[Especial navideño] Christmas again

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Antes que nada, recordar que los segmentos de los diálogos en cursiva significa que los personajes (como Lance) están hablando en español. Sé que es medio confuso y ridículo en una fic redactado en español, pero me gusta dejar en claro que tanto Lance como su familia fluyen en ambos idiomas. Así que no se me ocurre otra manera de hacerlo notar que esta.

Sin más, espero les guste.

❄❄❄

Entre una de las callecitas de Manhattan, ciertamente alejada del ajetreo y de la multitud de las compras realizadas a última hora, de las brillantes luces de los faroles, así como de las ostentosas guirnaldas entrelazadas con orquídeas rojas, doradas y plateadas, surgió de entre las sombras un hijo de Hades. La escarcha de la nieve cayó sobre sus prendas mientras se recuperaba de la reciente travesía.

El hijo de Hades dejó que su cuerpo se acostumbrara a la temperatura fuera del campamento y ojeó las decoraciones que rodeaban la ciudad. Sin duda, en Manhattan abundaba el espíritu navideño.

A decir verdad, Keith reconocía que no era muy fanático de las fiestas navideñas. Normalmente iba a cenar al hogar de Shiro y Adam durante Noche Buena y, al día siguiente, deambulaba por los pasillos del palacio de su padre, rodeado de los fantasmas y almas que recién se unían en los rincones del inframundo, en caso de que necesitara ayuda. 

Cuando le comentó aquello a Lance en una de sus salidas, su novio lo invitó a la casa de los McClain, sin aceptar un no como respuesta. 

—¡Ah-ah! —Lance negó frenéticamente con la cabeza—. ¡No hay manera, samurái! Vienes con nosotros sí o sí.

—Lance-

—¡Shhh! —el hijo de Poseidón lo calló poniendo su dedo sobre los labios—. Dije que vienes con nosotros.

Keith rodó los ojos.

—No quiero ser una molestia —miró a su novio—. Estarás con tu familia y–

—Keith, mi amor, mi idiota —entrelazó sus dedos—. Nunca serás una molestia. Además, si mamá se entera que te dejé pasar navidad con los muertos, me mata.

Keith lo miró fijamente.

—Lance, hablo en serio.

Su novio acercó su rostro al de él y sus narices se rozaron, tan cerca que podía apreciar las pecas que salpicaban su piel.

—Y yo también. Eres bienvenido, en serio —dijo, tras besar su mejilla con dulzura—. ¡A mi familia le va a encantar conocerte! ¡Oh, te encantará la cena! Mamá hará su clásico cerdo asado y buñuelos. Dioses, ya se me hace agua la boca de pensarlo —entrelazó sus dedos—. ¿Qué dices? 

Keith arqueó una de sus cejas.

—¿Tengo otra opción?

—Nop —le respondió con una sonrisa triunfante.

Finalmente, suspiró, resignado.

—De acuerdo. Ahí estaré.

Lance soltó una especie de chillido de felicidad y rodeó su cuello con los brazos.

—Lo pasarás bien, te lo aseguro —le susurró en el oído antes de separarse ligeramente y mirarlo con cariño—. Además, tendremos tiempo para estar juntos.

—Umm… pensándolo bien, prefiero estar con los muertos —bromeó.

—¡Oye! 

Keith soltó una carcajada baja y, tras luchar unos segundos con la fingida indignación de Lance, obtuvo el permiso de acercarse y besar sus labios.

Sombras y OcéanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora