Éramos pocos y parió la abuela

Capítulo 3

No en una zona muy lejos de dónde estaba Andrea.

—Y bueno Alice, —Jonathan miró a su amiga, — ¿Cuándo nos vas a presentar a tu novia? 

Alice soltó un bufido.

—Ya te he dicho mil veces que no es mi novia, — jugó con sus manos en su regazo, —solo estamos saliendo. 

—¡Ey, mira que viene por ahí! — Se estaba acercando River Murphy, hermano pequeño de Bea Murphy. Aquel chico alto y pelirrojo, con un corazón roto.

—¿Qué tal andamos Murphy? 

River resopló.

—No me llames por mi apellido, que da mala suerte. 

Siempre se ha acordado de lo que le han dicho sobre su apellido. Murphy.

Es el único pelirrojo en la familia. Sus hermanas mayores siempre le han molestado diciendo que es producto de un amor furtivo que tuvo su madre con un irlandés.

Querido River, tu apellido te va a perseguir toda tú vida. No, si el destino es un poco cabrón. Pelirrojo y Murphy, si es que hay que tener mala suerte, querido.

En el colegio siempre se habían metido con él por tener ese color de pelo. Pero lo bueno de ser el pequeño de 4 hermanas es que siempre te defienden.

—Por cierto River, ¿Qué tal llevas lo de Rebeca? — Bum, golpe bajo. "Rebeca" hacía mucho que no oía ese nombre. Ya no le dolía tanto oír ese nombre. Pero la manera en el que le trató. Le dolió bastante.

—Perdón River, no quería...

River no la dejo terminar.

—Da igual Emma, no pasa nada. —Forzó una sonrisa.

Todos sabían el daño que le había hecho Rebeca a River, y que no fue fácil para él superarla. Pero, ¿Qué cojones? Ya habían pasado 6 meses.

El móvil de Alice empezó a vibrar.

—Alice, te tengo que presentar a Andrea, ¡te va a encantar! 

—Alice ponlo en altavoz. —Dijo Derek, que estaba abrazando a Emma por la cintura.

—Bea, estás en altavoz. —Dijo Alice, —Cuéntanos como es tu compañera de piso. 

—Búa, es la bomba, os la tengo que presentar, —Dijo entusiasmada, —También ve Sexo en Nueva York. 

Alice ahogo un grito.

—Ya me cae bien. 

—Ni siquiera la conoces. —Añadió River.

—Cállate pequeñajo, —Le dijo su hermana. Tampoco era tan pequeño, ella le sacaba 2 años.

—He pensado que mañana podíamos ir todos a comer, y así os la presento. 

—Por mí genial. —Dijo Alice.

—¡Cuenta con nosotros! —Grito Derek dando un beso en la mejilla a Emma.

—Yo no sé. — Murmuro River

—Venga River, vente, es muy maja, te va a caer bien. —Dijo su hermana.

—Que si hombre, que verás que es muy maja. —Presionó Alice.

—Bueno ya veré. 

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—¡Buenos días! —Entró Bea a despertar a Andrea.

—¿Qué hora es? —Preguntó somnolienta Andrea.

Bea miró la muñeca.

—Las 8:30. 

Andrea se incorporó de la cama, y se talló los ojos.

—Ahora voy a desayunar. —que necesidad tenían los ingleses de levantarse tan pronto.

—Vale. —Bea salió de la habitación. —¡No tardes, que hoy tenemos planes! 

¿Qué? ¿Cómo que planes? Si acaba de llegar. Había pensado que hoy sería un día perfecto para sacar todo de sus maletas y llamar a sus padres y hermano. Se levantó de la cama y se fue hacia el baño. Cuando llegó al salón, en la mesa había un desayuno que Andrea conocía muy bien.

—¿Has hecho pa amb tomàquet? 

Bea miró al pan untado con tomate de encima de la mesa.

—Eh, sí, he buscado en Google, y ponía que este era un desayuno típico, así que... 

—Es perfecto, muchas gracias. —Dijo Andrea.

—Nada, —Y en ese momento se le iluminó la bombilla, —¡Se me ha ocurrido una cosa! 

—¿El qué? 

—Podríamos hacer un desayuno temático por las mañanas. 

—Es una fantástica idea, pero hay un problema, —Bea enarcó una ceja, —Yo por las mañanas no estoy muy católica que digamos. 

Bea lo comprendió.

—Tranqui, si quieres podemos hacerlo los viernes a la hora de cenar. 

—Eso suena mejor. 

Entre charlas y bromas, desayunaron. Y Bea le contó el plan de ir a comer con la pandilla del barrio como se llamaban ellos para que se conciernan. Y bueno a Andrea no le pareció nada mal lo de intentar hacer nuevos amigos.