Capitulo 4 - AIS

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—Oh... es... ¿enserio? No te creo —mantenía su mirada en mis ojos hasta que deje de verlo, el contacto visual en esos momentos no me hacía sentir muy cómodo, agregando que jamás me ha gustado mantener contacto visual.

—¿Crees que estoy mintiendo? ¿Por qué lo haría? —tener la sensación de su mirada sobre mí, me mantenía evitando el contacto entre nuestros ojos, mientras su cara lo único que reflejaba era una incredibilidad tan insignificante que casi se asemejaba a ninguna expresión.

—Ah pues... esta chido por mi cabeza lo único que pensaba era "¿cómo que esta chido?" Mierda, si supiera cuanto trabajo me costó ganar el valor para poder decirle esas simples palabras, y el solo contesta con eso. No estaba contento con su respuesta, pero siendo sincero, tampoco tenía muy presente que es lo que quería oír, pero seguramente "pues esta chido" no era una de mis opciones. Con un disgusto invasivo y alguna que otra mueca mental, al final estaba feliz, nuestra amistad no sufrió ningún cambio afortunadamente, su forma de ser conmigo tampoco fue diferente a partir de ese momento, de una u otra manera me sentía sorprendido, en mi mente los únicos pensamientos que rondaban eran aquellos que tenían que ver con su distanciamiento, o simplemente que nuestra amistad se iba perdiendo poco a poco, que se alejaría de mí, pero no, seguimos siendo amigos.

Nádir y mi amiga seguían estando juntos como novios, lo curioso es que ella nunca sintió celos de mí, aún por más tiempo que yo llegara a pasar con él, estaba tranquila y sin preocupaciones, tal vez porque ella sabía que yo no poseía oportunidad alguna con él, pues es (¿o era?) hetero. El tiempo que llegábamos a pasar juntos Nadir y yo, no era simplemente por el hecho que me gustara, sino porque después de esa confesión nos volvimos más apegados, con mayor confianza y realmente no tengo idea del porqué sucedió todo eso.

Hagamos un recuento:

Todo esto paso en primero. Primero de secundaria. Una etapa más que nada de transición, pasar de ser un infante a un adolescente con las hormonas alborotadas y el cerebro confundido, un hallazgo de identidad, claramente que en esta búsqueda de saber quién eres hubo un tercero, que sin él jamás me hubiera dado cuenta de lo que en verdad soy, también, tuvieron mucho que ver todas aquellas influencias que me acompañaron en este viaje, agradezco inmensamente todas las experiencias que viví. Mas allá de todo el amor que empezaba a sentir por este chico, pasé de ser alguien tímido, que no le hablaba a nadie, un desconoció, técnicamente una sombra, a alguien que poco a poco fue creciendo, convirtiéndome en lo que ahora soy, con todo y mis errores del pasado aprendí que ser hombre no significa que obligatoriamente te tienen que gustar las mujeres, tampoco significa que tienes que ocultar tus sentimientos, tampoco ser un patán o fingir que no sientes nada. En esos momentos creía que tenía todo bajo control, que mis gustos podrían hacerme sobresalir entre los demás, ahora sé que antes estaba idiota, incluso haciendo memoria yo mismo me caía mal, un típico adolescente desenfrenado creyendo que lo sabe todo, pero, una cosa si me reconozco, jamás intente ser una forma cuadrada como todos los demás, aunque perdiera y las cosas no fueran fáciles, si había nacido para sobresalir, que así fuera. No iba a convertirme en un cuadrado si nací siendo uncírculo.

En fin, sigamos.

Algunos meses más en los que el tiempo no perdono y mis queridos tortolos más cercanos, Nádir y mi amiga terminaron, por destino o lo que sea, sus caminos duraron poco y cada uno tomó un rumbo diferente, ella siguió viviendo su vida y él hizo lo mismo, sin rencores y sin traumas, dos desconocidos que tienen un pasado en común.

El fin del año escolar se acercaba, las vacaciones de verano eran inminentes, los proyectos finales se entregaban, se empezaban a oír las despedidas de los amigos, aún sabiendo que solo era un mes sin clases y después todos se volverían a ver, pero eso no quitaba el hecho que un mes podría sentirse como un año. Los últimos días del curso llegaron, así como mi turno de despedirme de todos mis amigos, no los volvería a ver hasta entrar nuevamente al siguiente ciclo escolar y aunque pareciera exagerado muchas cosas pueden cambiar en un solo mes. Las despedidas nunca han sido mis favoritas, pero esa vez quería despedirme de alguien en especial, no para decir un adiós o lo que sea que signifique una despedida, sino porque no tenía que faltar decirle un hasta luego a Nádir, no sabía exactamente cuál era la razón del porqué quería hacerlo, probablemente porque ya me sentía muy apegado a él y lo consideraba un gran amigo del cual estaba enamorado, un secreto que todos sabían. El gran día llegó a la par que mi emoción inexplicable por decir adiós, pidiendo que por nada del mundo sucedieran cosas que imposibilitaran la razón de mi ímpetu, porque algo que caracterizaba demasiado a Nadir eran sus faltas, desgraciadamente mis deseos no eran lo más importante para el destino, pues eligió el mejor día para una inasistencia y donde todos se iban a despedir no se presentó, me quede con las ganas de decirle adiós y un tanto desanimado porque no lo vería dúrate un mes completo, ni siquiera tendría la oportunidad de hablar con él, pues había perdido sus redes sociales y no tenía celular, así que no había manera de contactarlo.

Todo un mes estuve esperando ver un "en línea" en su perfil, y así me quedé, porque nunca llego. Ese mes paso horriblemente lento, empezaba a extrañar a mis amigos, a mi rutina, mis compañeros y obvio, a él.

Era momento de las reinscripciones, por fortuna o desgracia, nos obligan a acompañar a nuestros tutores. después de unas semanas volvíamos a pisar la escuela, aunque fuera solamente a entregar papeles, fotos, documentos y más documentos, estaba de cierta manera emocionado por ver nuevamente la escuela y mis amigos. Nos hicieron estar en un salón, esperando nuestro número de lista, ya no es secreto lo mucho que tengo que esperar, así que salí a tomar aire y platicar con amigos y compañeros, giraba la cabeza de un lado a otro sin prestar mucha atención, solo observando el panorama, hasta que tope con la mirada una silueta bastante conocida que se encontraba recargada en el barandal, era Nádir. Y dicho y hecho, en un mes las cosas pueden cambiar mucho, y así fue, ahora él había crecido, antes estábamos de la misma estatura e incluso era un poco más chico que yo, pero ahora era todo lo contrario, se notaba que había hecho ejercicio en ese mes y aunque fue poco tiempo se notaba bastante, pasé algunos segundos analizando lo que estaba viendo hasta que opté por ir a saludarlo. Recuerdo muy bien que llevaba una gorra roja que, aunque no tiene nada que ver, esa gorra roja se quedó en algún lugar de mi mente. Mis ojos estaban fijos en él, contemplando cada cambio que había tenido, ni siquiera podía dejar de pensar que mientras más lo veía, más me gustaba, como si de una droga visual se tratase, estaba sorprendido y de alguna manera hipnotizado. Después de unos cuantos minutos de haberlo vistoy haber platicado, se despidió y se fue de ahí, sus padres habían entregadotoda la documentación y yo, como ya había dicho que maldecía mis apellidos, mequedé unos minutos más. Era extraño como con solo hablar con él e intercambiar algunas palabras me hizo sentir bastante feliz, no estaba acostumbrado a estamanera de dependencia emocional, ni siquiera sabía que se llamaba así, pero loque si percibía era que ciegamente me estaba gustando esta "adhesión" y laestaba dejando quedarse dentro de mí. Mi mente estaba muy ocupada creando fantasíase ignorando la realidad que me rodeaba, en esos momentos lo que único que meimportaba era el regreso a clases, pero solo para verlo a él.

Te recuerdo - Para todos aquellos que alguna vez fueron todo para mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora