''La habitación del conserje: Mi nuevo lugar favorito.''

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Luke POV.

Di vueltas en la cama hasta que acepté que no dormiría nada. Aunque la enfermera había hecho un buen trabajo curando mis heridas, Jake a parte de ser futbolista, nadador, tenista, quarterback, entre otras cosas es un GRAN boxeador. Y el maldito me dejó un ojo morado, y me rompió una costilla.

Aunque él tampoco se fue ileso, pude darle unos buenos golpes. No podrá hacer deportes hasta después de Navidad. Miré el reloj sobre la mesita de noche, eran las 01:00, visualicé a Matt con mi ojo bueno, sentado en su escritorio con muchas hojas sobre él.

-¿Acaso estas estudiando? -Pregunté levantándome de la cama y poniéndome las zapatillas.
-Algo así.. ¿Vas a salir?
-Quizá vaya por un bocadillo.
-Bien

Salí de la habitación, cojeando, el maldito de Jake casi me rompe una pierna. Y yo casi hago lo mismo con su brazo lanzador, estuve a punto de romperlo pero en ese momento la cara del coach apareció en mi mente y decidí no hacerlo, porque luego lo tendría a él rompiéndome ambos brazos.

La pelea con Jake había comenzado cuando fui a buscarlo, estaba en la cafetería presumiendo de haber besado a Emma, cuando le pregunté sobre Matt e hizo un comentario sobre él. Matt es mi mejor amigo, casi como hermanos y sé que no hay mejor persona que él. No podía dejarlo así como así, entonces decidí darle un puñetazo y él darme una paliza.

Escuché las voces del director y su secretaria así que comencé a correr hacia el otro lado del pasillo, pero recuerden que soy Luke Parker y nunca me sale nada bien. Alguien chocó contra mí, más bien me pisó el pie con unos grandes tacones.

Pero no era simplemente alguien, sino que era Emma Miller, vestida con un vestido negro al cuerpo y unos tacones a juego. Su cabello largo caía en cascada por su espalda, y su flequillo estaba a medio recoger hacia un lado.

-No tienes que vestirte así para ir a verme -Le sonreí, ignorando el dolor en mi pie y en todo mi cuerpo.
-Si esa es tu manera de decirme que me veo linda, pues gracias. Ahora si me disculpas... -Intentó pasar por mi lado, pero la detuve a tiempo. Empujando su espalda contra la pared.
-¿A dónde crees que vas?
-Eso no te incumbe.
-¡¿QUIÉN ESTÁ AHÍ?! -La voz del director hizo que nos sobresaltáramos, y antes de que pudiera notarlo estaba dentro de la habitación del conserje junto con Emma.

Parece que el conserje se había tomado demasiado en serio lo de la remodelación, porque ahora la habitación parecía más grande. Habían quitado todos los estantes, solo quedaban unos pocos y el lugar donde antes había una vieja caldera, ahora lo ocupaba un buen escritorio de roble. Los trapeadores estaban juntos dentro de un mini armario. Já, un armario dentro de un armario, está buena esa, ¿eh?. Todo el lugar estaba limpio, la luz que antes se movía de un lugar a otro, había sido reemplazada por un candelabro en el techo, y en lugar del pestillo viejo, oxidado y roto, habían puesto una nueva puerta.

-Este lugar se está volviendo un hábito -Musité.- aunque ahora esté mejor.
-Ya cállate, se supone que no debemos andar a estas horas por los pasillos.
-Dime a dónde ibas -Le ordené mirando sus ojos azules.
-¡NO VOY A...!- Comenzó a decir Emma demasiado fuerte. Rápidamente llevé un dedo sobre su boca para que se callara.

En ese momento hubo un cambio de miradas, Emma humedeció sus labios, haciendo que quitara mi dedo de ellos, pero nuestros cuerpos seguían juntos sin razón alguna. Y lo único que se escuchaban eran nuestras agitadas respiraciones.

-¿Qué se supone que estás haciendo? -Preguntó susurrando en mi oído con la respiración entrecortada.
-No tengo idea. -Susurré rozando sus labios con mi labio inferior. No dejaba de mirar sus labios, que parecían estar llamándome y pidiéndome a gritos que los besara.

