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Después de aquella extraña plática con el progenitor del humano de la manada era más que evidente que las cosas no estaban mejorando.

Una de ellas fue la confianza que existía en la manada. Aquel lazo que los unía se estaba destruyendo poco a poco. Todos eran conscientes de que Stiles estaba rompiendo sus lazos.

―¿Qué te ocurre? ―pregunta Stiles sin cambiar la hostilidad en su voz.

Pues, no era de su agrado ser arrastrado por Derek en busca de algo de privacidad. Stiles trataba de no ejercer en su rostro mueca alguna, para no revelar su dolor. Su dura expresión podía ocultar el dolor que le causaba la marca en su piel; ardía.

―No, ¿Qué es lo que te sucede a ti? Te expusiste a un potencial enemigo.

―Enemigo que es mi padre, no lo olvides ―sonreía mientras lo mencionaba, era notable el sarcasmo en voz.

―Tu padre en parte murió, Stiles ―deja escapar un suspiro mientras soba el puente de su nariz―. Yo... nosotros no queremos perderte ¿Lo sabes? ¿verdad? Eres el complemento esencial de nuestra peculiar manada.

Para el chico pecoso era extraño ver en el rostro de Derek aquellas expresiones. Tristeza, la cual no ocultaba cuando estaba él presente.

―Estás rompiendo los lazos, nos estas alejando ―continuo el antiguo alfa mientras se acercaba entre pasos hacia el humano.

Stiles no creía lo que el otro decía, simplemente negaba con la cabeza, analizando todo. En ese momento dejo caer su rostro en el pecho de Derek. El humano se sentía mal y extraño; sentía la necesidad de buscar el consuelo con de su alma en él.

―Está empeorando, Derek.

―Lo sé, puedo sentir tu dolor. Sé que tienes miedo, pero para eso esta la manada, Stiles. Para dejarse proteger por esta, para mantener la calidez entre nosotros y jamás abandonarnos. Por eso somos una familia.

Lo dicho por Derek, fue escuchado por la manada, quienes observaban la escena. Ellos habían prometido proteger al humano de su manada desde que su pueblo se sumergió en un caos. Ellos eran conscientes de las capacidades que el humano mantenía, pero eso no evitaba que se preocuparan y lloraran por él.

Entonces, algo ocurrió. Algo que no sorprendió en gran manera a la manada.

Stiles fue sorprendido por un cálido tacto en su frente. Jadeo por la sensación de tranquilidad que esta generaba en su cuerpo. Dejando escapar un hormigueo por todo su cuerpo.

―Te odio, Der.

―Lo sé ―respondió dejando que Stiles se acomodara entre sus brazos.

Derek sonrió. Fue un impulso muy bien recibido. No le diría todo al chico pecoso, no, ocultaría algunas cosas sobre sus sentimientos hasta que todo el peligro desapareciera. Pero, él se mantendría allí para Stiles, aquel momento era donde más se necesitaban.

―¿Stiles? ―lo llamo Scott―. ¿Por qué hueles a sangre?

Después de conocer sobre la marca en el cuerpo de su amigo, necesitó despejar su mente. Necesitaba tener las cosas claras, para no dejarse llevar por la incertidumbre en no saber que aportar. El hecho de que la marca en Stiles haya sido ocultada, fue motivo de discusión. En una parte Scott tenía razón, pero Stiles de igual manera, por ello, decidieron calmar las aguas hasta encontrar un plan que les ayudara terminar con la maldad en el padre de Stiles o simplemente desaparecerlo si fuera la última opción.

De un momento a otro, mientras conducía, las voces hicieron su aparición. De manera abrumadora, nuevamente.

Ella sabía que debía de tener cuidado, no quería preocupar a sus amigos con un accidente de su parte. Sin embargo, ella no lo podía evitar. Cuatro días habían pasado desde el encuentro con el padre de su amigo acompañado del Nogitsune, desde aquel día las voces no se detienen. Siente su cabeza pronto reventar si no haya aquel cuerpo o lo que fuera que le estuvieran avisando.

Detrás de la verdad, SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora