacia el lugar del campamento. Me apresuré a seguirla.

Cuando llegamos al sitio donde se armó la fogata, se formó un extraño silencio. Todos nos miraban con sorpresa, Weaver con indignación y Netossa con una sonrisa pícara.

A Summer Love StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora