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Luego de haber luchado con la mayoría de los monstruos que habitaban Beacon Hills, decidimos tomarnos varios días de descanso, ya que lo teníamos merecido. Cada uno recuperando la energía necesaria, para continuar en pie.

La verdad, no recuerdo en que día de la semana fue que nos dimos cuenta, de que éramos los únicos que habitan en pueblo, pero cuando lo hicimos, al salir del Loft, era como vivir en un pueblo fantasma. Investigamos en todo el lugar, y no encontramos ni un alma. Y para no ser los únicos que permaneciéramos allí, decidimos mudarnos del pueblo, abandonarlo por completo.

―¡Derek! ¿Podemos llevar el sillón? ―pregunte mientras daba algunas vueltas en dicho mueble, en espera de su respuesta―. ¡Derek!

―Diles a los chicos que lo suban al camión, no hay necesidad de gritar Stiles.

―Lo sé, pero quería decirte de todas maneras ―me levante del sillón, para acercarme a él y dejarle un casto beso en los labios. Derek solo sonrió mientras negaba con la cabeza, le devolví la sonrisa, mientras tomaba un pequeño objeto sin forma, que se hallaba dentro de la caja y me lo llevaba.

―¡Chic-! ―algo me tomo del brazo y me subió a la encimera de la cocina, no pude evitar sonreír al ver como el rostro de Derek se acercaba al mío con intenciones de besarme, cosa que a la que no me negué.

Amoroso como solo él sabía serlo, acaricio mis mejillas con sus pulgares, dejando que mi rostro se ladeara, para profundizar un poco el beso. Dejando que la explosión de emociones hiciera que mis mejillas se calentaran y que mi corazón acelerara su ritmo.

Y quizás y solo quizás, sus manos acariciaron de más mi piel, mientras que yo lo atraía un poco más a mi cuerpo, y quizás continuaríamos lo que nos carcomía el alma, de no ser por un gruñido.

―Aún no me acostumbro a esto ―comento entre dientes Scott, mientras tomaba tres cajas del suelo, una de ellas era la que cargaba anteriormente Derek.

―Deberías, Scott ―responde Derek mientras me toma de la cintura y me baja de la encimera―. Que quede en claro que a la próxima ustedes salen perdiendo.

Río al ver como Scott rodea los ojos por lo dicho, camina hasta el elevador con las cajas, entra en él, desapareciendo a nuestros ojos.

―Llevemos el sillón, Der. Será más rápido, si lo hacemos nosotros ―él asiente.

Tomamos cada lado del sillón para ir hasta el elevador, en espera de que este subiera.

―Y dime ¿El lugar es lindo? ―pregunto tratando de matar un poco el tiempo de espera―. Digo, porque alguien que conozco no quiso que yo fuera a ver, dejándome encerrado y muy enojado.

―Stiles...

―¿Me dirás?

―No.

Bufo de la frustración a no saber cómo será nuestro nuevo lugar para vivir. Lo mejor de todo, es que viviremos juntos, según entendí cada uno tendrá su habitación, y habrá muchas cosas interesantes.

Chucho idiota.

Escuche eso.

Lo observo sonriente, mientras me encojo de hombros. Esta era una de las peculiaridades que manteníamos como parejas. Había una extraño conexión entre nosotros, desde que Derek decidió mostrar más sus sentimientos hacia mí fue que apareció, no me quejo, pero aún no descifrábamos cómo apareció.

Sé que en la manada hay una conexión que todos compartimos y somos consciente de las emociones de los demás, solo eso, muchas veces la puedes bloquear y los demás no podrán saber lo que sientes.

Detrás de la verdad, SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora