CAPÍTULO 10

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MELISSA

"Maggie's" se llamaba la cafetería de los padres de Emma. Solo había dado un paso dentro, y ya sentía que estaba en el paraíso. Las paredes en tonalidad blanco y rosa pastel con decoraciones de flores me habían dejado sumamente cautivada. Al igual que cada espacio especialmente cuidado; la disposición de las mesas con tanta armonía y planificación, blancas al igual que la decoración en las paredes. Los utensilios y loza, de estilo romántico. Todo parecía de ensueño.

Estaba entusiasmada por mi primer día de trabajo. Mike me llamó anoche contándome que Emma había hablado con sus padres y tendría la oportunidad de trabajar ahí, inicialmente de prueba, pero la sola idea me fascinaba. Trabajar en una cafetería era como un sueño para mí, conectaba directamente con mi amor por la repostería. Casi grité de felicidad, grito que Mike dio por mí. Cada vez me convencía más de que tenía espíritu de niño. 

Emma trabajaba en la cafetería de sus padres. Luego del fallecimiento de su novio, había pausado sus estudios, y sus padres le ofrecieron que trabajara en el café. La habían animado con que sería una buena forma de distraerse, de no quedarse sola en casa con la única compañía de la tristeza. Al menos, eso fue lo que me confió Mike. 

Me emocionaba por fin tener la oportunidad de hablar con ella. 

Rellené los últimos formularios, y acomodé el uniforme hasta que quedó perfectamente presentable. Emma estaba limpiando unos estantes.

—¡Qué emoción que pasaremos más tiempo juntas! —dije sonriendo. Ella se mantuvo indescifrable. 

Me acerqué a Emma, ofreciéndole mi ayuda en la limpieza, pero se negó a aceptarla. En silencio, caminó y se colocó en la caja. La desilusión haciéndose presente en mi corazón, mas debía enfocarme en el trabajo. Yo atendería las mesas, junto con dos muchachos más. 

¿Estaría haciendo algo mal? Cada vez que intentaba aproximarme, ella retrocedía dos pasos. 

«¡No importa! no me rendiría».

El lugar se llenó de gente, logrando su peak alrededor de las 17:00 hrs. Memoricé todos los postres que ofrecía el lugar con facilidad, casi todos sabía prepararlos. El favorito de las personas era el cheesecake de frutilla. Especialmente para este tenía una receta que lo dejaba cremoso y con mucho sabor. Pero no estaba aquí para cocinar, solo debía atender. Quizá algún día podría tener mi.... «No, basta de soñar»

Mientras recogía los pedidos, intentaba cruzar alguna sonrisa con Emma, pero ella siempre parecía demasiado concentrada en sus pensamientos, me preocupaba, y me recordaba un poco a mí misma. 

El ruido de la campanita anunciando el ingreso de un nuevo cliente, me hizo recuperar la concentración. 

JJ había entrado al local, de la última vez que nos vimos habían pasado unos días. 

La soledad que siempre arrastraba a su paso, haciéndose presente. Tomó asiento en la mesa junto al ventanal, traía una mochila que dejó a un lado del asiento, sacando varios libros de esta. Suspiré, y fui dejarle el menú.

Su silencio se sentía pesado, teníamos una conversación pendiente. 

—Qué extraño que no me encares por haberlas tomado de tu habitación. 

¿De qué hablaba? 

Cierto. En mi casa percibí un movimiento extraño de sus manos, como si se hubiese llevado algo, pero no noté la ausencia de nada en mi cuarto. 

—Yo... —dudé— ¿Qué te llevaste?

Su mirada no reflejaba el típico desdén hacia mi persona, se había apaciguado de cierta manera, o eso parecía. 

LA INCITACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora