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La noche empezó a caer en el pequeño pueblo de Beacon Hills. La manada hacia poco que se fue dispersando hacia sus casas, todos investigarían. Sin embargo, algo quedo de más.

¿Dónde está Stiles? —pregunta Lydia, quien bajaba las escaleras del loft.

—Está dormido —responde Derek sin dejar de leer el libro que se encontraba sobre sus manos.

—Si no lo notas, acabo de subir y en tú cama, no estaba.

—¿Segura?

—Sí —Rodó sus ojos mientras cruzaba sus brazos—, Stiles salió del loft y no nos dimos cuenta.

Derek la miro extraño, pues, él sería el más propenso en darse cuenta de su ausencia. Se levanto del sofá y camino hacia su habitación. Al estar en ella nota su ausencia, además de un extraño olor, él mismo que había sido mencionado antes. El pesado olor a quemado.

—Ayúdame a buscarlo.

—Bien.

Derek tomo su chaqueta y las llaves de su auto se encaminó a la salida del loft, cuando una llamada al móvil del alfa se hizo presente, sin darle oportunidad de contestar. Lydia tomó la llamada.

─Es Stiles... ─dijo la banshee─. Stiles ¿Dónde estás?

No hubo respuesta inmediata, solo jadeos, y murmullos variados, antes de que Stiles si quiera hablara en una voz tan baja y desgastante a su oído, pidió ayuda. La chica le entrego el móvil a Derek.

─¿Dónde estás? ─pregunta, mientras le hace una señal a Lydia para que le siga.

Ni si quiera sé eso, hay muchas voces, y... no hay luz. Esta muy oscuro.

─¿Como saliste del Loft? ─pregunta mientras sube a su auto acompañado de la chica.

No lo sé. Solo sé que estaba dormido en tu cama, después que me dejaste. Gracias por eso, por cierto.

—Stiles, concéntrate. ¿Puedes ponerte de pie?

No, no puedo hacerlo, algo sostiene mi pierna, deja... maldita sea, eso es una trampa de oso. No creo poder levantarme ¡Cállense! No se callan si ahora, ni nunca.

—¿Quién está contigo? —preguntó Lydia.

No lo sé, solo puedo escucharlos, y ellos a mí, están riendo y golpean mi pierna... a también... esta él.

─¿Ves algo más? ─colocó en altavoz el móvil.

Una escalera... creo que estoy en un sótano, y él esta observando desde una esquina, Derek, apresúrate.

─Tranquilo. ¿Dime más? ─mientras continúa conduciendo, lo dicho por el chico no le daba mucha información de donde se hallaba. Tampoco podía adivinar el lugar por lo poco que sabía. Entonces, el gritó de Stiles fue escuchado desde la otra línea, y la profunda risa de alguien más, y la llamada fue cortada.

Dejándolos a los dos sorprendidos. Derek frenó el auto, y golpeó el volante enojado, respirando pesado, busco entre sus propios recuerdos algún lugar que volviera a estar relacionado a Stiles, y a él, como el chico había llamado a el Nogitsune.

—Derek, conduce —escuchó decir a Lydia, quien, con los ojos idos, señalaba con su dedo las calles donde se debía de introducir, mientras más se acercaban al bosque. El olor a quemado iba aumentando, por lo que se adentró al camino conocido hacia la mansión Hale.

No paso mucho para que llegaran al lugar. Derek bajo de auto sin esperar a la Banshee, quien continuaba con la mirada ida. Corrió a la parte de atrás de la casa, y abrió la puerta del sótano, rompiéndola en el proceso, cosa que tampoco le importó. Arrugó la cara, y gruñó cuando el olor intenso a sangre y humo llegó a su nariz.

Detrás de la verdad, SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora