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Había sido un éxito. 

La emoción habían recorrido el ser de Park Jimin cuando vio reunida a tanta gente allí, por él. Las chispas de aquel sentimiento habían recorrido todo su cuerpo, y estas sobresalían de aquellas cuencas que eran sus ojos, cada vez que se achinaban acompañando a su sonrisa, enorme, incapaz de retenerla entre sus carnosos y rosas labios. Presa de la felicidad que sentía.

Había saltado a darle un fuerte abrazo a su mejor amiga, con cuidado obviamente de no hacerle ningún daño. No podía creer que había montado todo aquello por él, por su dieciocho cumpleaños, él no creía que fuese para tanto. No podía imaginar que realmente tanta gente se juntara ahí por él, de manera genuina, sin interés, solo porque le querían y le apoyaban. Porque era importante para ellos. Y, aunque estaba a punto de estar recuperado del todo, aún le costaba creer ese tipo de cosas y confiar en esos sentimientos, creyendo, a veces, que estos eran falsos.

Jeongguk sintió felicidad, también, cuando vio como la chica se relajó y sonrió, feliz por su amigo, moviendo su cuerpo de lado a lado, emocionada. Él sabía que todo saldría bien, que al cumpleañero le encantaría la sorpresa aún saliese mal, aún si fuesen solo ellos tres, e, incluso, si solo fuesen ellos dos. Porque sabía y podía ver y comprobar, que el amor que ellos dos se tenían era incondicional. Y, aunque eso le hacía feliz, le provocaba sentimientos distintos a ese, encontrados, como una tormenta, en calma pero feroz. Algo parecido a los celos. Desconocía el motivo, pues ver feliz a la chica le llenaba el corazón de paz, pero a la vez le angustiaba. Quizás porque no era gracias a él ¿Quería hacerle el feliz? No lo sabía.

Miraba su pálida cara, sonriente, algo sonrojada por todos los halagos y gracias que repetía una y otra vez su mejor amigo, y sentía cosas. No sabía el qué exactamente, pero no quería comerse la cabeza, quería disfrutar de la fiesta. Asique ignoro esos pensamientos y simplemente disfruto de la sonrisa de Hyieri y de su felicidad. Ya descubriría en otro momento que es lo que le sucedía, no necesitaba ahora comerse la cabeza de sobre manera y destruir la burbuja plena en la que se encontraba y mantendría durante toda esa noche.

Hyieri, por su lado, explotaba de emoción y felicidad, dando pequeños saltitos, incapaz de controlar en su pequeño y delgado cuerpo aquel sentimiento que llevaba bastante sin poder sentir, sin saber lo que era que esas chispas recorriesen tu cuerpo, como una electricidad aplastante, pero sin doler, solo hacerte bien. No estaba segura de que le fuese a gustar tanto como le había gustado, y eso la emociono muchísimo, más de lo que creía. Se sintió bien, querida, feliz de poder ayudar y hacer feliz a los demás. Aquello le llenaba de sobre manera y no podía, de verdad, estar más satisfecha con su trabajo. 

También tenía que darle las gracias a Jeongguk y su hermano, pues sin su ayuda, aquello no podría haber salido tan bien. Incluso, tenía que agradecer al compañero de cuarto de Jimin, que, sin oponerse apenas, todo lo contrario a lo que la chica pensó que podrí pasar, pues no le conocía muy bien, les ayudó, distrayendo al muchacho todo el día y llevándole allí en el momento oportuno. Incluso había invitado a otro chico, por lo que, al final, acabaron siendo más de los que ella llegó a imaginar en algún momento, sobre todo, después de que su hermano le diese una negativa, pues tenía cosas que hacer aquel día, trabajo exactamente, y no podía asistir.

El ambiente era tranquilo, se escuchaban murmullos de las conversaciones que los adolescentes mantenían, pero sin elevar mucho el volumen, pues no querían molestar. La comida que había sido preparada estaba a punto de desaparecer, y ya hacía falta conseguir alguna bebida más, quizás se podría hacer algún tipo de intercambio con las señoras de la planta doce, podrían ir a preguntarlas, y animar un poco el ambiente. Un par de risas y recuerdos para la posteridad no estarían de más. 

Kim Hyieri se encontraba conversando con el amigo de Jung Hoseok, compañero de cuarto de su amigo rubio. Era un chico tranquilo, agradable y muy risueño. Le había transmitido muy buenas vibras y se encontraban charlando desde hace casi una hora. Le había caído tan bien, y sentía que se complementaban tanto, que estaba segura que no se sentiría tan sola cuando su amigo consiguiera irse de ahí, pues sabía que en poco aquello sucedería. 

Reminiscence | jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora