Cómo leíste, aquí encontrarás One Shots más largos de lo normal con Katsuki Bakugo, mejor conocido como la rubia explosiva, algunos normales y otros lemmon, si no te gustan esta clase de contenidos, no te recomiendo que te quedes. Porque esto ta pot...
Hoy es uno de esos infernales días en los que hago ejercicio con Bakugo... pongan F por mí.
—Hey, aterriza de una buena vez y vístete.
—Ya voy... —dije yendo a mi cuarto, si, tengo uno propio aunque casi nunca estoy ahí.
Fui a mi closet y me puse una de las pocas ropas deportivas que tengo, lo admito, si no fuera por Bakugo creo que casi no haría ejercicio así que no tengo mucha.
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Cuando salí noté que Bakugo me miró por unos segundos y luego dijo "vamos" mientras caminaba hacia él patio.
Salimos y me di cuenta de la exagerada cantidad de productos para hacer ejercicio que había allí. Pesas y hasta una máquina de correr.
—¿En qué momento compramos todo esto? —me pregunté arrepentida.
—No te desconcentres y empieza de una buena vez
—¿Eh? ¿Qué quieres que haga?
—¿Acaso crees que venimos aquí a jugar? ¡No! ¡Obviamente tienes que hacer ejercicio!
—Si si ya voy no me grites... —dije mientras me agachaba.
Me puse en postura para hacer lagartijas y recordé que nunca pude hacerlas, me puse algo nerviosa ya que Bakugo me estaba mirando y siempre ha sido muy estricto conmigo en estas situaciones.
—¿Qué esperas?
—A-ahora que lo pienso, mejor hago pechadas —dije cambiando mi posición.
Hice una pechada y sentí toda esa presión en mi estómago. Mierda ¿de verdad soy tan mala en estas cosas?
Me propuse hacer 10 pero al final solo pude hacer 5, me sentí realizada pero Bakugo me miraba como si faltara algo más.
—¿Q-qué?
—Sigue.
—¡¿Eeeh?!
—¡¿Acaso pensaste que habías terminado luego de hacer prácticamente nada?!
—¡P-pues ven a hacerlo tú! ¡Por algo te vestiste, no?!
Me arrepentí de decir eso 2 segundos después, ya que Bakugo se agachó y empezó a hacer múltiples lagartijas como si fuera más fácil que la tabla del uno. Literal eran como 20 por minuto.
—¡¿Cómo lo haces?! —pregunté sorprendida. —Bueno... tal vez algún día yo pueda... —decía esperanzada, paré de hablar al ver que se sostenía con un pulgar, no hay forma de que yo pueda hacer eso.
—Bien, ahora es tu turno —dijo poniéndose de pie.
—Lo intentaré —dije agachandome con cero expectativas.
Obviamente fallé, si ni siquiera me salen bien las pechadas ¿cómo haría eso?
—Al parecer habrá que empezar de cero... —escuché a Bakugo susurrar pensativo.
