CAPÍTULO 11

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Cuando las voces se hacían más presentes agudizaba sus sentidos. Al escucharlos sentía como si pudiera formar parte de ellos; su ser que únicamente sobrevivía tenía la chance de soñar con otra realidad. Una dónde su alma pudiera habitar en aquel cuerpo tan libre. 

Una vida que le había sido arrebatada a tan corta edad.

Los pequeños retazos que podía reunir de un tiempo pasado cada vez se hacían más distantes. Al parecer, en aquel afán de ocultar su existencia, realmente estaba perdiéndose a sí mismo. ¿Acaso sería posible? ¿Solo existíamos al ser percibidos por los demás?

En su inocencia, se preguntaba qué había hecho mal, ¿por qué nadie podía advertir su presencia? ¿por qué permitían que su esencia se consumiera y apagara? 

Las preguntas vagaban por su mente, en tanto jugaba con sus pies en aquel lugar dónde era difícil discernir el día de la noche; aquel sitio pequeño dónde las horas no existían, suspendido en el tiempo, perdiéndose en la tristeza que agobiaba su corazón. 

Ese dolor estaría siempre presente en su vida, punzante, asfixiante. 

Pocas veces reunía el valor para cuestionarla, pero aquella vez exigió una explicación. 

Amor. Fue su respuesta.

Un amor, 

un secreto.

Siempre sería su más preciado secreto. 





𝑀𝓊𝒸𝒽𝒶𝓈 𝑔𝓇𝒶𝒸𝒾𝒶𝓈 𝓅♡𝓇 𝓁𝑒𝑒𝓇


LA INCITACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora