Capítulo 29

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2 de octubre del 2006. En un pub a las afueras de Londres.

—¡No me puedo creer que estemos aquí! — River puso los ojos en blanco.

—No entiendo tanta emoción, esto es lo más normal del mundo.

Andrea soltó un bufido, —Para ti, ¿tú crees que en España voy a pubs a ver como juegan el Manchester city y el Liverpool rodeada de cervezas Guinness? Spoiler, NO.

River se rio, le encantaba ver a Andrea tan emocionada.

Pidieron al camarero dos pintas.

Andrea se bebió la mitad en un trago.

—Relájate o te va a sentar mal. —le advirtió River.

—¡Está de muerte!

River rio. Cada día le gustaba más aquella celosita.

—¡Ya empieza!

Andrea se bebió la mitad en un trago.

—Relájate o te va a sentar mal. —le advirtió River.

Todos empezar a prestar atención hacía aquella y modernísima tele.  


El vitoreo y los abucheos depende del equipo que marcará se hacia presentes por aquella solitaria calle de Londres. Todos en el pub disfrutaban del futbol. 

Pero River se dio cuenta de algo. 

—Andrea. 

—Dime pelirrojo. 

—Sé que estás disfrutando mucho del partido, pero, creo que nos deberíamos ir. 

—¿¡Qué!? Pero, quedan aún los penaltis. 

Dos hinchas, uno del Liverpool y otro del Manchester cada vez gritaban más. El del Manchester empujó al del Liverpool y ahí es cuando se lio parda. 

—WHAT ARE YOU DOIN' LAD?! 

El del Liverpool atestó un puñetazo al del Manchester, y ahí fue donde todos empezaron a pegarse. 

—¡River, AGACHATE! 

Andrea empujó a River por los hombros hasta caer en el suelo. Uno había tirado una botella que dio de lleno a un hombre. 

Botellas de vidrio empezaron a volar por los aires. Andrea chillo, cuando una se estampó contra la pared que estaba detrás de ella, y los cristales cayeron encima suya. 

—Mierda, —exclamo River, —sígueme. 

River empezó a gatear hasta llegar hasta detrás de la barra, Andrea iba detrás de él. Pero algo se topo en el camino de River.  

Un hincha del Liverpool, se dio la vuelta malhumorado y cogió a River de la pechera y le subió son ninguna dificultad arriba. Un puñetazo fue atestado en su dirección. 

—¡River! 

River cayó al suelo en un golpe sordo. 

La sangre española de Andrea hervía. 

<<Se va a cagar>> 

Se levanto del suelo de un salto, y vio que aquel hombre la sacaba dos cabezas y tres cuerpos, pero no le importo pegarle un puñetazo. El hombre ni se inmuto. Cuando vio que recomponía. Le atestó una patada en el estomago, haciendo que se encogiera de dolor. 

—¡Andrea!— River se incorporó al ver que Andrea pretendía pegarle otra vez al hombre. 

Rápidamente, la aparto del hombre agarrándola por la cadera, y aunque le estuviese sangrando la nariz, la subió a su hombro y salió a trompicones y dando empujones para que los dejaran salir. 

Éramos pocos y parió la abuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora