CAPÍTULO 12

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JJ

Cada encuentro que tuve con Melissa en los últimos días me dejó con más inquietudes que verdades. No me sentía precisamente orgulloso de haber robado aquellas medicinas de su casa, pero de mí nunca se podía esperar nada bueno. 

Investigué qué tipos de medicamentos eran, principalmente antipsicóticos y antidepresivos. Sin embargo, los envases estaban repletos, y ella al menos fingió demencia cuando hablamos en la cafetería de Emma. Parecía tan sincera...

¿Serían de sus padres?

Ya no sabía qué pensar. Las devolvería eventualmente, desde un inicio fue un error haberlas tomado. Debí sacar una fotografía y largamente rápidamente de aquella habitación cargada de rosa, pero todo pasó demasiado rápido. 

Cuando hablamos en el café, se veía tan conmocionada por mis palabras. Por un segundo, pensé ¿y si todo este tiempo he estado equivocado? ¿y si ocurrió algo ese día de lo cual yo nunca me enteré? 

Sería posible, Susan, jamás me habría hecho saber una noticia que podría haber apaciguado aquel torbellino que era en aquel entonces, y que pese a los años seguía siendo. Me quería fuerte, y en este mundo te hacías fuerte resistiendo. 

El profesor, llamó por tercera vez mi nombre: Jack Reed. Preguntándome seguramente algo relacionado con la clase. Su expresión malhumorada, me decía suficiente de lo bueno que era molestando a las personas. Yo no frecuentaba responder a ese nombre, no podía culparme por ello. 

Sonreí, y recargué la espalda en el asiento. Era el típico estudiante desagradable y déspota. No me iba mal, tampoco genial, pero sí me encargaba de causar problemas, y no solía prestar demasiada atención. Me quité el lápiz de la boca, y di una respuesta rápida. Lo primero que me vino a la cabeza.

—¿Quiere que dé un resumen de la clase? Solo habló un montón de mierda, que nadie prestó atención. 

Charlotte volteó su cabeza, la risa se hacía presente en su rostro, le devolví la sonrisa. 

Ninguno de los dos sabía qué hacíamos ahí, tampoco sé quién siguió al otro en estudiar filosofía. Nosotros solo vivíamos el día a día, y ya veríamos cómo solucionaríamos todas esas decisiones que no quisimos enfrentar en un futuro. 

Si es que existía un futuro. A veces era difícil soñar con uno, cuando tenías tanta mierda en la cabeza.

La clase terminó sin que el profesor recriminara mi actuar. Salí del salón, con Charlotte acompañándome en el pasillo. Estaba emocionada contándome cuál sería su broma para Halloween. Su cabellera rojiza se balanceaba de un lado a otro, al igual que su energía tan exagerada y chillona que hacía que todos giraran en nuestra dirección.

Hombres, 

y mujeres.

Me quedé en blanco cuando divisé el vehículo de mi padre en el patio de la Universidad, sobre este, el imbécil recargado en él, esperándome. 

Charlotte me siguió con sigilo, ya sabía cómo nos llevábamos. 

—¿Qué mierda haces acá? —solté con una mueca de fastidio. No me agradaban las sorpresas y menos cuando se trataba de ese hombre. Nunca traía buenas noticias.

Logan, era una persona cobarde y cruel. 

—Quería ver cómo seguía todo, pero ya veo que las cosas están igual que siempre.

En ese instante, Charlotte se adelantó, pasando a un lado de nosotros. Quizá vería a Emma, o simplemente tomaría un taxi. Entendía si no quería quedarse demasiado tiempo con mi padre. Volteó una última vez, alzando una mano en señal de despedida, ligeramente desanimada por dejarme con aquel sujeto. Dejé escapar un suspiro de alivio, al ver su silueta que comenzaba a perderse entre la gente. No me agradaba que los demás fuesen testigos de los escándalos que solía hacer mi padre, él único que debía lidiar con ello, era yo. 

LA INCITACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora