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La vida en el castillo era estresante, o al parecer eso era solo para una persona en especial.
Armin levanta la vista de su cuaderno y observa la pizarra en la que están escritas varias cosas sobre la historia del castillo y todo lo que pasó antes de este.

Una historia que le han repetido hasta más no poder. Pero al parecer al anciano no le importaba si tenía que explicar la historia mil y una veces, la felicidad con la que nombraba a cada rey que pasó por ahí, su abuelo, tatarabuelo y lo que sea que le seguía a eso, era algo que siempre lo decía con suma pasión. Por esa razón, Armin decide prestarle atención sin interrumpirle como cuando tenía siete años.

"Su abuelo, el padre de su padre, llegó a ser considerado como el más absoluto del mundo. Tuvo que cargar con la responsabilidad de administrar el mayor imperio conocido. Fue un rey excepcional, amable, respetuoso y siempre tenia una sonrisa en el rostro. Fue un buen hombre." los ojos de su maestro parecen brillar al hablarle, él sonríe un poco ante ello "Ahora quiero que copie lo que está aquí y de paso haga un resumen de los reyes del los que le hablé" el hombre golpea la pizarra con la tiza en mano cuando termina de escribir la actividad.

Armin asiente y el hombre prosigue con su habla.

👑

"Well, the class is already over. I remind you that you have some pending activities and  you should practice your pronunciation a little more'
"(Bueno, la clase ya ha terminado. Le recuerdo que tiene algunas actividades pendientes y debe practicar un poco más su pronunciación)" 

"Yes, sir"
"(Sí, señor)"

Erwin le da una sonrisa, toma su maletín y procede a guardar unos papeles que estaba usando en clase.
Armin se levanta de la silla y deja lo que usó en su escritorio.

"¿Ya tienes que irte?" Armin cuestiona, sin dejar de observar a Erwin.

"Sí, tengo unas cosas que hacer" él le responde, sin dirigirle la mirada.

"¿Puedo saber qué es?" pregunta "Últimamente no solemos hablar mucho, me encantaría contarte todo lo que me ha pasado, y también quiero que sepas que al fin pude discul-"

"Príncipe Armin, no tengo tiempo." Erwin le interrumpe y la sonrisa que se estaba formando en sus labios desaparece al instante "Será para la próxima, ¿okey?"

Armin aprieta los labios, asintiendo en respuesta y no le dirige más la palabra al hombre que pasa por su lado, ni siquiera para despedirse.

Observa el suelo. Estaba tan aburrido, la necesidad de hablar con alguien lo carcomía constantemente. No hacía falta decir que Armin es una persona algo parlanchina, no tanto, pero le encantaba hablar sobre las cosas que le sucedían o simplemente desahogarse cuando le iba mal. Ahora que Erwin no permanecía con él luego de clases no podía dejar salir las aventuras que le pasaban en el castillo, como la vez que vio por su balcón una pequeña ardilla agarrando miles de nueces y éstas se la metía a su pequeña boca. No era una historia tan interesante pero preguntas como "¿Cuántas nueces le pueden caber en la boca a una ardilla?" o "¿Cómo es que podía ir tan rápido con tantas nueces dentro?" pasaban por su mente, tanto con esa historia y muchas más, esas son las razones por las cuales Armin busca hablar con alguien, resolver las dudas que le dan todo lo que ve.

Tal vez Erwin no podría responder algo sobre la ardilla, sin embargo, sabía que este trataría de decirle algo para que no se quede con la duda. Erwin era una persona que siempre tenía algo que decir, eso era lo que le gustaba de él. Era una persona tan genial desde que lo lleva conociendo.

"Majestad," la voz detrás suyo lo devuelve a la realidad "es hora de la clase de matemáticas"

Armin suspira, ¿por qué tenía que ver tantas clases en un solo día?, está agotado, quiere acostarse en la cama y nunca más despertar o leer hasta terminar todos lo libros que tiene pendiente. Quiere hacer tantas cosas.

El Amor de un Príncipe - Eren x ArminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora