Nuestra luna de miel iba a ser en Cancún.
Puse los ojos como platos a ver las maravillosas vistas que tenía la habitación del hotel donde nos hospedabamos. Estuve un buen rato en la terraza de la habitación contemplando aquellas vistas.
-¿Impresionada, señora Felton?- preguntó Tom cogiéndome por la cintura y volviendome hacia él.
-Demasiado, diría yo- dije sonriendo.
Llamaron a la puerta de la habitación en el momento que Tom me besaba. Me separé de él, que chasqueó la lengua y fui a abrir la puerta. Un camarero nos traía el almuerzo. Nos pusimos a comer y luego nos fuimos a dar un paseo por aquellas maravillosas playas.
Íbamos cogidos de la mano. Todo parecía como sacado de un sueño.
-¿Sabes?. Ya no puedo desear nada más- dijo Tom y luego añadió:- Ahora tengo toda la seguridad de que no te vas a ir.
-No me iba a ir, tonto- dije dándole un pequeño empujón con la mano- Yo tampoco puedo desear nada más.
No sé por qué, pero mi mano derecha se posó sobre mi vientre. Tom no se dió cuenta de ese gesto y me cogió en volandas. Me dejó sobre la arena de la playa, se inclinó sobre mí y empezó a besarme. Luego se tumbó a mi lado. Yo, saqué de mi bolso, las dos toallas que llevaba dentro.
Le tiré, sonriendo, una toalla mientras le decía:
-Tumbate en la toalla, que si no vas a tener arena por todos lados y vas a parecer un filete empanado.
Luego, me quité el vestido y me fui a bañar en el mar. Tom vino detrás de mí. Estuvimos un buen rato bañandonos hasta que anocheció y volvimos al hotel.
Mientras Tom pedía la cena, yo me duché. Salí de la ducha en el momento que la cena llegó a la habitación.
Después de cenar, cogí un pijama muy corto, que Silvia me regaló antes de casarme, e intenté meterme en el baño, pero Tom me lo impidió.
Empezó a besarme y me quitó el albornoz. Me llevó a la cama mientras me seguía besando. Sus caricias hicieron que se me pusiera la carne de gallina. Nunca había experimentado aquello. Sus besos eran mucho más dulces que nunca. Mis manos recorrían su espalda mientras nuestros cuerpos se fundían en uno. Jamás había disfrutado tanto estando con él, ni siquiera en la noche de bodas.
Tom me mantuvo abrazada a él cuando todo había acabado, pero no dejó de besarme.
-¿A qué ha venido esto?
-Me apetecía estar contigo. Eres mi esposa, es normal que esto suceda entre nosotros- contestó con dulzura.
Le contesté con una sonrisa.
Me acurruqué un poco más a su lado y me quedé dormida mientras él me acariciaba la espalda.El viaje de novios estaba siendo maravilloso. Nos pasabamos los días caminando por la playa y paseando por la ciudad. Tom estaba muy cariñoso conmigo. No me apetecía para nada volver, aunque sabía que tenía que hacerlo.
Durante estos días no pasó nada relevante. La gente apenas nos reconocía, algo que me alegraba.
La noche anterior a nuestra vuelta, a Tom se le notaba algo triste.
-¡Ey!. ¿Qué te pasa?.
-No quiero irme, me da pena marcharme.
-Yo tampoco, pero tenemos que hacerlo. Tú tienes que empezar a rodar una película y yo, tengo que buscar trabajo.
-Ya sabes que puedes volver al cine, todo el mundo quieres que lo hagas- dijo sonriendo.
-No sé, no sé. Tom, hace mucho tiempo de aquello.- le dije metiéndome en la cama.
-Piénsatelo. Me encantaría que lo hicieras- contestó metiéndose él también en la cama.
-Vale. Buenas noches, amor- dije y le di un beso.
-Buenas noches, princesa.
Me volví hacía la derecha y me quedé dormida pensando en todo lo que me esperaba a mi vuelta en Londres.
Tom me había dicho que íbamos a vivir en su casa donde él solía vivir solo de vez en cuando, así que por eso no había que preocuparse.
Pero aún estaba el asunto de mi trabajo. Podía volver al cine, pero tenía que pensarlo muy bien. No quería tener ningún problema si lo hacía.Hacía unos dos meses de mi boda. Tom y yo vivíamos en la casa que tenía. Era lo suficiente grande para los dos, demasiado diría yo, por mucho que tuviéramos a Willow allí. Tenía cinco habitaciones, tres baños, un salón, un comedor, una cocina, una terraza, un jardín en la parte trasera con piscina y un despacho. Era de dos plantas y mi primera impresión cuando la vi fue que tenía muchas habitaciones. Tom puso los ojos en blanco y se rió.
-Así podrán venir nuestros padres y Silvia con Michael, pero no creo que todas las habitaciones sean para eso.
Lo miré y de repente, lo comprendí todo.
-Aún es pronto para tener hijos, ¿no?- dije con una sonrisa.
-Cuando tú quieras. Yo estaré encantado de ser padre cuando tú lo decidas.
Entre risas dije:
-Espera ver los titulares de la prensa diciendo: El actor ingles, Tom Felton, espera a su primer hijo. Vamos, va ser la revolución entre tus fans.
Él rió también. Me encantaba verlo así de feliz.Durante los días de diario, lo veía muy poco, pues llevaba dos meses grabando su nueva película. Desde que volvimos de nuestra luna de miel, para ser exactos.
Yo me dedicaba todo este tiempo, a buscar trabajo, pero aún no había encontrado nada. También estudiaba un proyecto sobre una película, en la cual trabajaba Silvia, que mi tío me había dado. No estaba para nada mal. Si aceptaba ese papel, sería una joven profesora en un colegio para niños con poderes. Sonaba irónico después de que Tom interpretara a Draco Malfoy en Harry Potter. Me encantaba ese tipo de películas y el guión era muy bueno. Silvia me dijo que lo aceptara y que así podríamos trabajar juntas.Hoy hacían dos meses justos de mi boda, así que preparé una cena especial. Tom me había dicho, antes de irse, que hoy estaría temprano en casa. No me dijo el por qué, pero no me importó.
Lo tenía todo listo cuando mi marido llegó. Me dio un beso y dejó su chaqueta en el perchero del recibidor. Serví la cena y nos sentamos a cenar.
-¿Has decidido ya aceptar trabajar en esa película?
-Si, lo he pensado, pero aún no tengo nada decidido.
-A mí me parece muy buen proyecto, pero la decisión está en ti. Por cierto, todo esto está riquísimo.
-Gracias- dije sonriendo.
Después de la cena, Tom me llevó en volandas a la habitación. Yo no podía dejar de reírme. Pero la verdad, es que mi marido era todo dulzura.A la mañana siguiente, mientras desayunaba en la cocina con Tom, llamaron a la puerta. Fui a abrir y Silvia entró en casa como un rayo. La seguí después de cerrar la puerta.
-Oye, ¿por qué has entrado así?- le pregunté llegando a la cocina.
-¿Qué pasa?- preguntó Tom sorprendido al ver a mi amiga allí tan temprano.
-Ésta, que ha entrado como Pedro por su casa sin decir nada- contesté.
-Mary, por lo que más quieras, tienes que aceptar ese papel en mi película- me rogó Silvia.
La miré sorprendida. Mi amiga tenía cara de suplica.
-¿Y por qué tanta súplica?- pregunté.
-Amiga, como tú no aceptes ese papel, lo va hacer una chica que es el triple de prepotente de Samantha Rose. Además, no me apetece tener que hacer de su hermana en la ficción.
Miré a Tom, que dijo encogiéndose de hombros:
-Si es así, es mejor que aceptes.
-¿Esto no será algo tramado entre vosotros?
-No, te lo juro. Si quieres, llamo a Richard para que él te lo diga- contestó Silvia lloriqueando.
Daniel se levantó de la silla, me besó en la mejilla y dijo:
-Luego me contarás, me voy a trabajar.
Cogió su cazadora y se marchó.
Yo me quedé con mi amiga en la cocina. Ésta llamó a mi tío y me pasó la llamada. Richard me dijo que mi amiga estaba en lo cierto. No sé como, pero consiguieron convencerme y acepté ese papel. Silvia se puso a gritar como una loca cuando le dije a tío Richard que volvía al cine. Yo no paraba de reírme al ver a mi amiga de aquella manera. En verdad, me hacía mucha ilusión volver a actuar.
Ese era mi sueño desde pequeña y ya era hora que lo retomara.
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Un Amor Para Siempre (completa)
FanficMari es una chica española que va a Londres de vacaciones con sus tíos. Casualidades del destino, le ofrecen hacer un papel en una película. Mari, tan humilde y sencilla, cautivará a los productores y la cogerán para la película. Allí conocerá a su...