Con ese insignificante roce, me agité como nunca. Sentía la respiración de Emma sobre mi cuello, jamás me había costado tanto la abstinencia. 

Y sin pensar nada más, empujé su espalda contra la pared y la atraje hacia mí, estampando mis labios sobre los suyos. Primeramente se sorprendió y sentí tensarse todo su cuerpo, pero luego se relajó siguiéndome. Profundicé el beso, a lo que Emma gimió sobre mi boca. La tomé de la cintura y ella cruzó sus tobillos detrás de mi espalda.

Cuando esa posición me incomodó, llevé a Emma hacia el escritorio, mientras seguía besándola. Mi cuerpo entre sus dos piernas, sus manos atrapaban mi cabello dándole tirones, me apretó contra su cuerpo con lo que gemí y volví a besarla apoyando mi pelvis contra la suya. Emitió un sonido, glorioso en mi oído. Emma acababa de gemir en mi maldito oído. Su lengua trabajaba contra la mía por un mañana mejor. Parecían dos candidatos a presidentes debatiéndose entre cual iba a ganar.

Me sostuve fuertemente del escritorio intentando tranquilizar mi respiración, pero Emma pasó su lengua por mi labio inferior, entonces me dejé ir y mandé todo a la basura. Le quité el vestido que traía, y di un paso hacia atrás para admirarla. Llevaba un sostén negro de Mickey Mousse a juego con su braga, que tenía solo una cara de él que decía ¡Bienvenido! .Era algo infantil, pero puesto en su cuerpo, me hacía desearla con mayor ferocidad.

Volví a besarla en el cuello, los hombros, su clavícula, provocando en ella un nuevo gemido. Me quitó la camiseta de un tirón a mí, mordiéndose el labio inferior al tener la visión completa. Volvió a besarme los labios, con más fiereza, palpitando de deseo. Cuando escuché su voz ronca, sexy susurrándome al oído.

-Quizás deberías quitarte los pantalones...

Me estremecí ante sus palabras y dejé de besarla. Me aparté un poco y la miré a los ojos, estaban llenos de deseo, pero había algo en ella que me decía que no debía hacerlo... y no podía. Todo lo que había sentido, se esfumó en milésimas de segundos.

-Quizás debería volver a mi habitación. -Levanté su vestido del suelo y se lo entregué.- Y tú deberías hacer lo mismo.

Tomé mi camisa y la pasé sobre mi cabeza y brazos, cuando me voltee para ver a Emma estaba con el ceño fruncido, mirándome confundida, sentada sobre el escritorio con su vestido negro en manos. Luke, eres el idiota más grande que ha tenido todo Hemsworth hasta ahora.

-Eso es todo lo que obtendrás... por ahora.

Musité y salí de la habitación del conserje sintiéndome el chico más idiota e imbécil que podía existir, y de hecho lo era. Tenía a Emma Miller entre mis brazos, pidiéndome que le quitara la virginidad y no pude hacerlo. 

Demonios Luke... ¿Qué diablos te sucede?

Cuando llegué a la habitación Matt aún seguía en su escritorio, y al verme con la cara que traía frunció el ceño.

-¿Y ahora? ¿Qué te traes? pareces un crío de doce enamorado -Se burló, siguiéndome con la vista hasta que me dejé caer sobre mi cama.
-Casi me acuesto con Emma. -Dije sonriendo. ¿Por qué rayos sonreía?
-Oh... ¿¡QUÉ!?
-Amigo, la habitación del conserje, es mi nuevo lugar favorito.



¡¿¿QUÉ DEMONIOS PASA POR LA CABEZA DE EMMA??!
Espero les haya gustado. Y como dije, intento actualizar más seguido. Dos veces en un día, ¡GENIAL!
Estoy muy inspirada hoy.

Visiten mi nueva historia: ''Los Chicos son Amigos, NO Carnada''. Me gustaría su opinión.

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Soy virgen, ¿Y qué?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora